Váyanse todos a Singapur…

Es decir, la nueva carta, la segunda (¿el cartero llama dos veces, me pregunta ella?) pide que el gobierno de Cuba “normalice” no sólo su relación con el mundo, sino con sus ciudadanos. Como lo veo, el “gobierno actual”, que es la misma dictadura de hace más de seis décadas a pesar de nuevos rostros, feos pa caramba su mayoría y gorditos como cerdos; ese “gobierno” que ha pateado por el trasero, el dorso bajo, a todo un pueblo; que ha humillado a todo el que no comulgue con ellos, asesinando no sólo reputación sino hombres, mujeres, a esos que tuvieron el coraje para enfrentar al horror comunista criollo, ahora debe acercarse a sus siervos y jurar que todo irá bien. Es la historia de la mujer golpeada por su marido, que luego arrepentido viene prometiendo que no lo hará más, hasta el próximo sopapo. Es como si Adolfo H se le pidiera no sigas matando y nos olvidamos de los millones que no tuvieron suerte; o pactar con el régimen de Pol Pot, Stalin, Mao, Kim Il… En fin, que la postura es pedirle, con mucho cuidado además, y con la complicidad de esta nueva Administración (americana para los que no entiendan), que vamos a echar la basura bajo la alfombra y olvidemos todos, y para el bien de pocos, lo feo que segun el juglar del susurro, el juglar de la Corte (hoy mostrándose en apariencia cuasi rebelde), se lo llevaría el querube; que si me prometes, a partir de hoy me vas a tratar bien, como un ciudadano que respetan, entonces yo y el mundo seremos felices y comeremos lombrices (que no hay perdices, ni pollo, ni carne, espero lo recuerden).

Créeme, he visto la carta, algunos firmantes los conozco, y me viene a la mente que mi lugar es la Atlántida. Sin embargo, como me ha dicho hoy ella, después de su pregunta, hasta allí tambien ellos llegarán. Luego entonces, váyanse todos a SINGAPUR…