Mundo

Una canción de paz

Hijo del autor

Por Félix Rizo.

En el año de 1998, verano, viajé a Rusia a buscar a mi segundo hijo en el departamento de adopción. Resulta que, en aquel entonces, los padres de mi hijo habían abandonado Rusia y entrado a Ucrania cerca de la frontera de Donetsk. Por razones ajenas a mi vida, nunca supe por qué abandonaron los padres al niño. Allí me enviaron, ya que el niño había sido llevado a un orfanato cerca de Mariupul en el Mar de Azov. Allí estuve 3 meses hasta finalizar la adopción y traer a mi hijo a Estados Unidos. En esos tres meses aprendimos mucho de los dos y sobre todo, del maravilloso país que es Ucrania, su gente, sus tradiciones… país que siempre ha vivido en mi corazón. Hoy celebro el haber ya terminado y editado mi poemario de 25 nocturnos y una canción de paz. Pronto, si Dios quiere, saldrán a la venta para que puedan leerlos todos ustedes, mis amigos y tantos conocidos. Les doy las gracias por leerme siempre, fielmente y solo les deseo una luz divina que los proteja y guíe de la misma forma que hoy pido por la paz de Ucrania, el país que acogió a mi hijo ruso en su corazón.

Mi querido hijo, sirviendo ahora en el ejército norteamericano, va a ser enviado a Polonia este fin de semana. Ruego a todos que digan una oración por su bienestar en esas tierras tan destruidas, hoy en día, por la hecatombe humana ligada a la pobre decisión de seres humanos sin escrúpulos.. Paz para Ucrania.

 

UNA CANCIÓN DE PAZ

Recuerdas, hijo

Las noches de Mariupul

El cielo estallando estrellas

Que adormecían las calles

Con sus luces misteriosas.

Recuerdas, las olas del Mar de Azov,

Como azúcar prieta

Endulzando la larga calzada

De Poltova

Volcando arena

Sobre el impulso del aire…

Aquellas murallas blancas,

¿Las recuerdas?

Escondiendo tras ellas palacetes

Gastados por el tiempo

E incrustados de enredaderas

Que circulaban de arriba abajo,

Perdidas

Con el desgaste de los años…

Recuerdas, hijo mío

Mi mano tomando la tuya

Fuerte, temblando

Al saber que eras mi hijo

Mi amor, mi ilusión

Mi sacrificio…

El placer de tomarte de los brazos

Y llevarte sobre mis hombros

Para que tocaras con tus dedos

El filo del vuelo

De alguna mariposa…

Recuerdas, las caminatas

Por el parque Ekstrim;

Largas veredas,

Huellas derramadas en el asfalto

Paso a paso, los dos

Hasta llegar a la avenida Metalurhiv

Para sentarnos en la heladería Monokl´

Para saborear cucuruchos de barquillo

Y bayas congeladas, tus predilectos…

Hijo, ¿recuerdas todo esto?

No te has olvidado de nosotros

Dos, solitarios

En medio de la hecatombe

De una humanidad ajena

Al abandono y la tristeza:

Totalmente

Distante a nuestra resolución.

¿Recuerdas?

Hay tantas cosas que olvidar

Y tan poco tiempo para comprender

Que no nos queda nada.

Nada de memorias

Hijo mío

Nada de toda aquella visión;

Nada de risas, ni besos lanzados

al aire del verano.

No queda nada:

Se han fugado los recuerdos…

Nada queda ya

De todo aquel mundo:

Solo cenizas

Muertos, miseria.

Félix Rizo es poeta y narrador.

One Comment

  1. Maria E Enriquez

    Muy bello y conmovedor ! Dios bendiga a tu hijo siempre!

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