Cultura/Educación

Shemot o Meir contra Meyer

Verdadera foto sin trucaje de Meyer Lansky con su esposa en La Habana. Esta foto ha sido trucada en publicaciones anteriores sustituyendo burdamente la cabeza del personaje que les acompaña en la mesa por la cara del presidente Batista

Por Ulises F. Prieto.

En algún momento de la dictadura argentina, las autoridades judías de aquel país se quejaron al entonces Primer Ministro de Israel, Menachem Begin, de que le estuvieran dando acogida a subversivos. Argumentaban que aquellos jóvenes eran terroristas de izquierda (anarquistas y comunistas), y que en Israel se iban a comportar del mismo modo que lo estaban haciendo en la Argentina. Secuestraban y mataban sin miramientos. Entre sus víctimas también había judíos. Menachem Begin, miembro del partido Likud, uno de los partidos de la derecha israelí, les contestó con contundencia. El Estado de Israel había sido fundado para acoger a todo judío perseguido. Si esos muchachos querían ser anarquistas, que lo intentaran contra su propio Estado: el Estado de Israel. Allí entonces se le impartiría la merecida justicia. No permitir la entrada de un judío en la nación de los judíos socavaría el proyecto sionista.

Admirable e inspirador el patriotismo coherente de Menachem Begin. Sin embargo, años antes ya se había impedido la entrada de Meyer Lansky a Israel. En una entrevista televisada, ya dentro del país, él había pedido que se le dejará permanecer. Quien dio la orden de expulsión fue su casi tocaya, Golda Meir. Hay documentales que relatan una historia inverosímil sobre cómo fue aquella decisión. Le informaron que un tal Meyer Lansky, proveniente de los Estados Unidos estaba solicitando quedarse. Ella entonces dijo, como si no lo conociera, y como si no viera televisión, que si era judío podía quedarse. Su interlocutor entonces le aclaró que aquel hombre era un conocido mafioso. Al momento, Golda Meir cambió de opinión y firmó la expulsión… Improbable hasta para una película de la Metro.

No es inverosímil que Golda no conociera a Lansky. Simplemente es mentira. Golda se acercó a Lansky para pedirle que donara dinero a la causa sionista, antes de que se fundara Israel. Lansky dio una generosa cantidad proveniente de sus prósperos casinos en La Habana. Lo que sí es inverosímil es el repentino impulso de Golda Meir por respetar la legalidad de otro país. Estamos hablando de la misma Primer Ministro que envío sicarios a matar a los miembros de la organización terrorista Septiembre Negro, en importantes países europeos, y del oriente medio. La decisión de enviar a Lansky de vuelta a los Estados Unidos, no puede tener razón en los probadamente inexistentes escrúpulos legales de Golda Meir.

Golda Meir sabía muy bien que la expulsión de Lansky socavaba el fundamento sionista, debilitando así los pilares morales de la nación que gobernaba, pero alguien la presionaba. El Estado de Israel puede tener el propósito de ser el refugio seguro de cada judío, pero sigue siendo un Estado, y se mueve como todos los Estados, por razones de Estado, donde el individuo en ocasiones es un obstáculo descartable. Ni Israel ni el Reino Unido pueden sobrevivir sin tener de su parte a los Estados Unidos. Sólo hay que ver el parecido entre los comportamientos de Churchill y Netanyahu, cuando Delano Roosevelt al primero, y Obama al segundo, les mostraron intención de desentenderse de los peligros de sus respectivos países. Golda Meir cedió ante la presión de alguien desde los Estados Unidos.

¿Para qué querían de vuelta a Lansky? ¿Para hacer justicia? Hay frío en Cleveland. No me hagas reír que tengo el labio partido. Luciano murió en libertad en Italia. ¿Por qué no Lansky, en Israel? Siempre que no pueden encerrar a un mafioso extranjero, se opta por deportarlo, y a Lansky, como a Joe Kennedy, no se le pudo probar nada. La comparación la hizo una vez el propio Meyer Lansky. Cuentan que Joe hizo fortuna traficando alcohol. Claro, empezó justo el día que se revocó la prohibición. Pasó de no saber nada del negocio a aprenderlo todo en un día. También tuvo mucha intuición cuando vendió sus bonos en la bolsa de Nueva York, justo la semana antes del 24 de octubre de 1929. Puede sospecharse pero a Joe nunca le probaron nada. Y eso tener amigos mafiosos no es delito.

Mientras Kennedy era un mujeriego y simpatizante de los nazis, Lansky era fiel a todas sus lealtades: amigos, mujeres y patria. Mientras Kennedy lobotomizó a su hija y la encerró en un auspicio, Lansky se hizo cargo de la enfermedad de su hijo y de su mujer hasta el último día. Sin embargo a los Kennedy los encumbraban, y a los Lansky los persiguieron. Más bien perseguían su dinero, que nunca encontraron. La razón era que no existía. Lo Invirtió todo en Cuba y lo perdió. ¿Quién estaba tan interesado en saber si él aún tenía dinero? ¿Contra quién la habría emprendido Meyer Lansky de haber tenido dinero? Evidentemente, quien más le temía era quien le quitó todo. Debe de ser casualidad, pero siempre había algún oscuro funcionario del Gobierno de los Estados Unidos, que compartía las mismas obsesiones de Fidel Castro.

Ulises F. Prieto es Profesor de Matemáticas y escritor.

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