EDITO

Palos y Piedras

Por Ramón Colás.

El experimento revolucionario jamás pensó que intramuros las cosas se les pusieron tan malas. La subestimada valoración al pueblo y la incapacidad para enfrentar con armas a la dictadura, le daban una posición cómoda al régimen. Al responsabilizar, además, a Estados Unidos de los problemas internos, creyó que nunca los cubanos hicieran frente a las violaciones de sus derechos y que se concentrarían en el discurso antiimperialista.

Han pasado sesenta y dos años para que el pueblo, en solitario y sin intromisión externa, diga basta.

La respuesta del novato Canel es armar con palos y piedras a los incondicionales para enfrentar a los inconformistas.

La dictadura ha tocado fondo. Está desgastada y en franco deterioro. Es insostenible mantenerse sobre la ortodoxia del unipartidismo y el credo talibán del dictador Fidel Castro.

Urge salir a las calles del mundo para acompañar a nuestros hermanos de intramuros. A Canel hay que acusarlo ante los organismos internacionales por incitar la confrontación y la guerra civil entre iguales. Debemos hacer un juicio simbólico para condenarlo al desprecio y a un encierro de por vida.

Canel, discípulo ejemplar de los hermanos Castro, es además de aquello, un criminal confeso. Un animador de la violencia, un supremacista ideológico y un peligroso delincuente.

Hay que ir con todas las fuerzas de la razón y la verdad para acabar con la tragedia del castrismo.

Ánimo.

Ramón Colás es periodista e investigador. Activista opositor, exiliado en EE.UU, realizó en Cuba un programa de Bibliotecas Independientes a través del que se ofrecía a los ciudadanos libros prohibidos y censurados. En muchas ocasiones fue perseguido, detenido y golpeado por la policía secreta. Desde el exilio sigue promoviendo el proyecto.

 

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