EDITO

Operación Pedro Pan: El éxodo de los niños cubanos

Niños cubanos – Operación Peter Pan

Por Gloria Chávez Vásquez.

 

A fines de 1960, bajo el temor de que el gobierno de Fidel Castro les quitara la patria potestad, miles de padres cubanos decidieron enviar a sus hijos a los Estados Unidos. En el mayor éxodo de menores no acompañados, registrado en el hemisferio occidental, más de 14,000 niños cubanos llegaron solos a Miami, Florida entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962.

 

Por más de 30 años, fue un evento ignorado en el mundo. Solo hasta 1988, una revista, el Reader’s Digest, narra el suceso. A partir de la década de los ‘90 y gracias a la labor de documentación de Operation Pedro Pan Group, Inc, fundada por un grupo de los niños del éxodo, ahora adultos en exilio, la historia se ha dado a conocer en el mundo entero

Pero antes, una cápsula histórica para conocer los motivos de ese éxodo, que afectó, no solo a esas familias sino a millones de habitantes de La Perla de las Antillas.

Los efectos de una crisis

En abril de 1961, un escuadrón de exiliados cubanos se apresta a invadir la Bahía de Cochinos con el apoyo del gobierno de J.F. Kennedy. La intención de derrocar el gobierno recién declarado comunista. JFK decide cerrar la embajada de EE.UU. Las maniobras, que duran 3 días, fracasan, debido a que el presidente Kennedy cambia sus planes a última hora, abandonando a los combatientes a su suerte.

El régimen de Castro pide entonces a la Unión Soviética enviar tropas rusas (50,000) y armas nucleares (36 misiles) a la isla, los cuales están instalados y apuntan a ciudades claves de EE. UU a principios de septiembre 1962. Estados Unidos lo descubre (octubre 16) y tiene lugar la Crisis de los Misiles. El 20 de octubre comienza el bloqueo y el 3 de diciembre, Estados Unidos rompe relaciones diplomáticas con Cuba. Durante esta crisis, el gobierno estadounidense cancela los vuelos entre los dos países.

Mientras tanto, en el aeropuerto de Miami, 800 de los niños cubanos que han estado saliendo clandestinamente de la isla, esperan la llegada de sus padres. Cuando se hace obvio que esos padres no llegaran, grupos católicos encabezados por la Diócesis de Miami y el Catholic Welfare Bureau (CWB), ubican a los niños en refugios temporales o con familias católicas. El programa termina el 22 de octubre, 1962, en medio de la crisis de los misiles. Para ese entonces,14,048 niños han llegado a Miami.

Tras el cese de vuelos comerciales entre Cuba y EE. UU y esperanzados en la reunificación familiar, los organizadores apelan a otras rutas para los vuelos juveniles -y más tarde, para los propios padres- desde Cuba. Las gestiones son eventualmente descubiertas por el régimen castrista.

Como último recurso, los padres viajan desde Cuba, a países como México o España, donde esperan obtener las visas para que sus hijos puedan llegar a Estados Unidos. En un gesto de solidaridad, la Gran Bretaña autoriza a que los niños cubanos desembarquen en Jamaica con visas emitidas por la embajada británica y de allí, viajen directamente a Florida.

Buscando una solución

El 12 de diciembre de 1960, James Baker, director de la Academia Ruston en la Habana, se reúne con el sacerdote católico de origen irlandés, Bryan Walsh para discutir la necesidad de miles de padres, de sacar a sus hijos de Cuba. No quieren que sus hijos sean adoctrinados por el régimen. Es imperante hallar una solución. Mr. Baker ayudará a tramitar la salida y el padre Walsh proveerá albergue a aquellos que no tengan familiares esperando por ellos. Es este el comienzo de la Operación Pedro Pan.

El sacerdote, de 30 años, es subdirector del CWB hoy Caridades Católicas y está a cargo del Programa para Niños Cubanos. El padre Bryan pide la asistencia del gobierno en Washington para tramitar visas para los niños en cuestión. Al principio se cuenta con que los niños se reúnan con sus padres al cabo de pocos meses. Y en efecto, la mitad de ellos son recibidos por familiares o amigos en el aeropuerto. El resto, como ya dijimos, serán ubicados en albergues o con familias anfitrionas.  85% están en edades entre los 12 y 18. Cerca del 70% por ciento son varones. La gran mayoría son de familias de clase trabajadora o pobres. También los hay judíos, protestantes, y de varias razas.  Ningún niño es dado en adopción puesto que el propósito del programa es salvaguardar el derecho de los padres. Mas o menos la mitad son ubicados en 35 estados de la unión.

La tierra del Nunca Jamás

El nombre de la operación es una combinación del de un chico llamado Pedro que, en 1960, a los 15 años escapó de Cuba y el del personaje de Walt Disney, basado en el protagonista de la obra del escritor escocés, J. M. Barrie. Cuenta la historia que durante los vuelos de Pan Am, la aerolínea utilizada para transportar los niños, estos se referían a los Estados Unidos como a “La tierra del Nunca Jamás” o Neverland.  De ahí que los coordinadores empezaran a referirse a los niños como a los “Pedro” o los “Peter Pan”.

Corre el tiempo. Un alto porcentaje de esos niños se educaron y llegaron a ser profesionales exitosos en sus vocaciones. Entre ellos se cuentan prestigiosos médicos, académicos, escritores, pintores, trabajadores sociales, sacerdotes etc.  Entre los más reconocidos está Mel Martínez, senador de la Florida; Tomás Regalado, alcalde de Miami;​ Willy Chirino, músico; Lissette Álvarez, cantautora; Carlos Eire, escritor y Mike Bezos, padre adoptivo de Jeff Bezos, fundador de Amazon.

Monseñor Bryan O. Walsh, considerado el “Padre de Nuestro Éxodo”

En la década de los 80, desde la diócesis de Miami, Monseñor Bryan O. Walsh, considerado el “Padre de Nuestro Éxodo” implementó importantes servicios de salud y fue un punto de referencia para los necesitados de las diferentes comunidades de inmigrantes y exiliados. Por sus servicios invaluables a nivel nacional e internacional, Monseñor Walsh, que falleció de un defecto congénito cardiaco en las navidades de 2001, recibió merecido reconocimiento.

Por más de 60 años, el gobierno cubano ha sometido a los habitantes de la isla a tremendos sufrimientos en nombre de la ideología Marxista Leninista. La separación familiar es tan solo uno de los efectos. Pero, aunque traumática y dolorosas, en ocasiones es necesaria. Los padres que escogieron separarse de sus hijos en esa ocasión optaron por sacrificarse, con la esperanza de un futuro mejor para sus hijos. Ellos son los verdaderos héroes.

Gloria Chávez Vásquez, escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.

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