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León XIV: Otro Papa con raíces latinas. Entre luces pastorales y sombras doctrinales

Por Carlos Manuel Estefanía.

El 8 de mayo de 2025, el Cónclave de cardenales eligió como sucesor de Pedro al cardenal Robert Francis Prevost Martínez, quien ha adoptado el nombre de León XIV. Estadounidense de nacimiento, peruano por adopción y agustino por vocación, este nuevo pontífice número 267 de la Iglesia Católica representa, a ojos de muchos, una continuidad con el pontificado del Papa Francisco. Pero mientras algunos celebran esa línea pastoral, otros —especialmente desde los sectores más fieles a la Tradición— observan la elección con inquietud.

Un origen católico y una vida consagrada

Robert Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en el West Side de Chicago. Hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y de Mildred Agnes Martínez, de raíces españolas, criollas y profundamente católicas, su formación espiritual se vio influida desde la infancia por la fe vivida en su hogar. El tatarabuelo del nuevo Papa fue un español que se estableció en Haití, y posteriormente emigró a Luisiana tras la revolución haitiana de 1804. Se llamaba Jacques Martínez, y había nacido  en España. Mildred, bibliotecaria formada en la Universidad DePaul, fue una figura activa en la vida parroquial, presidenta de la Sociedad del Altar y el Rosario, y madre de una familia en la que dos de sus hermanas fueron religiosas. Murió en 1990, habiendo dejado en su hijo una huella de fe, entrega y servicio.

Estudió Matemáticas y Filosofía en la Universidad de Villanova, y luego ingresó en 1977 al noviciado de la Orden de San Agustín. Emitió votos solemnes en 1981 y fue ordenado sacerdote en 1982 por el entonces pro-presidente del Consejo Pontificio para los no cristianos, Mons. Jean Jadot. Estudió Derecho Canónico en la Universidad Angelicum de Roma, donde obtuvo el doctorado con honores. Su tesis, centrada en la figura del prior local agustino, ya anticipaba su profundo compromiso con la vida comunitaria religiosa.

El cura se latinoamericaniza

En los años 80 y 90, Prevost desarrolló una intensa labor misionera en Perú. Sirvió en la diócesis de Chulucanas y más tarde en Trujillo, donde fue formador, profesor, vicario judicial y párroco. Fundó la parroquia “Nuestra Señora Madre de la Iglesia” y se destacó como maestro de formación agustina. Su dominio del español y su conocimiento profundo de la cultura latinoamericana lo llevaron a naturalizarse peruano en 2015, fortaleciendo su vínculo con una región que ha marcado fuertemente su espiritualidad y su visión pastoral.

En 2014 fue nombrado obispo titular de Sufar y administrador apostólico de Chiclayo, y al año siguiente, obispo de esa misma diócesis. Participó activamente en la Conferencia Episcopal Peruana, ganando respeto por su capacidad conciliadora y su estilo pastoral cercano al pueblo.

Ascenso en la Curia Romana

En enero de 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, otorgándole el rango de arzobispo ad personam. Fue creado cardenal en septiembre de 2023, y en febrero de 2025 recibió el título de cardenal obispo con sede suburbicaria de Albano, uno de los más altos rangos del colegio cardenalicio. Su rápida promoción fue interpretada por muchos como una clara señal de continuidad en la línea pastoral y reformista impulsada por el Papa Francisco.

La elección de León XIV

Cuando el humo blanco se alzó sobre la Capilla Sixtina el 8 de mayo de 2025, la Iglesia recibió con esperanza —aunque no sin reservas— al nuevo Papa León XIV. La elección de un agustino tras el pontificado de un jesuita consolida, curiosamente, una secuencia de pontífices religiosos en tiempos en que muchos piden volver a los fundamentos doctrinales de la Iglesia. A sus 69 años, este nuevo pontífice hereda no solo una pesada carga espiritual, sino también el legado de un papado fuertemente marcado por la sinodalidad, las reformas estructurales y una tendencia a la descentralización.

León XIV es descrito por los medios como un hombre moderado, pastoral, políglota, de corazón latinoamericano y espíritu pragmático. Sin embargo, su cercanía al Papa Francisco ha hecho saltar las alarmas en sectores más fieles a la Tradición, que temen una prolongación —o incluso una intensificación— de las corrientes progresistas que han generado confusión entre los fieles y tensiones en el seno de la Iglesia.

¿Un Papa reformista?

Lejos de ser considerado un conservador tradicional, León XIV ha sido identificado como un hombre de centro reformista, pastoral, inclinado a escuchar más que a definir, más propenso a acompañar que a corregir. Su experiencia en América Latina le ha otorgado una sensibilidad especial por la justicia social y la cercanía al pueblo, pero también una apertura a enfoques culturales y litúrgicos que algunos consideran difusos o incluso ambiguos desde el punto de vista doctrinal.

Expertos vaticanistas lo describen como una figura capaz de combinar el pragmatismo norteamericano con la calidez pastoral del sur global. Para algunos, esto representa un equilibrio esperanzador; para otros, un riesgo de mayor relativismo y de continuidad con una Iglesia que, en nombre de la «inclusión» y la «sinodalidad», podría alejarse aún más de su raíz doctrinal y sacramental.

Relación con Trump y con el ala tradicionalista

La distancia de León XIV con el expresidente Donald Trump es notoria. En el contexto del Cónclave, era sabido que Trump, aliado de sectores eclesiásticos más conservadores, habría preferido a cardenales como Timothy Dolan. Prevost no contaba con ese respaldo. Aunque Trump saludó su elección como «un honor» para Estados Unidos, no existe vínculo ni simpatía manifiesta entre ambos.

Más preocupante aún para los católicos tradicionalistas es el hecho de que León XIV haya sido impulsado por el mismo bloque que respaldó las reformas litúrgicas, las aperturas pastorales y los nombramientos eclesiásticos discutidos del pontificado anterior. La continuidad parece clara. Lo que aún no se sabe es hasta qué punto este nuevo Papa decidirá avanzar por ese camino, o si en algún momento se atreverá a corregir algunos excesos.

Un punto de inflexión para la Iglesia

En definitiva, el nuevo Papa, León XIV, se presenta como una figura compleja: profundamente religiosa, con una historia pastoral rica y conmovedora, pero también con un perfil que despierta interrogantes legítimos en quienes ven cómo la Iglesia se ha alejado, en las últimas décadas, de su identidad tradicional y doctrinal. No se le puede negar experiencia, inteligencia ni compromiso. Pero tampoco se pueden ignorar las dudas que su elección ha despertado entre los fieles que esperan de Pedro no solo cercanía pastoral, sino también firmeza en la fe.

Como católicos, lo encomendamos a la guía del Espíritu Santo, con la esperanza de que, más allá de los énfasis reformistas, León XIV sepa custodiar la verdad revelada y la Tradición de la Iglesia con la fidelidad que exige el tiempo presente.

¿Será este el Papa que una los corazones sin diluir las verdades eternas? ¿O veremos una continuación de la confusión que tanto inquieta a quienes aún miran hacia Roma con amor, pero también con temor?

Solo el tiempo —y la gracia de Dios— lo dirán.

Carlos M. Estefanía es disidente cubano radicado en Suecia.

”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

Redacción de Cuba Nuestra
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