Política

La Jueza Ginsburg y la Providencia Divina en tiempos de elecciones

Por Carlos Carballido.

En el libro sagrado del  Corán existe un Sura que más menos asegura que los malvados conspiran y traman, pero Dios siempre lo hace  mejor.

Y en materia política, la muerte de la jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, puede ser visto como ese acto “providencial” que tanto se describe en la teología cristiana. Y es que a sólo siete semanas antes de la votación del 3 de noviembre en las elecciones estadounidenses, la proverbial Sorpresa de Octubre que casi siempre  decide  el resultado final se produjo en la tercera semana de septiembre con el fallecimiento de la jueza y como resultado, toda la conspiración y las intrigas del partido demócrata para expulsar al presidente Donald Trump de la Casa Blanca han sido reducidas al mínimo .

La muerte de Ginsburg ha sido un balde de agua fría sobre las estrategias del marxismo cultural que evidencia el Partido Demócrata durante los últimos cuatro años junto con el llamado Estado Profundo. Ellos  se han comprometido en un esfuerzo sin precedentes para deslegitimar el resultado de las elecciones de 2016 y expulsar al presidente Trump de su cargo. Este esfuerzo culminó, como ya sabemos,  con el voto partidista de los demócratas en la Cámara para acusar al presidente por cargos falsos de abuso de poder relacionados con Ucrania y el candidato Joe Biden, pero fracasó cuando el Senado se negó a reconocerlo. Luego la conspiración del COVID 19 y la negativa demócrata de inculpar a China como causante de la Pandemia.

En lo que casi toda América coincide es que con el fallecimiento de la jueza,  las elecciones de 2020 han tomado un giro inesperado. Ginsburg fue la abanderada de la política de izquierda del progresismo demócrata y fue la incondicional defensora del feminismo radical y el aborto en la Corte Suprema. Desde su asiento proporcionó la cobertura constitucional para la guerra cultural que los demócratas han estado librado contra los pilares fundacionales de Estados Unidos, en especial los valores judeocristianos sobre los que fue construido.

La conjetura fundamentada es que el presidente Trump nominará a la jueza Amy Coney Barrett de la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito de EE. UU. Pero hay otras once mujeres potenciales nominadas para la Corte Suprema. Entre ellas, Barbara Lagoa, una cubanoamericana de Miami con un impecable resultado jurídico y profesional que ha servido, incluso, en importantes magistraturas del estado de Florida. El líder de la mayoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, ha dicho también que cualquiera que sea la señalada del presidente recibirá el voto pleno del Senado.

Estratégicamente estamos en presencia de un golpe maestro porque en las audiencias de confirmación será muy difícil atacar a una mujer y crear falsos testimonios como acostumbran con cada nominado por el ala conservadora. Si por casualidad, la nominada fuera la jueza cubanoamericana, entonces los demócratas tendrían dos muros de contención basados en sus discursos, el género femenino y ser producto de lo que ellos llaman minoría hispana.

Resulta curioso el matiz religioso y los diferentes estilos de interpretación de las leyes que hay detrás de todo esto. La fallecida  Ruth Bader Ginsburg era de confesión judía, progresista de un rancio activismo judicial de izquierda que se inclinaba a crear leyes. Por su parte, Amy Coney Barrett es católica. Y la cubana es también de formación judeocristiana. Estas dos últimas nominadas son generalmente lo que en jurisprudencia se conoce como  originalistas o textualistas al igual que el  difunto juez Antonin Scalia y, por lo tanto, no legislarán desde el tribunal como lo hacen los jueces progresistas y lo hizo la propia Ginsburg con extrema vehemencia, sino apegados a lo que dice la ley y no a cómo reescribirla.

La confirmación de cualquiera de estas mujeres o el resto de los nominados por el presidente Trump, convertiría a la Corte Suprema de los Estados Unidos en un bastión de  jueces conservadores con una marcada minoría liberal. Casi todo litigio que intente socavar los fundamentos americanos  sería resuelto  6-3 a favor de los conservadores lo cual  garantizará el estado de leyes constitucionales al menos por  dos  generaciones biológicas más.

Desde el comienzo de la entrada de Donald Trump en la política presidencial en 2015, existe una percepción muy marcada en muchas personas de fe y evangelistas cristianos, que las manos de la Providencia están sobre los hombros del  presidente número 45 de los Estados Unidos.

La sorpresa de octubre, ocurrida en septiembre, llega como otra confirmación de que la presidencia de Trump es providencial, al igual que lo fue la de Abraham Lincoln o la de Ronald Reagan. Así que mírese como se quiera, la muerte de la Jueza Ginsburg ha sido la peor pesadilla y el mayor revés del Partido Demócrata en este tiempo de elecciones.

Carlos Carballido es periodista Free Lancer, webmaster, y ViceDirector de ZoePost.

5 Comments

  1. Clara Morera

    El hombre propone y Dios dispone.
    Jajaja. Gracias

  2. Liliam Garcia

    Dios siempre sabe lo que hace y esta bendiciendo no solo a America sino tambiwn al mundo

  3. Luis Alvarez Balboa

    Así mismo, la correlación de fuerzas nos va favoreciendo a los que deseamos ahuyentar la sombra del comunismo.

    • tomas castañeda

      Necesitamos una reelección rotunda,y en esos nuevos 4 años enseñaremos en nuestras escuelas los valores de la historia de los Estados Unidos y borraremos de un solo brochaso,, las ideas comunistas que han venido enseñándoles a nuestros hijos dios madiante

  4. Jorge Luis

    Todo ese estado profundo debe ser corregido. E han creado personas como los Clinton’s y los Obama que gracias a ese estado profundo han podido ser poderosos y actuar en contra de este gran país. Debieran no se quien o que ley existir para culpar de traicion a estos grupos de políticos echos millonarios Gracias a ese estado profundo

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