Por Eleggua Irossoumbo.
Durante más de sesenta años nuestros familiares en Cuba nos han hecho pagar un precio muy alto por atrevernos a ser libres, por salir de esa tierra en búsqueda de una vida digna, nos han creado un profundo complejo de culpa miserable. En el mismo instante en que logramos la libertad somos responsables de su esclavitud, de sus carencias, pobrezas, antojos y hasta de mantenerlos a la moda. ¡Se nos exige más a nosotros de todo lo que allí les falta que lo que le exigen a esos que allí se los quitan!
De allá para acá las listas de pedidos son interminables, de aquí para allá las listas van en blanco, y ahí creo que ha residido el grave error: jamas les hemos pedido nada a cambio.
En vez de pedirles que no fueran a la Plaza a aplaudir al verdugo, les mandamos tenis cómodos y a la moda para que marchen orgullosos; esos desfiles a la Plaza parecían pasarelas de grandes modistos, o muestreos de las tiendas baratas y pulgueros de Miami.
Sesenta años después seguimos manteniendo al esclavo y financiando a sus amos, defendiendo a las víctimas y vistiendo al victimario. Continúan llegando las listas de pedidos; ahora las tallas de cintura han crecido, ya no quieren ropa barata. Se dieron cuenta allá que de las cadenas se vive y, aquí, que mantener a un esclavo resulta más barato.
Se gastan más en silicona para las tetas y las nalgas que en sacar a sus familiares del horror de la esclavitud. Van de visita a Cuba como mismo sus familias en Cuba van a las prisiones a ver a sus presos. Los de aquí viajan con gusanos (maletines alargados), ¡los de allá con jabas!
Ya no sé si hay que liberar al pueblo de Cuba o a Cuba de ese pueblo.
Ojalá que algún día, del mismo modo que esa tiranía le exige a ese pueblo obediencia sin darle nada, y ellos obedecen, nosotros -que los mantenemos- le exijamos dignidad y valor para que no obedezcan ya más al amo.
Eleggua Irossoumbo es ex preso político y freelance.