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Suecia: ¿Una paz que se desvanece?

Por Carlos Manuel Estefanía.

Durante más de tres décadas, he sido testigo de la profunda vocación de paz del pueblo sueco. Sin embargo, siento que algo ha cambiado. La reciente decisión de unirse a la OTAN ha generado un debate público sorprendentemente limitado, especialmente entre aquellos que defienden la paz.  El apoyo financiero a las organizaciones pacifistas ha disminuido, y con ello, su capacidad para alzar la voz, por lo visto. ¿Acaso la lucha por la paz se ha convertido en una mera formalidad para algunos, cuando no un simple medio de vida?

Me preocupa la idea de que la seguridad se busque a través de la militarización. Un alumno me comentó que su padre cree que la OTAN protegerá a Suecia en caso de ataque. Pero, ¿qué precio pagaremos? ¿Estamos dispuestos a convertirnos en un primer objetivo del enemigo en caso de conflicto? Pienso en los jóvenes suecos, merecedores de un futuro brillante, y me pregunto si la militarización es la respuesta a los problemas sociales que enfrentamos en Suecia, como el creciente desempleo juvenil.

Los medios de comunicación y la clase política han desempeñado un papel crucial en la configuración de la percepción pública. El discurso alarmista sobre la amenaza rusa ha dominado el debate, sin ofrecer un análisis crítico de las implicaciones de abandonar la neutralidad.

El Primer Ministro argumenta que la adhesión a la OTAN fortalece la seguridad de Suecia. Destaca la seguridad colectiva, la necesidad de contrarrestar la amenaza rusa, el fortalecimiento del flanco oriental y la importancia de que Europa asuma una mayor responsabilidad en su propia seguridad. Sin embargo, me pregunto si la acumulación de armas es el camino hacia la paz.

Creo firmemente que Suecia debería reconsiderar su decisión y regresar a su tradición de neutralidad. La diplomacia y el diálogo son las herramientas más poderosas para construir un futuro pacífico. En tiempos de incertidumbre, debemos aferrarnos a nuestros valores y buscar soluciones que promuevan la paz y la cooperación.

Carlos Manuel Estefanía es disidente cubano radicado en Suecia.

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