Por Elías Amor.
El departamento de estado de Estados Unidos sorprendió ayer a todo el mundo con un comunicado en que se anuncia un cambio de las sanciones aplicadas a Cuba por el contencioso que existe entre los dos países. Ni en La Habana, siempre bien informada por los espías que tienen en Estados Unidos, tenían preparada respuesta. Al parecer los pilló de sorpresa.
Díaz Canel lanzaba un discurso largo y aburrido a los diputados de la asamblea nacional, cuando se empezaron a escuchar los mensajes de los móviles. El discurso, plagado de ataques al embargo o bloqueo de Estados Unidos como el origen de todos los males, no había tenido en cuenta la nueva iniciativa de la Administración Biden.
El comunicado del departamento de estado se encuentra lleno de buenas intenciones, de eso no cabe la menor duda, y, podría incluso que logre algún resultado positivo. A partir de la reacción de La Habana será posible determinar si las medidas anunciadas van a ayudar realmente al pueblo cubano. Si desde La Habana los dirigentes comunistas lanzan ataques incendiarios, ya se sabe. Les hace daño.
El comunicado aclara que “con estas acciones, damos apoyo a las aspiraciones de Libertad de los Cubanos y más oportunidades para que puedan desarrollar con éxito sus vidas en casa. Continuamos hacienda un llamado al gobierno cubano para que libere de forma inmediata a los presos políticos, respete las libertades fundamentales del pueblo de Cuba y permite que puedan determinar con libertad su propio futuro”.
¿Libertad de presos políticos? Difícil, justo ahora que los tribunales castristas han aplicado condenas de 20 años a los manifestantes pacíficos del 11-J. Si en Europa a los manifestantes se aplicase este tipo de represión, habría que escuchar a más de uno. ¿Respeto a las libertades fundamentales? Más difícil aun, con esa nueva ley penal que mantiene la pena de muerte. ¿Permite que puedan determinar con libertad su propio futuro? Sin elecciones democráticas, plurales y libres, el sistema no tiene salida alguna.
Por lo tanto, como no cabe esperar que las peticiones del departamento de estado vayan a ser cumplidas por el régimen, las medidas anunciadas solo suponen una cesión en el contencioso por una de las partes, sin esperar nada a cambio de la otra. Mal negocio.
El comunicado del departamento de estado insistió en que la política de la Administración Biden hacia Cuba no varía, al menos en su orientación estratégica, es decir, “continúa centrándose en el apoyo al pueblo cubano incluyendo los derechos humanos y su bienestar económico y político”.
Y tras dicho enunciado, presenta una serie de medidas “para continuar dando apoyo al pueblo de Cuba, ofreciendo instrumentos adicionales para conseguir una vida en libertad independiente de la opresión que ejerce el “gobierno” cubano y promover mayores oportunidades económicas”.
Alguna de esas medidas, anunciadas por el departamento de estado son positivas y merecen ser bien recibidas. Por ejemplo, el anuncio de que va a volver a comenzar el programa de Reunificación Familiar cubana es una buena noticia. Es una desgracia que los cubanos tengan que abandonar su país para poder realizar sus vidas en condiciones normales. Abrir las puertas no es la solución, como se ha visto en más de 60 años, pero es cierto que, en las condiciones en que se mantiene funcionando la autocracia castrista, el sueño de muchos cubanos durante seis décadas es volver a ver a los que no tuvieron otro remedio que dispersarse por el mundo. Las familias rotas, los amigos dispersos en centenares de países, la base de la sociedad rota es una lacra del régimen impuesto por Fidel Castro a los cubanos y todo aquello que sirva para superar ese drama social, sea bienvenido.
Es bueno apoyar la reunificación, como hace Estados Unidos, y ojalá otros países en los que se acumulan cubanos de la diáspora siguieran el ejemplo. El comunicado también apunta a la promoción y mayor facilidad de las visitas familiares a Cuba como contrapartida. El problema es que, para muchos cubanos, ese retorno a la patria es muy complicado, y en ocasiones, imposible. Además, se recuperan los viajes de ciudadanos de Estados Unidos a la isla para que aumenten los contactos con el pueblo cubano, las reuniones y la realización de estudios de investigación. Cabe esperar en los próximos meses un crecimiento muy significativo de los viajeros que entren en la Isla procedentes de Estados Unidos, lo que se reflejará en las estadísticas de la ONEI.
Para lograr este objetivo, se informa del aumento de los servicios consulares y el procesamiento de visas, lo que supone una firme apuesta de la Administración de Estados Unidos por los canales regulares de migración, lo que debería acallar los portavoces en La Habana que se pasan el tiempo atacando al vecino del norte de provocar emigración irregular.
El departamento de estado anunció también medidas de contenido económico, que pueden tener un impacto muy importante. La intención de animar “el crecimiento del sector privado en Cuba dando apoyo a un mayor acceso a servicios de internet en Estados Unidos, aplicaciones y plataformas de e-comercio” debe ser bienvenida, y, además, llega en buen momento, si se tiene en cuenta el aumento del número de minipymes, que ya se acercan a 2.000, en el curso de un solo año. No todas esas mipymes están bajo control político del régimen, y habría que acertar en los programas de apoyo a las mismas.
Si desde Estados Unidos se quiere dar apoyo a estas empresas, que luchan por abrir espacios ajenos a la opresión comunista, hay que estudiar con detalle sus accionariados, lo que se puede hacer con las notarías públicas. También es conveniente saber que ya se ha intentado antes este tipo de iniciativas (con los trabajadores por cuenta propia) y al final, como en otros tantos casos, la última palabra la tiene el régimen, siempre dispuesto a frenar la actividad económica de todo aquello que no esté bajo su control político.
En todo caso, sea bienvenido el apoyo de la Administración de Estados Unidos “a nuevas vías para los pagos electrónicos y para las actividades de las empresas de Estados Unidos con empresarios independientes cubanos, incluyendo aumento a las microfinanzas y el comercio”.
La nueva política de la Administración Biden a Cuba tiene como objetivo “el apoyo a las familias y los emprendedores permitiendo el aumento de las remesas al pueblo cubano de tal forma que no supongan enriquecimiento para los abusadores de los derechos humanos”.
A tal fin se anuncia “el levantamiento del límite de 1.000 dólares al trimestre para los envíos de remesas a los emprendedores cubanos, tanto con el objetivo de empoderar a las familias para que se den apoyo unos a otros, como para que los emprendedores puedan expansionar sus negocios”. Cuidado con esta medida. Con el límite anterior, la llegada de remesas a Cuba nunca bajó de 6.000 millones de dólares al año, según algunas estimaciones. Sin el límite, la entrada se puede multiplicar por dos, a pesar de que la economía de Estados Unidos ha moderado su crecimiento por causa de la inflación.
El incremento en los envíos de remesas y de viajeros a la Isla, junto a más mercancías que podrán llegar en vuelos directos a los distintos aeropuertos de la Isla desde Miami (se acaba de aprobar la introducción de alimentos, aseo y medicamentos sin derechos de aduana hasta finales de año) va a suponer una bomba de oxígeno para el régimen. No dirán nada, pero lo van a celebrar durante mucho tiempo. La acumulación de todos estos elementos positivos puede suponer un estímulo importante para reactivar la economía cubana, en estos momentos en fase crítica.
No es el fin del contencioso. Que nadie se equivoque. Es el comienzo de una nueva etapa de la que se tiene una sensación de déjà vu, pero que, en las condiciones actuales (el dólar a 125 pesos en el mercado informal), puede dar unos determinados resultados imprevistos. Todo aquello que sirva para romper las cadenas del régimen sobre el pueblo cubano debe ser bienvenido.
Elías Amor Bravo (La Habana, 1958) es un destacado y reconocido economista cubano. Delegado de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana en Europa, y Presidente del Observatorio Cubano de Derechos Humanos.
Su carrera profesional ha tenido que ver con la gestión y la dirección de las Administraciones públicas y las entidades sin ánimo de lucro. Profesor de Economía en la Universidad de Valencia, actualmente es profesor en la Universidad ESIC Business School.
Habitualmente publica sus textos y análisis de opinión en medios digitales, tales como, por ejemplo, Diario de Cuba, Cubaencuentro, Cubaliberal, entre muchos otros. Fue miembro del consejo editorial de la Revista Hispano Cubana y también es autor del blog CubaEconomía. En 2010, la editorial Aduana Vieja reunió la mayor parte de los estudios económicos de Elías Amor hasta esa fecha en el volumen Economía cubana: La oportunidad perdida.
El final de los sueños. Cien años de una familia en Cuba, prologada por Carlos Alberto Montaner, es una incursión en el terreno de la narrativa autobiográfica. En esta, su primera novela, asistimos no solo a la construcción y caída de los sueños económicos y sociales de de una familia, sino al derrumbe de Cuba como una construcción de país y de Estado, tras el fracaso de la revolución de 1959.