Por Sor Nadieska Almeida.
Esta frase era casi el lema de nuestra querida Olguita. Hoy, después de acompañarla en este proceso de regreso a las manos del Padre, no podemos sino agradecer a Dios por la vida de nuestra hermana.
Nos acompaña la Palabra de Dios para recordarnos que estamos hechos para el cielo; esa, sin lugar a dudas, es nuestra ciudadanía. Nos hemos sentido bendecidas con el regalo de que Sor Olga, sin saberlo, haya querido venir a despedirse de esta su tierra y entre nosotras. Sabemos el profundo dolor de su familia, sin embargo, es un testimonio de fe la comprensión de ellos, pues bien saben cuánto ella amaba a su tierra y a las hermanas que aún habitamos en ella.
Llegó a vivir su experiencia de Ejercicios espirituales y entró a nuestra casa como siempre, sonriente, animándonos, trayendo detalles pequeños que fortalecen la fraternidad y organizando su poco tiempo para hacer visitas a familias que llevaba en su corazón de Hija de la Caridad. Cuántos gestos, cuánta sonrisa queriendo regalar algún rayito de esperanza, porque eso la caracterizaba: sonriente, cercana, fraterna, buscadora de la voluntad de Dios con la sencillez de un niño, y así se ganaba muchos corazones mostrando al Dios que en medio de todo nos sigue diciendo que nos ama y nos fortalece en medio de lo que nos puede hacer sufrir.
Mirarla ahora y decirle adiós es un gran misterio; ciertamente no estábamos preparadas, pero Dios nos ha hecho este regalo. Contemplamos su rostro sereno, muestra de ese abrazo esperado, y nos fortalece una vez más la certeza de que Dios escucha la súplica confiada. En el fondo de su corazón, Olguita sabía de nuestro cariño, y entregar su vida entre nosotras era también su anhelo.
Hermana nuestra, tú sabes lo que necesita esta tierra tuya, esta Iglesia y nuestra pequeña Compañía. Preséntaselo al buen Dios y síguenos recordando el valor de la sonrisa, hasta que nos encontremos. Gracias, Olguita, por todo. Te queremos siempre.
La misa de cuerpo presente, en gratitud por nuestra hermana, será mañana sábado 9 a las 7:00 am en la Capilla de La Inmaculada. Seguidamente será el entierro en nuestro panteón en la Necrópolis de Colón.
Sor Nadieska Almeida, HC. Cuba.
Que pena me da pues Sir Olga para mi y mis hijas nos acompañó en Cuba en momentos muy difíciles y siempre con una sonrisa. Todos los Sábados y Domingos nos reuníamos en la Iglesia de Paula cuando mis hijas iban al Catecismo. Ella nos acompañó hasta el aeropuerto junto a Monseñor Pettit. Siempre estarás en nuestros corazones, descansa en Paz que el cielo está de fiesta! 🙏🙏🙏
SI le fue fiel e hizo pro la Voluntad de Dios ESTARÁ donde se merece pues. D.E.P.