Sociedad

Salud mental después de la pandemia

Por Lucimey Lima Pérez.

Los temas abordables durante la pandemia COVID-19 son muy variados y han inundado los medios de comunicación no sin razón. Los aspectos políticos, económicos, médicos y psicológicos han sido candentes y contundentes. Sin embargo, existe poco sobre cómo podría afectarse la salud mental después de la crisis. La visión de las posibles consecuencias nos ayudará a coordinar el presente con intención preventiva en la medida de lo posible.

El impacto de la pandemia va más allá de las complicaciones físicas, suficientemente considerables. Estudios históricos, opinión de expertos y evidencias acumuladas indican que se desarrollarán y se agravarán condiciones mentales limitantes. Las situaciones durante la pandemia, claramente expresada a diferentes niveles, incluyen aumento de amenazas (estresores) sico-sociales, exceso en el uso de los medios de comunicación con noticias alarmantes e incluso amarillistas, temor a enfermarse, miedo al impacto económico, encerramiento forzado que acarrea roces en la convivencia, problemas de sueño, aumento en el consumo de alcohol y drogas, falta de contacto físico con familiares y amigos a distancia, hostilidad, abuso, violencia y mucho más. La atención profesional online ha aliviado los casos que consultan, pero qué pasará con la gran mayoría de la población. La conferencia Virtual de NEI (Neuroscience Education Institute, Cambridge) ofrece estudios detallados sobre la pandemia.

Dentro de los aspectos preventivos citamos: el conocimiento y la aceptación de aspectos de salud mental en crisis, la educación en temas de salud mental y el soporte profesional para bien llevar los avatares y las relaciones. Los profesionales de la salud mental deben estar alerta ante la variedad de manifestaciones y de disfunciones que observaremos después de pasada la crisis a la que todos estamos sometidos. Por ejemplo, dentro de las afecciones individuales que afectarían el bienestar integral estarían: inseguridad, confusión, aislamiento emocional, estigma. Inseguridad: ¨volverá una situación semejante¨. Confusión: ¨qué ha pasado, el tiempo se ha detenido y a su vez avanza en forma devastadora¨. Aislamiento emocional: ¨para qué voy a hablar de lo que siento, no entenderán mis flaquezas¨. Estigma: ¨siempre he sido una persona preparada para las adversidades, no mostraré mis temores¨. Reacciones tales como el incumplimiento de medidas preventivas lógicas y adecuadas es una de las conductas que podría mantenerse. Así como la evasión frente al estrés post-traumático (DEPT) ¨lograda¨ bajo el consumo de sustancias con el correspondiente rebote, o incremento de los síntomas, que son fundamentalmente ansiedad y depresión luego de pasar el efcto del alcohol o la droga. Estemos preparados para tratar depresión, ansiedad, DEPT, abuso de sustancias, disolución familiar y suicidio. En las comunidades, aunque de índole variada, la repercusión económica, la falta de empleo, la educación en minusvalía, las dificultades en la atención médica y las diferencias entre los estratos sociales, conllevarán al distrés (o estrés negativo) en gran cuantía.

Sin embargo, si bien lo expuesto es una realidad que se perpetuará por años, una parte de la población será resiliente, y este grupo es vanguardia. La resiliencia, según la Real Academia Española de la Lengua, es ¨la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas¨. En salud mental se añade que, además del afrontamiento, el resiliente sale fortalecido de los eventos traumáticos (Boris Cyrulnik, ¨Los patitos feos¨).

De acuerdo con el Educational Advisory Board, Cambridge, 2007, existen ocho hábitos del resiliente:

  1. Evita su propia deprecación
  2. Recuerda su comportamiento ante otras crisis
  3. Sabe controlarse
  4. Utiliza sus habilidades y talentos
  5. Encuentra aliados
  6. Mantiene sus relaciones interpersonales
  7. Toma recesos relajantes
  8. Solidifica su crecimiento emocional

De manera que no todo está perdido, la resiliencia es enseñada y aprendida, y lo bien internalizado sostiene y mantiene.

Lucimey Lima Pérez es Psiquiatra, Psicoterapeuta, Máster y PhD en Neuroquímica.

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