Por GERARDO RIQUELME Y ÁNGEL RIVERO/MARCA.
A veces, las casualidades pueden ser interpretadas como una simbología del cosmos. La semana pasada, antes de viajar a Costa Navarino, Juan Antonio Samaranch terminó de leer La Roca de Tanios, un título que se había saltado en su devoción por la pluma de Amin Maalouf. Corredor de fondo en la vida, maratoniano en el asfalto y encumbrado hombre de negocios, además de directivo deportivo —vicepresidente primero del COI, también de la Internacional de Pentatlón Moderno…—, el catalán es también una especie de Tanios estos días. Al igual que el protagonista, el español explora la tensión entre valores heredados de una institución que en 131 años ha tenido sólo nueve presidentes —ha habido 10 Papas en este periodo—, todos hombres, ocho europeos, y la necesidad de una renovación. Una batalla personal, pero colectiva al mismo tiempo.
Pregunta: ¿Por qué se presenta?
Respuesta: Porque creo que llega un momento en mi vida donde le he dedicado muchísimo tiempo al Comité Olímpico Internacional. Muchísima ilusión, muchísima pasión. He aprendido mucho y ha llegado este momento de mi vida donde tengo la libertad familiar y profesional para poder dedicarle su tiempo. Lo que más ilusión me haría en la vida es poder contribuir al desarrollo del movimiento olímpico internacional. Tengo la experiencia adecuada para poder llevarlo adelante y de manera eficaz.
P: ¿Si es presidente, qué tres cosas pretende hacer el primer año?
R: Lo más importante que tenemos delante del COI es el éxito de los Juegos Olímpicos. Sin eso, no funciona nada. Nada. La cascada de flujos para poder financiar el deporte de base en todo el mundo; nuestros valores, el poder demostrar la universalidad… Todo eso depende de un gran éxito durante los Juegos, como ha demostrado París.
Por lo tanto, lo primero es dedicar toda la atención necesaria para asegurarnos un gran éxito en los Juegos de Milano-Cortina en febrero del año que viene. Junto con eso, estamos en un mundo que está demostrando las dificultades y un cambio de paradigma y, por lo tanto, tenemos que seguir defendiendo con todas nuestras fuerzas los valores de universalidad, de respeto, de que a través de los jóvenes y el deporte, trayéndolos a la Villa Olímpica bajo un mismo techo, podamos demostrar que otro mundo es posible y es mejor.
Y el punto número tres es que todo esto que hacemos necesita financiación. En el último año generamos 7.600 millones de dólares que todos, o la mayoría de ellos, se filtraron hacia la base del deporte mundial. Nosotros tenemos que asegurarnos de que esa fuente de ingresos no solo se mantiene, sino que crece.
P: Está dibujando, entonces, un perfil de un presidente experto en finanzas, pero que también entienda la diplomacia.
R: Yo tengo que defender mis activos y los pongo en valor y creo que los demás candidatos tienen sus activos también y y así lo hacen. El movimiento olímpico tiene dos vertientes muy marcadas. Una es una ONG. Potentísima, que tiene que repartir cerca de 7.000 millones de dólares cada cuatro años. Eso que digo en garantizar los Juegos y en financiar a través de Solidaridad Olímpica los comités olímpicos nacionales y las federaciones internacionales, el futuro del deporte base en casi todo el mundo.
Al mismo tiempo es una ONG compleja. Tiene que organizar los Juegos, discutir sobre el doping, defenderse de las injerencias políticas y diplomáticas de distintos sistemas sociales o políticos, el equipo de refugiados… Todo eso es una gran complejidad.
Pero tiene una segunda alma. Todo eso cuesta dinero y hay que financiarlo. La segunda alma es una máquina potente, eficaz y concreta de generar y gestionar la parte del la parte del negocio. Tenemos que ser muy eficientes y estar muy atentos a nuestras relaciones con el mundo corporativo y devolverles la confianza que ellos nos dan. Tenemos que tener la máquina audiovisual, la de la televisión y el mundo digital, perfectamente engrasada y actualizada con las nuevas tecnologías. Y tenemos que generar nuevas fuentes de ingresos. Tengo más de 24 años de experiencia dentro del COI. Sé lo que funciona y lo que no, lo que hay que cambiar y lo que no, y cómo hay que hacerlo y cómo hay que activar a nuestros equipos, que son muy buenos, para hacer esos cambios. Esa evolución ha estado en todas las crisis estos 24 años.
Soy un empresario de las finanzas y tengo más de 40 años de experiencia en este sector y eso me ha dado la perspectiva y la capacidad para poder lidiar con el mundo corporativo y el profesional, que es tan necesario para financiar lo que hacemos.
Tengo más de 24 años de experiencia dentro del COI. Sé lo que funciona y lo que no, lo que hay que cambiar y lo que no, y cómo hay que hacerlo y cómo hay que activar a nuestros equipos, que son muy buenos, para hacer esos cambios
P: ¿Eso pasa por involucrar a más gente en las decisiones? Que el papel de los patrocinadores cambie y se conviertan en casi socios
R: El antiguo marketing olímpico, el del origen del Programa Top que, por cierto, es el producto de marketing deportivo más exitoso de la historia estaba basado en el ‘Ellos nos dan dinero, nosotros les damos nuestras marcas para que lo pongan en su producto’. Esto se ha acabado. Hoy, la activación de los programas de patrocinio es la de conjunta de valores. La comunicación conjunta, la compaginación de proyectos de desarrollo que se hacen con una marca y con la otra… Todo esto es colaboración que se hace con diálogo y conteniendo las capacidades para el mundo del marketing moderno. Nuestras relaciones con los sponsors, por lo tanto, son mucho más complejas y muchísimo más satisfactorias. Ahora los proyectos son más redondos que antes.
P: ¿Cómo garantizaría que los Juegos Olímpicos sigan siendo viables económicamente para las ciudades anfitrionas?
R: Se ha hecho mucho y esto es un gran mérito del presidente Thomas Bach y su agenda 2020 . Se han reducido las necesidades financieras para organizar los Juegos. También es verdad que el mundo ha cambiado y ahora hay mucho interés de muchas ciudades. Creo que en estos momentos es muy posible pensar que los Juegos no representan una carga para las comunidades que los organizan…