Cultura/Educación

Mario Vargas Llosa: “La literatura es una defensa contra la muerte”

Por Maite Rico/El Mundo/Redacción ZoePost.

El ingreso, el próximo jueves, en la Académie Française sella el vínculo de Mario Vargas Llosa con el país donde fraguó su vocación de escritor. En plena forma, el Nobel afronta una nueva etapa decidido a no dar tregua a los años.

A sus 86 años, Mario Vargas Llosa (Lima, 1936) afronta una nueva etapa de su vida. Ha vuelto a su piso en el centro de Madrid, tras poner fin a su relación con Isabel Preysler, y ultima, rodeado por su colección de hipopótamos, una novela sobre la música peruana que verá la luz en otoño. Estos días están siendo frenéticos con los preparativos de su ingreso, el 9 de febrero, en la Académie Française, la casa de Los Inmortales, fundada en 1633. Su incorporación culmina una relación intensa con Francia, que definió su vocación literaria, le dio los primeros reconocimientos y le nutrió intelectualmente, como detalla su inminente libro ‘Un bárbaro en París’. El escritor está feliz. Derrocha energía y salpica la charla con sonoras carcajadas.

Es el primer autor que entra en la Academia sin haber escrito directamente en francés, algo histórico.Jamás se me pasó por la cabeza presentarme a la Academia. Pero en un viaje reciente a París, con motivo de la salida de mi última novela, me llama, como saliendo del fondo de los siglos, Daniel Rondeau, al que conocí en mi época parisina y uno de los primeros descubridores de la novela latinoamericana. Tomamos un café y ahí me entero de que era miembro de la Academia, y ante mi sorpresa me dice que me presente. ‘Hemos hecho una votación, no ha habido ningún voto en contra, solo dos abstenciones. Hay un ambiente magnífico y mañana te invita a almorzar la secrétaire perpétuelle‘. ¡Perpetua, nada menos!…la historiadora Hélène Carrère d’Encausse.Sí. Tiene un departamento precioso sobre el Sena. Ella es experta en Rusia, y me contó, por cierto, que los rusos le habían vetado sus libros porque había criticado la invasión de Ucrania. El caso es que ella ya tenía mi carta de candidatura escrita y me dijo: ‘tienes que decidirte ahora’. Y así fue cómo de la noche a la mañana me encontré con que era miembro de la Academia Francesa…

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