Por Zoé Valdés/La Gaceta de la Iberosfera.
No sé por qué, pero comprobado está que los psicópatas y los corruptos, quienes casi siempre suelen coincidir y ser la misma hediondez, necesitan que les mimen, o sea, no se hallan, no pueden vivir en sí sin que les quieran, les arropen, les admiren, otros entreguen sus vidas por ellos si hiciera falta. Y ellos invariablemente necesitan víctimas dispuestas a entregarlo todo hasta el último suspiro.
He leído que expresó, Leire Díez, la fontanera socialista, que su partido, el PSOE, le está dando mucho cariño en vena, o sea, jeringuillas de cariño, cariño de propulsión a chorro, vamos, toneladas de cariñito por los cuatro costados… Será para que no llore, digo, o para que no hable, no confiese, no declare lo que todos sabemos: que son una panda de faltos de cariños, de egos desmesuradamente purulentos, unos malhechores emotivos. Un sin vivir el de esta gente.
He conocido una cantidad de gente mierda en mi vida que cuando creo que ya he consumido la cuota que me tocaba por la libreta de racionamiento —y es que a mí lo único que la vida no me ha racionado es el tongón de hijos de Lina (Lina era la madre de los Castro) que me han caído de fly, vaya, es que se pierde un hijo de Lina falto de amor por ahí y me toca a mí—, sin titubeos. Yo ya es que no espero a que la vida me premie y tal, a mí la vida siempre me ha castigado con este tipo de basura envueltos en celofán, que debido a su falta de cariño son capaces lo mismo de asaltar una diligencia, robar un banco, o militar en el PSOE…
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