Por Julio César Soler Baró.
Viendo la temporada ciclónica que se avecina, otra vez, y las pestes que en su condición de isla particularmente le azotan, siento yo, y ojalá coincida conmigo quien me lee, ya que en esto radica el que el mito continúe siendo un mito: que Cuba cada vez recuerda más a la Atlantis de Platón.
Cuba isla y aislada, ideal e idea, corrompida, inteligente, egoísta, poblada, bermeja y sin embargo no más que un pedazo de piedra flotante, endeble a merced de fuerzas siempre superiores, maternas e implacables. Cuba es también la Atlantis que describió Platón, la que tantos buscan e infructuosamente han buscado en el fondo del mar.
Si la Atlantis de los diálogos existió materialmente o no, no es lo que más peso a mi entender tiene en la historia larga de su búsqueda, sino el que los Griegos en su tiempo pensaran en la Atenas de entonces y el que hoy los cubanos veamos en ella a la Cuba que se nos fue de las manos.
Yo no creo que Cuba esté hundida, porque creo en que siempre puede ser peor, tampoco creo que su hundimiento sea lo peor. La muerte, que aquí significa hundimiento, cuando digna, es también un derecho y la eutanasia un tema discutido y una discusión que vale la pena echar. Por otro lado una definición de hundimiento depende de otra de flotación y esta última a su vez de aquella primera definición de hundimiento y de ahí el lazo a Platón. Cuba se le irá hundiendo o se le irá flotando a cada cual, en su irrepetible soledad pública, a su tiempo.
Y entiendo perfectamente a los que Cuba ya se les hundió, a los que ya hundieron su Cuba, porque hay una parte de mi Cuba que a mí también se me hundió, porque hay una parte de mi Cuba que también yo hundí, porque hay una parte de mi Cuba que también a mí se me fue, a la que también yo me le fui, que sé que no regresa, a la que sé que ya no le regreso. Pero hay otra que no, no la Cuba Platónica: esa que sigo extrañando, soñando, esperando, esa a la que le seguiré dando boca-a-boca aunque ni siquiera me devuelva un latido, aunque me digan loco, fanático, fundamentalista y hasta come mierda.
Patria y Libertad.
Julio César Soler Baró, poeta y antropólogo cubano exiliado en Suecia. Oluwo Otura-Nico.
Cuba es solo un sueño y un amor escondido en nuestros corazones porque aunque si muchos crean y digan No, yo no! el tiempo y los años van destiñendo el color y el olor de aquella tierra donde vivimos esta es la triste realidad y yo tambien digo como mi amigo RI no quiero ser una banderita cubana en un cementerio que no me pertenece y viendo como van las cosas me harè cremar con el perdon de Dios
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La Cuba olvidada, la Cuba fuera de mi interés.