Sociedad

El «activismo menstrual», que afirma que “algunos hombres menstrúan”, es la nueva rama feminista-‘woke’ que amenaza con convertirse en otro chiringuito suculento

Por Karina Mariani/La Gaceta de la Iberosfera.

Cataluña es la orgullosa poseedora del primer campus «menstrualmente responsable» de España, hablamos del TecnoCampus de Mataró. El resto de los campus pasan, en consecuencia, a ser irresponsables menstrualmente, afrenta cuyos alcances aún no están catalogados pero que seguramente abrevan al acervo de las peores infamias humanas. En su magnánima superioridad moral y «reafirmando el compromiso con la justicia, la equidad y la responsabilidad social», la institución proporcionará a las estudiantes (reales o percibidas, más vale) productos menstruales sostenibles y sustentables, tales como compresas y tampones ecológicos. El TecnoCampus ahora presume de que «todo el alumnado tendrá acceso gratuito a compresas y tampones 100% ecológicos certificados, sin derivados del plástico y libres de sustancias tóxicas».

Por hilarante e irrisorio que parezca, existe una nutrida rama del activismo feminista de cuarta ola denominado «activismo menstrual» que ha encontrado en la deriva del absurdo wokela forma de hacerse un chiringuito suculento. Como toda militancia progresista, el actual activismo menstrual se aleja del de sus predecesores ya que aquellos aún no habían tomado nota de la interseccionalidad. El remozado activismo menstrual está hoy en una posición única para impulsar agendas de género como la que sostiene que algunos hombres menstrúan y así ampliar su área de acción más allá de la góndola de los tampones. Ocurre que el activismo menstrual también denuncia que los hombres trans a menudo sienten angustia y dismorfia corporal durante sus períodos menstruales, y que reportan emociones negativas acerca de su menstruación dado que perciben que el sangrado menstrual no suele asociarse con ideales culturales sobre la masculinidad (cómo culparlos…).

Pero estos traspiés no detienen la agenda que patologiza la menstruación como otra forma de fragilizar y colectivizar a la mujer. Existe el Día de la Higiene Menstrual y tiene una plataforma global con 350 eventos en 54 países incluidos eventos educativos, mítines comunitarios, talleres de promoción para gobiernos y donaciones de empresas del área. La cobertura mediática también es profusa, con artículos en Huffington Post, The Guardian, El País, Metro y Glamour y los apoyos institucionales de UNICEF, WaterAid, WSSCC, Global Citizen, USAID, PLAN International y PATH, cosa que demuestra que no importa cuán alocada sea la propuesta, si el capitalismo woke le pueden sacar provecho hay que tirar para adelante…

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