EDITO

ED. Pedro Castro, 27 y ‘poripallá’

Por Zoé Valdés/El Debate.

Hay quienes en tono de sorna o burla lo llaman Pedro Chávez, yo no. No, porque desde el 2016, en que lo vi por primera vez cómo entonaba La Internacional, con tal furor, semejante ardor, el puño en alto, supe a quién iríamos a enfrentarnos: a un adorador comunista de Fidel Castro. Alerté públicamente, comenté que era un comunista tapiñado, aunque no tan escondido que no se pudiera adivinar… Cuando avisé mediante artículos y posts en redes sociales me cayeron en pandilla, pero como desde hacía mucho me había vuelto de acero «inolvidable» y sigo siéndolo, ni caso hice. Sin embargo, de súbito surgió el aludido —sin mencionarme, claro— y argumentó con sus típicos «cambios de opinión» que él no era comunista; lo que resultó raro, porque nadie salvo yo lo había increpado acerca del tema.

Al tiempo y un ganchito, descubrí gracias a Rosa Díez y su libro, la psicopatía de Pedro Castro, al que, reitero, equivocadamente han rebautizado como Pedro Chávez. En Cuba teníamos a ese otro psicópata, Fidel Castro, aunque no es el único. Cuba es la isla de los psicópatas en jefe, todos quieren ser comandantes o presidentes, o ambas cosas al mismo tiempo. El caso es que tampoco fui yo la que cayó en cuenta de una ojeada, fue una amiga quien me puso la mosca en la oreja: «Oye, este tipo de España, el del PSOE, es igualito a Fidel Castro de joven, se cree lindo y va por ahí caminando con un meneo de chulo buenorro». Entonces, ahí me caí de la mata, empecé a estudiarlo con detenimiento. Como novelista me fascinan los dictadores, un defectico que nos pegaron desde el «boom letrinoamericano».

En efecto, Fidel Castro también apareció haciéndose el lindo, luego la fatuidad se le encaramó al cerebro y se le acomodó en la Silla Turca, y más nunca, nos jodimos. A todos estos que se autoperciben como bonitillos les pasa igual, la diarrea de la jactancia les inunda el cerebelo, de ahí no se les baja nunca; en cuanto obtienen el poder empiezan a considerarse imprescindibles, vamos, exclusivos: los pachás, los capos, los papirriquis del mambo.

Pedro Castro, está en la línea directa de aquel himno: «un Fidel que vibra en la montaña, un rubí, cinco franjas, y una estrella…» y toda esa mariconancia revolucionaria, de ninguna forma en la de Hugo Chávez. Chávez fue un sanaco al que mataron en Cuba en cuanto el cáncer les dio la oportunidad. De cualquier modo lo iban a aniquilar, ya ni Fidel ni Raúl Castro lo soportaban, por pesado, por hacerse el cheche del bayú; y ahí el único cheche del bayú era Fidel Castro, al que la reemplazó la loca del harén de Birán, su hermano, el Musito.

Pedro Castro ha anunciado recientemente que piensa quedarse en el poder en España hasta el 2027, quizás más, ha dicho. No se olviden que lo ha avisado, guerra avisada no mata soldado. Todo lo que ha querido Pedro Castro lo ha conseguido, de modo que no veo la razón para que incumpla lo que ha prometido con su «sagrada palabra», que cambia de palo p’a rumba a la velocidad de las caderas de Tongolele, y decida no quedarse hasta el final haciendo lo contrario al mismo tiempo. Se quedará hasta que le reviente una vena del ojete como le pasó a su modelo original, Fidel Castro, y poripallá, porque este es del tipo de mamerto que se contempla en el espejo y observa un halo de inmortalidad hasta en su sombra; de ahí al trastorno permanente no hay más que un bien marcado pasillo de danzón en un solo ladrillo.

Fíjense que, a este otro señor, al que llaman el líder de la oposición, de una opoficción tan parecida ya a la de Venezuela y Cuba, Pedro Castro le impone sus pautas, las que le da su realísima gana, las que le salen de sus desubicadas verijas; el otro obedece resignado, porque con tal de que no hacer alianzas con VOX, mejor hacerlas con el «lindo» predilecto de Úrsula, la que gobierna en la Unión Soviética Europea, y pactar con los que gobierna junto a los asesinos etarras y los racistas separatistas ultramegaderechistas, total, un sí pudiera ser un no. La cosa es darle cable a las autonomajomías (mahomía, majomía en cubano; gracias, María Moliner), y p’al carajete…

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3 Comments

  1. Félix

    Grandioso

  2. Alejandro González Acosta

    ¡¡¡Sublime!!! Te quedó superextraordinario, con superlativos. Botaste la pelota de jonrón con las bases llenas. Y entre los Narcisos sicópatas, ¿qué me cuentas del caminaíto de mulatongo sabrosón de Obama? Caminando chévere, como Pato Macho.

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