EDITO

DLA. Resort dorado

Por Zoé Valdés/Diario Las Américas.

La historia va como la de aquellos vecinos que tú y yo conocemos, que llevan la tira de años quejándose porque no poseen una buena tierra donde construirse una casa con jardín y patio en la que poder solazarse a su antojo sin gastar ni medio quilo prieto partido por la mitad; sin embargo, cuando observan a su alrededor, a los que han logrado lo anhelado por ellos mediante su esfuerzo, en lo único que piensan es en destruir esas envidiadas propiedades ajenas. Conocido es el dicho de “si no lo tengo yo, que nadie lo tenga” pues, aunque lo quiero, a la vez no lo quiero, y sobre todo que los otros tampoco se beneficien.

El hecho es que otros vecinos propusieron varias opciones para que algunas tierras pertenecieran a estos incómodos y pocos satisfechos habitantes, sin gastar más de lo necesario, no mucho, les dieron facilidades de pago; eso sí, debían cumplir y respetar las leyes del vecindario, de deferencia y aceptación. Pero, también se negaron a aceptarlo, y eso que se lo propusieron mil veces. Mucho menos toleraron que el de al lado, en sus mismas condiciones, sí consintiera la multiplicidad de existencias.

Inconformes, se dieron a la tarea de incordiar mediante el bombardeo de tanques de basura hacia los predios colindantes, todavía con mayor rencor se entregaron a la misión de envenenar gatos, perros, animales ajenos, a apalear hasta las últimas consecuencias al resto de los residentes del entorno. Cuando empezaron las recriminaciones frente a sus acciones, optaron por la victimización y la exigencia de donaciones relacionadas con una mejoría de su defensa. Casi lo mismo como que si tú matas a alguien porque tu padre era un asesino y esa fue la lección que recibiste en la niñez, y a la hora del juicio contra ti en los tribunales empieces a lloriquear porque tu padre era un criminal y un traficante de drogas, pero lo hacía por una causa justa, revolucionaria, o sea, de izquierdas, entonces tu abogado, obligue a la familia de la víctima, a que no sólo pague tu defensa, además pague a la jueza por debajo del tapete, y tú debas pagarle a él una indemnización debido a la infancia tan difícil que debió vivir. He pasado por eso, no doy nombres, pero me tocó a una hija de papá general, y a un terrorista. Me demandaron hace tiempo por llamarlos hijitos de papá, terroristas, y lo que eran… Fui condenada a pagar un euro simbólico a ella, a él le gané, o sea, es un terrorista confeso y un hijo de papá. El que lo fue, lo será siempre.

Volvamos a los vecinos, que ahora no quieren que les impongan una guerra sorda después de cohetear a diario a los demás, ni que les destruyan sus predios, bastante destruidos ya por cierto, que si no fuera por la ayuda millonaria ajena que reciben no habrían levantado cabeza nunca; pues no contentos con eso asaltaron en los terrenos de los vecinos, violaron, quemaron vivos a niños, ancianos, mujeres y hombres, asesinaron, pulverizaron todo a su paso, y luego en un tris tras a venderse como sufridos inocentes, con pretensiones de extender la situación indefinidamente…

Es ahí donde llega con quien no contaban, esa fuerza superior que los pone en sus sitios les avisa de lo que hará, y ya estará hecho: “Okey, he entendido que en ese lugar en donde pernoctan se sienten muy mal, no logran convivir con sus vecinos; pues miren, para aliviarles de sus penas le facilitaremos que consigan regresar a su lugar, el más adecuado para que desplieguen sus furias y de tal modo sean comprendidos. Allá donde inclusive tendrían una reina que comparte orígenes con ustedes y que es tan contraria a sus vecinos, esos que ustedes odian tan enconadamente, que se muestra ciega ante los desmanes de ustedes, y que siendo madre y mujer, obvia a los niños achicharrados en los hornos, y a las mujeres masacradas, inclusive a las embarazadas destripadas, se olvida de los rehenes entre los que hay niños secuestrados, que serán cambiados -vivos o muertos- por terroristas vivos y activos; facilitaré absolutamente todo para que puedan irse allí, para que sean felices en otro sitio, posean ese terreno propio en donde -aun sin quererlos, porque la verdad es que no los quiere nadie en ninguna parte- ustedes se queden tranquilitos, sin que nadie los moleste y sin que ustedes molesten a nadie…”…

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