Cultura/Educación

DE COMUNES Y EXCEPCIONALES. La fatal arrogancia intelectual en 3 actos

Por Andrés R. Rodríguez

 

El Socialismo no procede del pueblo. Es una doctrina de intelectuales que tuvieron la arrogancia de creer que podían planificar mejor la vida de todos

Margaret Tatcher.

 

I… Hoy el mundo avanza subido en el tren de la Ciencia. Porque la Ciencia tiene métodos eficientes para discernir lo falso de lo verdadero. La verdad no la importa desde las estrellas, ni la pare en súbitas iluminaciones, sino la construye con pedazos de verdades y mentiras, que somete a la duda sistémica. Y nunca es una verdad inamovible.

Ello es muy intrínseco y sólido en las ciencias exactas o experimentales (Matemática, Física, Química, Biología…), muy relajado en las artes y humanidades, aunque suelen o invocar lo científico y a veces lo mimetizan. Las ciencias blandas (Sociología, C. Políticas, Psicología…) en realidad son más intuitivas, subjetivas y humanísticas que científicas. Por ello a veces en Humanidades podemos caer en la deshumanización. Y eso es algo que actualmente está ocurriendo en este mundo evolucionante.

En Artes y Humanidades, es usual asumir lo universal en lo puntual. A veces intentan una concertación posterior, más o menos negociada. Pero la mayoría de las veces el artista se queda con su experiencia excepcional, pretendiendo que en una inspiración ha capturado un fractal del mundo o un destello del cosmos. Valiéndose de los métodos humanísticos, sólo algunos genios egregios logran acceder y discernir la información epidérmica de la sustancial y compleja, es decir convertir la sensación en conocimiento. Rara vez por estos rumbos se arriba a la sabiduría. Porque la sabiduría no es la iluminación puntual de un ser sino una integración de miríadas de destellos humanos intentado Ser.

Sin embargo, algunos “humanistas”, pretenden redefinir el mundo como se hace una novela. Con simples asertos y suposiciones, pero hoy se imponen valiéndose de privilegios académicos o de bulla farandulera. Actuando como emisores privilegiados, algunos pretenden que pueden “reorientar” el mundo. Estos “ingenieros sociales”, son personas con evidentes agendas desde sus traumas y sesgos mentales. Y este es el caso de algunos de los grandes referentes actuales, como Marx, Sartre, Foucault, Marcuse, Derrida…….. Es por haber entronizado a estas figuras falsamente humanistas, envenenadas y resentidas, que estamos caminando a ciegas cuando ya podríamos avanzar iluminados.

¿Como es posible que, desde el Humanismo, y parapetados detrás de las murallas universitarias se ametralle a lo Humano? Por orgullo, vanidad y arrogancia intelectual.

La arrogancia intelectual que puede estar implicando un desconcierto globalista e impidiendo la concertación global. Por ahí, es por donde hoy se nos está colando la ingobernabilidad planetaria: Muchos emisores mirándose el ombligo, muy pocos receptores oteando concienzudamente el horizonte. Y nos están deshumanizando en nombre del humanismo. Un humanismo irrealista, etéreo, lunático, que apunta a lo masivo como lo fundacional de lo humano, cuando lo gregario es simple comportamiento animal, pasado.  Un humanismo que pretende descansar en la masa, que desprecia al individuo y martilla la excepcionalidad. Un humanismo que guillotina al creativo y resalta lo común.  Ello es muy evidente en el comunismo, pero está presente en las actuales maneras de populismo.

Sin embargo, lo que hoy capitalizamos de humanos, se lo debemos a los excepcionales, no a los promedios ni a la numerosidad de las proles.

La contradicción de las contradicciones, es que los santones que exaltaron lo común, y fueron luego escogidos como referentes intelectuales, no eran seres humanos comunes. Eran excepcionales.

LA NUEVA ¿LUCHA DE CLASES?

II… La industrialización (CULTURA TECNOLOGIZADA) ha hecho muy ricas ciertas sociedades (Europa, EEUU, Japón…). La concertación científico-ingenieril ha llevado a elevadas cotas la concertación en el primitivo grupo de trabajo que fue la partida de caza. La transmisión de información, en el caso de la ingenierización de la comunicación, puede ser muy modular, muy precisa, muy a larga distancia, muy socializable y reconstruible en módulos de saber (fórmulas, planos, leyes científicas…) .

La productividad de las industrias ha ido creando y expandiendo en países industrializados toda una capa social nueva, de profesionales e intelectuales, que prestan servicios a los creativos. Son millones de personas que ofrecen servicios del intelecto: profesores, maestros, artistas, funcionarios. (¿le podemos llamar una CLASE y suponerla abocada a la lucha de clases?). Son receptores y hacedores masivos de proyectos culturales, subvenciones, exenciones, becas, grants. Algunos son creativos cuyo sustento depende no de su talento y propuestas concretas, sino de su posición burocrática y sus contactos con los mecenas (particulares o gubernamentales).  De esta manera, hoy una gran masa de personas que han acercado su hambre al cuerno de la abundancia industrializado. Pero la arrogancia de algunos los hace encerrarse en sus torres de marfil y, sin contacto con el mundo real, ser incompetentes, improductivos y mediocres.

Algunos son genios proponiendo nuevas vías, pero la mayoría son operadores sociales que ni remotamente existían hasta el medioevo. Hoy actúan en el mundo moderno como masas de sanguijuelas chupando del cuerpo social. Son lujos que se permiten las sociedades desarrolladas, pero si no se controlan, tal vez sean su cáncer.

Antes, para ser artista o creador, había que ser genio, cuando menos talento. Y luchar con gran riesgo por su pasión. Hoy, las universidades pretenden estar llenando al mundo de profesionales educados, que han aprobado exámenes de verdadero o falso que proponen académicos caprichosos y banales. Luego, ya con una patente de corso, son masas de cortesanos cortejando funcionarios mediocres y chantajistas, llenando papeles para solicitar subvenciones indiscriminadas, sobre todo de gobiernos.

Los subvencionados y sostenidos son por lo general parte colateral pero masificada de las sociedades industrializadas actuales. En cada país puede tratarse de millones de personas, algunas muy talentosas y educadas, otras, entrenadas solo para un rol parasitario. Mediocres llenos de certificados de asistencia y ningún logro concreto producto de su talento, educación o valor. La cosa puede agravarse cuando esta “clase” desciende hacia la lucha de clases. Entonces, son generalmente a su vez activos en los rejuegos políticos, dado que su vocación es escenificar, gritar y pedir. De esta manera, han convertido los partidos en lanchas de desembarco para llegar a las playas de la hacienda pública. Cuando eso logran, colocan sus expertos en gobiernos centrales, regionales y locales, y se dedican a desmembrar el cuerpo social histórico. Imponen desde la burocracia su “ingeniería social” plena de subjetividades, su injusta justicia social, sus complejos de segundones y mantenidos. Sí, porque estos “ingenieros sociales” les tienen horror a los números y rara vez estuvieron entre los primeros de su clase. La igualdad es su fórmula mágica porque su origen y destino es el promedio. Y hoy, con la cancel culture, vigilan, embridan y ensillan a los genios, a los talentos, a los más capaces, para que se unan al contrato social que ellos consideran justo y viable.  Primero que todo, grandes burocracias a ser mantenidas. Eso no prospera en las barriadas de las ciencias duras, en los equipos de trabajo de científicos o ingenieros. Ello prospera entre los “humanistas” (sociólogos, politólogos, filósofos….) y sus innumerables subjetividades.

La estructura social que fue levantando Occidente, basada en la individualidad, lo industrioso y la familia nuclear, está siendo doblegada desde la demencia de algunos catedráticos e intelectuales “humanistas”, que proponen desestructurar los ecosistemas sociales para sustituirlo por una estructura líquida (con más exactitud, semilíquida porque incluye excrecencias sólidas y gelatinosas).

En la modernidad se han ido constituyendo en capa social humanista, que ofrecen servicios inservibles. Aunque en teoría son igualitaristas, se diferencian por mucho del resto de la población, tienen experiencias e intereses bien demandantes (un carro moderno, una buena casa, una pareja exitosa).  Constituyen burocracias y profesorados (faculty) con numerosos privilegios.

¿Como es posible que estos señores, sostengan hoy desde el estrado, las inviables ideas de Marx? ¿Son una nueva clase? ¿Imaginaría Marx, que pasó tanto trabajo, que él sería clonado y millones de sus avatares injertados en el cuerpo social, sermoneando marxismo incontestable desde cómodas cátedras?

ENCADENADOS POR LA ACADEMIA

III En las “universidades” de Occidente, hoy miles y miles (¿millones?) de profesores en “claustros” (en latín claustro significa cerrado). Se les llama en conjunto “la Academia”. Pretenden estar creando arte, cultura, ciencia. Sus integrantes nunca salen del sistema educativo. Algunos fueron Graduados a los 23 años, Master a los 26 y Doctores a los 30. Apenas reciben el control de calidad que es la vida. Muchos permanecen en las universidades estudiando toda la vida. Cuando son profesores de carrera, pueden tener un perfil especializado y superespecializado, que suele corresponderse con la estructura disciplinar de las ciencias (en campos científico-tecnológicos), pero que cuando se trata de humanidades caen en un caos inentendible, porque lo unitario e indivisible lo pretenden abordar con visiones puntuales y subjetivas, hasta personales. Son Doctores que no son doctos. No han vivido y luchado por ese conocimiento en la vida. Se les ha implantado como un chip, proveniente de otros profesores que previamente estaban bastante alejados de la vida. Sus mentes y conocimientos parecen más un conjunto de piscinas de especialización que un mar del saber. Piscinas llenas de alcohol.

Ahora tenemos una generación de jóvenes formados por estos “claustros académicos”. En ciencias e ingeniería, tienen que haber incorporado cosas concretas y comprobables. En humanidades, no. Allí transitan por la ruta que repetir afirmaciones asertivas de los previos (generalmente comenzando por los presocráticos y terminado por vacas sagradas modernas, ej. Marcuse, Foucault o Derrida…).

En ciencia, tecnología, medicina, las universidades, la academia, tienen numerosos, palpables y objetivos aportes. Es conocimiento enraizado, concertado, sistémico. En las áreas de Humanidades, la situación es la opuesta. Es un verdadero caos de criterios, subjetividades y nimiedades. De esta manera, han estado y están inculcando en sus estudiantes una serie de ideas que pueden ser irreales lógicamente y tóxicas socialmente.

Hoy las sociedades industrializadas de Occidente, vamos camino de hacer implosionar los cimientos sobre los cuales se estableció nuestros mitos fundadores y nucleadores. Además, han surgido núcleos académicos en las sociedades industrializadas de Oriente, que ahora compiten en cuanto a creatividad, con mucho énfasis en lo industrioso y poca pérdida de energía y tiempo en subjetividades humanísticas, que allá están subyugadas por dogmas confucianos, maoístas y marxistas.

El malgasto o vicio de la modernidad industrializada occidental, en realidad es un cáncer porque la Academia suele ser muy activa y eficiente en reclamar derechos, pero muy desacertada y desmemoriada a lo hora de los deberes. Creen merecer todo, para aportar unos ensayos insulsos, desconectados de toda realidad. Creen merecer una subvención tras otra y que están cumpliendo su deber al pagar impuestos y presentar papers.  Padecen de una enfermedad intelectual que se ha dado en llamar pensamiento Alicia.

Esto es lo que ha estado pasando en Occidente y en los últimos 50 años y que hoy hace crisis tal vez por algún interés oscuro de desmontar el edificio cultural occidental. La intelectualidad y la academia, se han constituido en una Quinta Columna cultural, dedicada a confundir y subvertir la estructura social creada por milenios, en base a una serie de subjetividades que ellos no exponen sino imponen, aunque algunas son evidentes estupideces.

Han convertido a las Universidades en rémoras y centros de intriga de la sociedad. Los que lo hacen desde las Humanidades, son especialmente entrenados para tener habilidades en comunicación y cultura general. Con estas habilidades pueden confundir y adormecer a un joven auditorio o a un país. Si además acumulan muchos títulos y entrenamiento en verborrea, es muy difícil hacerlos entrar por razones. Ellos, con su pensamiento Alicia, son La Razón. Para colmo se pretenden científicos, que pueden de facto ser agentes de cambio social. Pero filosofía no es ingeniería.  Y Ciencias Políticas es ciencia sólo en el título.

Usando los muros de la academia como barricada y facilidades de los medios de comunicación masiva como catapulta, nos vemos hoy sobrepasados por la arrogancia intelectual de un personal que se declara intelectual y académico de alto nivel, pero que se dedican a una serie de nimiedades intelectivas y no tienen un conocimiento integral (holístico, sistémico) del mundo. Son intelectuales aislados, que asisten a torneos de verborrea, y generalmente usan sus cerebros e imaginación para preparar explicaciones confusas que solo entienden o dicen entender unos pocos de sus colegas. Algunos, sin embargo, se las dan de grandes generalizadores, poseedores del Abracadabra de la viabilidad del mundo. Los peores de estos, son los Filósofos Marxistas.

Nada puede justificar que hoy las cátedras y medios de difusión masivas estén masivamente habitadas por sofistas que viajan por el mundo con su mensaje contranatura. El que quiera comprobarlo, que vea en internet los mensajes de Pablo Iglesias, Inigo Errejón, Juan C. Monedero, Gustavo Bueno (España) ; Arturo López-Levi, Noam Chomsky (USA); Enrique Dussel, Oscar de la Borbolla y Alfredo Jalife (México); Atilio Borón, José P. Feinmann y Darío Sztajnszrajber (Argentina); Gabriel Salazar  (Chile), etc., etc., etc.

Son intelectuales y académicos con poder de copar la prensa y facilidad de palabra, pero con horror a los números, a las fórmulas, a la ciencia cierta. El resultado está siendo un Frankestein social. Occidente, desciende en su natalidad, gran parte de la juventud no estudia ni trabaja, la contaminación va en ascenso, etc.

En los hechos, el alto edificio de la cultura occidental, sus mitos, sus hitos, su moral, montados modularmente como algo coherente y viable en todo un proceso civilizatorio de siglos, está siendo desmontada en una generación desde la arrogancia incompetente de algunos desquiciados.

 

Andres R. Rodríguez es Científico, Biólogo. Investigador premiado con varios libros editados, entre los que se encuentran: «Lista de Nombres comunes y científicos de peces marinos cubanos (Nomenclator)» (1984, CIP, 82 pp); «Breve Diccionario de Biología Pesquera” (Mar y Pesca, 1986-1987 80pp), «Peces marinos importantes de Cuba» (1987, Ed. Científico-Técnica, 236 pp), “Ecología Actual, Conceptos Fundamentales” (2000, UdO, 134 pp.), “Maritime Dictionary-Diccionario Marítimo (Eng-Spa)” (2009, Ed. Myths and Books, 400 pp) ¨Fábulas vivas¨ (Amazon/Alexandria Library, 2015), «Colonial Havana˗Trinidad” (2018, Amazon/Ed. Alexandria 150 pp), «Havana 500 Anniversary” (2019, Amazon/Ed. Myths and Books 120 pp). ), «Destellos al Alba” (2019, Amazon/Ed. Myths and Books 120 pp, Ensayo). «Caribbean Touristic Dictionary” (2019, Amazon/Ed. Myths and Books 165 pp), «Ecologia para Ecotourismo» (2020, Amazon/Ed. Myths and Books 380 pp), «La Verdad es llama” (2020, Amazon/Ed. Myths and Books 180 pp) En preparación: «Caribbean Ecotourism and Submarinism Eng-Spa”, «Ecotourism Multilingual Dictionary”, «Diccionario de Biología Pesquera”. Ha sido finalista en los concursos literarios “Historias sobre la Historia”. Silva Editorial (2006, Barcelona.) y Premio Orola con “Tacto”, (2009, Madrid). Actualmente es hombre de negocios, consultor de pesca, turismo, medioambiente, periodista freelance.

 

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