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Contraataque británico: El brazo anglicano frente a la propuesta de Trump sobre Canadá

Por Carlos M. Estefanía.

En su estilo provocador habitual, el expresidente Donald Trump insistió días atrás en la idea de convertir a Canadá en el «estado número 51» de los Estados Unidos. Esta propuesta, polémica y desestimada por la mayoría de los canadienses, surge en un contexto marcado por la renuncia de Justin Trudeau como primer ministro tras casi una década de liderazgo. Según Trump, la anexión traería beneficios económicos y estratégicos, desde menores impuestos hasta mayor seguridad frente a amenazas de Rusia y China.

Sin embargo, esta visión no es bien recibida al norte de la frontera ni mucho menos en Reino Unido, que tiene fuertes vínculos históricos y culturales con Canadá, que Trump no parece haber calibrado bien. Aunque el plan del reelecto presidente norteamericano parece más una estrategia para encender los focos mediáticos, ha generado reacciones inesperadas, como la de la Iglesia Episcopal en Estados Unidos, el brazo norteamericano de la Comunión Anglicana.

Un Reino Unido incómodo: Canadá y su conexión histórica

Para entender el trasfondo de esta tensión, es crucial recordar que Canadá mantiene una estrecha relación con el Reino Unido, reflejada en aspectos como la migración, la historia militar compartida, el sistema parlamentario y, claro, su vínculo monárquico con el rey Carlos III. Aunque esta relación tiene un costo simbólico y financiero, para muchos canadienses es parte de su identidad nacional.

Trump, sin embargo, ve en Canadá un socio que consume más de lo que aporta, con déficits comerciales y subsidios que considera insostenibles. Su idea de que «muchos canadienses» quieren formar parte de Estados Unidos no encuentra respaldo en las encuestas, donde solo un 13% apoyaría tal anexión.

Pero las implicaciones de esta propuesta van más allá de la política interna estadounidense; tocan fibras sensibles en Reino Unido, que no está dispuesto a ver mermada su influencia sobre su excolonia. Y aquí entra en juego un aliado inesperado: la Iglesia Episcopal.

Brazo espiritual de Inglaterra arremete contra Trump

La Iglesia Episcopal en Estados Unidos, una rama de la Comunión Anglicana, ha asumido históricamente un rol político que trasciende lo espiritual. Fundada oportunistamente tras la independencia de las Trece Colonias, mantiene un simbolismo que conecta a sus fieles con las tradiciones británicas. Pero en los últimos años, ha evolucionado hacia una herramienta ideológica que interviene en debates políticos, a menudo de manera frontal.

Un ejemplo notable de esta dinámica es la figura de Mariann Edgar Budde, obispa de la diócesis episcopal de Washington. Conocida por sus posiciones izquierdoides,  Budde no ha dudado en criticar a Trump abiertamente, apelando a la «compasión y la justicia social» como valores cristianos fundamentales. El último ejemplo lo tenemos en su sermón del 21 enero de 2025 en el que instó al presidente a respetar a comunidades marginadas como inmigrantes y la población LGBT, lo generó una reacción  por parte de Trump, quien descalificó sus palabras como «poco emocionantes». Por su parte Elon Musk la acusó de haber adoptado una mentalidad progresista. Lamentablemente ningún analista ha explicado por donde le entró el agua de esta retórica progre al «coco» de la obispa, menudo título.

El trasfondo geopolítico del enfrentamiento

A simple vista, los ataques de la Iglesia Episcopal hacia Trump pueden interpretarse como una postura ideológica. Pero, en realidad, son el reflejo de una lucha más profunda. La propuesta de anexar Canadá toca directamente los intereses de Reino Unido, que no está dispuesto a perder su influencia histórica y cultural sobre la nación norteamericana. La Iglesia Episcopal, con su conexión a la Comunión Anglicana, opera como una herramienta sutil de presión británica en suelo estadounidense.

Al desafiar al Reino Unido al proponer la anexión de Canadá, Trump no sólo enfrentó la oposición del pueblo canadiense, sino también la reacción velada de una potencia extranjera que, aunque ya no empuña cañones, utiliza su legado espiritual para proteger sus intereses. En este contexto, la Iglesia Episcopal se convierte en un brazo extendido de la estrategia británica, con sermones y discursos cuidadosamente dirigidos contra las políticas del expresidente.

Conclusión

El enfrentamiento entre Trump y la Iglesia Episcopal no es solo una pugna ideológica. Es una manifestación de la compleja relación entre Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, donde la historia, la religión y la política se entrelazan en un tablero de intereses internacionales. Trump, con su retórica incendiaria, no solo desafió a los líderes políticos de Canadá, sino que despertó al viejo león británico, que, lejos de rugir, opta por mover sus piezas en el ámbito espiritual para frenar al magnate convertido en político.

Carlos M. Estefanía es un disidente cubano radicado en Suecia.

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