Economía

Cambios en Acopio, ¿para qué?

Por Elías Amor/La Opinión Cubana/Redacción ZoePost.

Si alguien cree que el cese fulminante del presidente del Grupo Empresarial Acopio, Nelson Concepción de la Cruz, va a servir para algo, que no espere tal cosa. El ministro de la Agricultura Ydael Pérez puede conseguir algo de oxígeno con este tipo de prácticas, y alejar la presión de su entorno, pero no va al núcleo del problema del sector agropecuario cubano. Por ello, la situación seguirá siendo la misma, o cada vez peor. Ya se vio hace unas semanas, cuando tras la destitución del ministro encargado de la electricidad y su reemplazo por otro, la situación de los apagones siguió siendo la misma.

Los comunistas han decidido resolver los trapos sucios de esta guisa, pero cuidado, el tiro puede acabar saliendo por la culata. De nada sirve, como hizo el ministro de la Agricultura, dedicar panegíricos al funcionario de Acopio cesado, por “haber cumplido misiones gigantes”. Los cuchillos han salido de las vainas y el espectáculo se promete interesante. Habrá que ver como los tres poderes del régimen comunista solucionan sus diferendos a cuchilladas, y lo que es peor, cómo los problemas siguen e incluso, se agravan.

No hay un solo arrendatario de tierras con los que hable, que diga una sola palabra favorable de Acopio. Tras las “63 medidas” del pasado año, muchos pensaron que al final se acabaría cerrando esta organización intervencionista, de perfil comunista y manifiestamente ineficiente. Pero no. Acopio sigue. y cae el burócrata de turno, que pasa a mejor vida, dejando la situación, y aquí viene lo importante, mucho peor que como estaba.

En todos los sistemas de gestión pública, se está imponiendo la idea de que cuando un funcionario deja sus actividades en peor estado que cuando las asumió, debe pagar sus responsabilidades, ya que el cese o la destitución fulminante, no parece que sea la solución adecuada. Disfrutar de las prebendas asociadas a los puestos jerárquicos en el régimen comunista cubano, y no hacer bien las cosas, debería tener su castigo. Este directivo de Acopio ha sido destituido, casi seguro, por la pésima gestión de la entidad, pero el que venga detrás no va a hacerlo mejor, porque el problema de Acopio, como todo el sistema económico comunista, es de fondo, y no se resuelve con maquillaje y afeites.

Al Grupo Empresarial de Acopio hay que entrar con decisión, olvidándose de las funciones estatales y apostando por el aire fresco del sector privado, del mercado, de la oferta y demanda, pero de forma generalizada, no como ahora que siguen instrumentalizando los subsidios que distorsionan la canasta de bienes y no hacen otra cosa que acentuar la miseria y la escasez. Si el dinero que en el presupuesto destina el régimen comunista a comprar en dólares alimentos en el exterior fuera a parar a manos de los productores agropecuarios cubanos, el hambre se acabaría enseguida. Pero al régimen no le interesa esta cuestión, sino mantener la barrea que existe entre la función estatal y la privada en el sector agropecuario, para que el pueblo siga desesperado malviviendo en colas en las que nunca se consigue lo que se quiere, y ahora con unos precios que aumentan más del 65% anual como ocurrió este año 2022 con los alimentos. Un desastre total.

De modo que mientras se juegan a la suerte a quién designar en Acopio, el campo cubano seguirá estando improductivo, paralizado y no podrá abastecer las necesidades de los cubanos, en tanto que cada vez se puede importar menos del exterior. Un círculo vicioso de consecuencias terribles, del que no se quiere salir, porque se mantiene el poder del monopolio estatal agrícola y se niega a los agricultores y ganaderos la propiedad privada de sus explotaciones.

Luego están las maldades puntuales de Acopio, como no pagar a los productores en tiempo, abandonar las producciones en los campos hasta pudrirse, mantener una absoluta falta de interés y procesos burocráticos caóticos que obligan a los agricultores y ganaderos a sufrir en sus carnes la pésima gestión del sistema de distribución estatal monopolista.

Los cubanos hablan claro, y saben que Acopio no es el único problema y que los ceses y destituciones deberían seguir hacia arriba. Tampoco se resolvería gran cosa, pero en Vietnam con el Doi Moi tuvieron que depurar a los comunistas que se oponían a la privatización de la tierra, y en Cuba tal vez haya que empezar a pensar en algo parecido. Porque el problema no está solo en incumplir contratos con los productores o no recoger las cosechas contratadas. El problema radica en que los productores agropecuarios carecen de libertad de decisión sobre qué producir, cuánto, y a qué precios. Y lo más importante, libertad para llevar sus productos a los mercados. Es decir, privatizar Acopio y liberalizar la distribución comercial agropecuaria sin intermediarios estatales.

Cualquier cosa saldrá de la mente calenturienta de los dirigentes comunistas antes de abrir espacios a la libertad y la competencia. Pensarán que la solución puede estar en las mipymes, o en la inversión extranjera en el campo. Trataran de controlar los pagos y promover precios favorables para los productores. Intentarán facilitar el acceso a los insumos y bienes intermedios, aunque se tengan que pagar en MLC. Incluso pensarán en facilitar el acceso a divisas a los que venden a hoteles, pero entonces, ¿la gente qué?

El sector agropecuario cubano languidece sin que el régimen tenga el menor interés en resolver los problemas de fondo. Nadie puede pensar que haya algún futuro dentro del modelo económico actual. Ni siquiera sustituyendo burócratas del partido.

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Elías Amor. (La Habana, 1958) Destacado y reconocido economista cubano. Delegado de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana en Europa, y Presidente del Observatorio Cubano de Derechos Humanos. Profesional de gestión y dirección de Administraciones públicas yentidades sin ánimo de lucro. Profesor de Economía en la Universidad de Valencia, actualmente es profesor en la Universidad ESIC Business School.

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