Por Carlos Carballido.
Durante dos trimestres consecutivos, el Producto Interno Bruto de EE.UU. ha decrecido debido más que todo a la inflación provocada por la administración Biden y aunque se insiste en suavizar el término, el hecho concreto es que la nación transita ya sobre una recesión económica de incalculables consecuencias.
Insistir en nuevas teorizaciones si es que Estados Unidos va hacia una recesión técnica o que es muy temprano para afirmarlo, en nada cambia la realidad: un efecto inflacionario sin precedentes en 40 años casi llegando al 10 por ciento y una contracción de la producción en ascenso desde hace 6 meses.
La administración Biden, en un intento desesperado ha tratado de apaciguar los temores redefiniendo esta categoría económica y proponiendo una ley al Congreso para frenar la recesión que incluye más gasto público y más emisión que de firmarse lo único que logrará es alargar el tiempo para caer definitivamente en un abismo económico peor que la Crisis vivida en 1930.
No voy a detenerme en cifras estadísticas o numeritos finales que arrojan luz sobre la recesión económica que vive la Unión desde que Trump salió de la Casa Blanca. Prefiero hablar de las consecuencias a corto y mediano plazo de lo que significa entrar o transitar en recesión económica.
El primer problema que tenemos es que desde el comienzo de la Guerra de Ucrania y por presiones de la Casa Blanca las sanciones a Rusia han tenido el efecto inverso que ha devaluado el dólar y el Euro y que en una contracción económica ya reconocida por Biden, el desplome de las dos monedas sea tanto que provoque un caos global debido a que su contraparte ruso/china no tienen la capacidad de infraestructura para asimilarlo.
¿Esto qué significa? La capacidad adquisitiva de europeos y norteamericanos, ya de por sí limitada por la inflación galopante, caería por efecto dominó con mayor celeridad.
En una sola frase resumo lo que usted cómo lector debe asumir poniendo a un lado el discurso político que escucha en los medios. Caer en una recesión tiene amargas consecuencias: el desplome de la inversión, el consumo y las transacciones. ¿Esto a dónde nos lleva? Sencillo…. provoca cierres de empresas, recortes, pérdidas masivas de empleo e imposibilidad para pagar deudas que puede llevar a muchos a la bancarrota.
¿Qué puedo hacer?
Igualmente deje de seguir a esos especialistas financieros que hablan bonito pero al final los vena usted cómo futuros clientes.
Lo único racional que se puede hacer en este caso es redefinir su economía domestica y personal.
- Elimine los gastos innecesarios y escondidos que no necesita como televisión por cable, cervezas y cosas por el estilo.
- Evite usar las tarjetas de crédito porque las tasas de interés han subido y será casi imposible completar los pagos mensuales.
- Defina cuánto presupuesto personal y familiar puede gastar en el mes sin que quede en déficit.
- Trate de ahorrar todo dólar o euro que pueda. De lo contrario no gaste en lo que no pueda comprar sin usar el crédito.
- Use todo el dinero en efectivo que pueda. Los bancos pueden colapsar y usted perder sus ahorros.
Carlos Carballido es periodista exiliado en Texas en la sección económica de Zoepost. Director de Disidente Digital.