Por Fernando B. Marquet.
Sorpresas del destino, yo, Fernando B. Marquet, expedicionario de la Brigada 2506, encontré a Valerio Rodríguez, quien otrora había sido mi enemigo, pues al haber él pertenecido a las Milicias en Playa Girón, y haber sido el primero en abrir fuego contra los expedicionarios, contra los hombres-ranas y contra el barco Houston en el que iba el Batallón Dos, en el cual desembarqué en Cuba, no podía ser de otra forma.
Valerio de 16 años en la época, rompió con la revolución castrista no mucho después de Girón, y llegó a Estados Unidos, vía el éxodo del Mariel. ¡Vaya ironías las de la vida!
En reciente noche me encontré con Valerio Rodríguez, me dije: qué mundo más chiquito. Antiguos enemigos se encuentran sesenta y dos años después, aunque ahora ambos militan en el mismo bando, el de la justicia y la libertad de Cuba.
No hay duda, como dice el dicho: ¡Dios escribe recto en renglones torcidos!
Él había sido movilizado y se encontraba en Playa Girón, como ya conté, cumplía órdenes como miliciano y cuando vio el barco donde íbamos nosotros, y reconoció a los brigadistas que ya estaban en pleno desembarco, abrió fuego. Yo cumplía el deseo de numerosos cubanos, el de liberar a Cuba del comunismo.
Reitero que esto es una gran ironía de la vida, pero más que eso, esto es una prueba divina, porque que Valerio viva aquí, en Los Ángeles, donde también yo vivo, es justo increíble.
Valerio es buena gente, un tipo que enseguida se percibe puede ser tu amigo, y al que el azar, en aquel momento, le dio cita en el mismo lugar que a mí, pero en diferente bando.
Resulta sorprendente y hasta maravilloso que de tanta gente que hay en Los Ángeles, nos encontremos ahora como amigos y abanderados de la causa cubana.
Debo recordarles que yo contaba 17 años, él 16, y no pasó mucho tiempo para que Valerio cambiara de bando, hacia el lado de los justos, entonces se fue de Cuba para desde el exilio luchar por la libertad de todos los cubanos.
Aquel disparo suyo pudo haber acabado con mi vida y, sin embargo, hoy, juntos disfrutamos, como buenos amigos, de nuestra existencia, cuyo verdadero valor y objetivo son y serán, el de habernos abrazado cada uno en su tiempo, a una causa digna, y hermosa: la verdad y la liberación de la patria.
Fernando B. Marquet. Expedicionario de la Brigada 2506.