Por Asociación Cultural Héroes de Cavite.
El pasado 12 de abril, José Luís López-Linares estrenó su nueva producción, Hispanoamérica, en toda España. Una semana después, el historiador Carlos Martínez Shaw realizó una crítica en el diario El País titulada ‘Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza’: El nacionalcatolicismo a la reconquista de América.
Dicha crítica nos parece injusta y muy desafortunada y por ello manifestamos lo siguiente:
- Que esta Asociación tiene entre sus objetivos estudiar, discutir y divulgar la historia de nuestro pasado común, basada en personajes, hechos y situaciones, asumiendo sus luces y sus sombras, y al margen de ideologías políticas de cualquier índole.
- Que estamos de acuerdo con el articulista en que la brillante película-documental “Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza” de López-Linares, presenta los aspectos positivos de la presencia de España en América -educación, mestizaje, estudio y promoción de lenguas indígenas, aspectos musicales, creación de iglesias, monumentos, infraestructuras, universidades, colegios y hospitales- sin incidir en los negativos y desde un punto de vista cultural católico.
- Que nos felicitamos por la diligenciacon la que tanto el medio como el autor han tenido para elaborar y publicar un artículo crítico con esta proyección. Sin embargo, lamentamos que la misma diligencia no se venga aplicando a los numerosísimos casos de documentales, películas o series, tanto nacionales como extranjeras, que ocultan -cuando no falsean descaradamente- la Historia en lo referente a las indudables aportaciones de la cultura hispánica al desarrollo de Occidente.
- Que esta película se opone de forma deliberada al permanente discurso negrolegendario, supuestamente progresista y políticamente correcto, con el que llevan toda la vida bombardeándonos -a nuestros padres, a nosotros y a nuestros hijos- los medios de difusión, las élites intelectuales y conocidas ideologías políticas de nuestros respectivos países.
- Que tenemos muy asumido -llevan doscientos años recordándonos casi exclusivamente este aspecto- que hubo lo que el autor denomina fechorías, abusos, movimientos de resistencia o esclavitud de negros, al igual que por desgracia ha habido en todo el mundo y en todos los periodos históricos, incluido el actual. Estos abusos, aún contextualizados, ni nosotros ni ningún ciudadano decente los justificamos de ninguna manera. Pero la diferencia con la Monarquía Hispánica es que, para ponerlas freno, generó una legislación protectora sin parangón hasta entonces en el mundo, las Leyes de los Reynos de las Yndias, además de instrumentos de control como los Juicios de Residencia, o los castigos ejemplares de la Corona a los que juzgó abusadores (como fue la pena de muerte de Gonzalo Pizarro, Francisco Sánchez, Francisco Girón, del regidor de Oaxaca Peláez del Berrio, la misma familia Colon y un largo etcétera). Busquen ejemplos similares en otras potencias expansivas de la historia…
- Que la ventaja y valor añadido del documental “Hispanoamérica. Canto de vida y esperanza” respecto a dudosas producciones imaginarias y ficticias que atosigan en todos los medios audiovisuales (cine, televisión, radio, prensa) es que el documentalista enfatiza en poner imágenes y sonidos sin mayor ambición, pero sin escamotear su mérito. Los paisajes son auténticos – una belleza, por cierto-, los testimonios directos, lugares, ríos, parajes, ciudades y manifestaciones sociales, culturales (tradiciones, festividades, musicales) son reales. Son de verdad: simplemente son ésos. Aquí el director actúa poniendo ojos, oídos y sentimientos con honestidad, tradiciones que además son multitudinarias, y siguen muy vivas. Están presentes por ejemplo las continuas peregrinaciones a Guadalupe en México o las procesiones de Santiago Apóstol en Cusco. Esto ni desmerece la película ni falta a nadie al respeto (o no debería sentirse nadie molesto) sino que es exhibición de la realidad que cualquier viajero a América conoce y ha podido contemplar.
- Que el articulista tampoco oculta su malestar al respecto de la profusión del catolicismo como herencia religiosa, pero también cultural, en estos países. Los beneficios del catolicismo que el autor acusa, al parecer a su pesar, quedan bien patentes y de todos son bien conocidos -de forma independiente a la libertad o creencias personales de cada quien-: universidades, hospitales, el Barroco, la música, las gramáticas indígenas, las Leyes de Indias, la Escuela de Salamanca, Francisco de Vitoria, Motolinía, el fin de la poligamia, el fin de la antropofagia, del canibalismo y los sacrificios humanos, la prohibición del pago de deudas y tributos con las hijas, y también las enconadas disputas de evangelizadores y misioneros con el poder político de virreyes y gobernadores, poniendo freno a potenciales abusos que pudieran ser cometidos con los naturales…
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