Cultura/Educación

Tomás Carrasquilla, genio elusivo de la literatura colombiana

Por Gloria Chávez Vásquez.

Colombia es tierra de escritores, aunque solo algunos han podido sacar la cabeza de la tumba del olvido. Otros van y vienen en la memoria de sus compatriotas. Es el caso del antioqueño Tomás Carrasquilla, maestro de escritores, que vivió entre dos siglos, el XIX y el XX y tres movimientos literarios: el costumbrismo, el romanticismo y el modernismo. Tal vez por eso, los críticos, nacionales y extranjeros, no saben dónde situarlo.

Pero paisa al fin, Tomás se hizo notar en una época de guerras civiles y tendencias europeístas, dejando una obra respetable y admirada por intelectuales de la talla de José Martí y Miguel de Unamuno, con quien sostuvo amistosa correspondencia.

En su país natal solo se le recuerda, si acaso, en los aniversarios, o gracias a artistas como Enrique Buenaventura, que lo sacó de un segundo anonimato en los años 50 cuando adaptó al teatro una de sus obras. A la diestra de Dios padre se dio a conocer a la generación de entonces, vía la recién inaugurada televisión nacional. Como bono extraordinario, la Revista Cromos dedicó su centro, ilustrado, al colorido guion. Eso, por lo menos, dejó honda huella, en aquellos espíritus sensibles, que pudieron apreciar la herencia cultural del Maestro Carrasquilla.

Es de agradecer la dedicada gestión del Instituto Caro y Cuervo, pues la publicación de Frutos de mi tierra y La Marquesa de Yolombó (1972-74) con el ensayo crítico del profesor canadiense Kurt L. Levy, llamó la atención académica en otros países de habla hispana. Según los editores, “aunque se le ha concedido su debido lugar en la historia literaria del continente, al genial escritor colombiano, uno de los importantes regionalistas de toda América, es difícil encontrar una muestra de su narrativa en las antologías para cursos panorámicos de la literatura hispanoamericana”.

No existen traducciones de sus libros, ni abundan los análisis literarios de su obra de ficción. Los dos estudios que se han publicado sobre sus novelas, son los escritos por Seymour Menton y Kurt L. Levy. Una monografía sobre Carrasquilla publicada en la Serie Twayne se debe, al prestigio que tiene, como uno de los clásicos de la literatura iberoamericana y no a la atención crítica que ha recibido su obra durante los últimos veinticinco años.

Su vida

En sus apuntes autobiográficos, aparecido en una selecta colección de Cuentos, (El Áncora Editores, Bogotá 1983) Carrasquilla escribe: “Este servidor nació ha más de once lustros sin que hubiera anunciado el grande acontecimiento ningún signo misterioso ni en el cielo ni en la tierra. Fue ello en Santodomingo, un poblachón encaramado en unos riscos de Antioquia. Según unos se parece a un nido de águila, según otros a un taburete. Opto por el asiento. En todo caso es un pueblo de tres efes, feo, frio y faldudo.

Cuando nació, en 1858, el país se llamaba República de Nueva Granada y acababa de independizarse de España. De 1863 a 1886, época en que se colonizaron las actuales zonas cafeteras, fue ciudadano de los Estados Unidos de Colombia. Testigo por demás de la revolución industrial colombiana, la Guerra de los Mil Días, la Secesión de Panamá y muchos otros cambios que afectaron la nación.

De familia de labriegos con recursos, lo que le dio oportunidad para escribir, en 1877 sus estudios universitarios se ven truncados a causa de la guerra civil, lo cual le obliga a emplearse como sastre y luego como secretario de un juzgado. Cuando pierde su fortuna (1904) debido a la bancarrota del Banco Popular, se mete a almacenista en una mina de oro de Sonsón, escribe una columna para El Espectador y engancha como funcionario del Ministerio de Obras Públicas en Bogotá hasta 1919.

La obra

No cabe duda que Carrasquilla fue un intelectual comprometido. Era lector ávido y un escritor original, que tuvo importante influencia en las generaciones de su época. Su vida social y cultural, en Medellín, fue muy animada. El “Maestro” como lo llamaban sus colegas, organizaba tertulias en su casa en las que participaban jóvenes intelectuales, como el escritor y filósofo Fernando González, quien opinaba que Carrasquilla era “único” en Colombia y que su literatura era equiparable a la europea.

Una de sus historias más populares, Simón el Mago, la escribió como requisito de admisión en el Café Literario. Publicado en 1890, fue llevado al cine por el director colombiano Víctor Gaviria en 1993. El cuento, narrado en primera persona desde la perspectiva de un niño, en las memorias de un adulto, trata de las supersticiones, producto del intercambio cultural entre tres razas.

En Bogotá, presenta su primera novela, Frutos de mi tierra (1896) y conoce a José Asunción Silva, a quien años después dedica el ensayo “Para el poeta”. Su obra más conocida en Colombia, La marquesa de Yolombó sale a la luz en 1926. En ella describe los eventos que llevaron a los colombianos a independizarse de España. La novela es producida por RTI televisión en 1978, adaptada por el escritor y guionista Julio Jiménez y dirigida por el teatrista Fabio Camero.

El estilo de Carrasquilla, sencillo y directo, le resulta novedoso y atractivo al lector de un siglo cargado de excesos y redundancias. Sus críticos reconocen, en la descripción realista de la vida y costumbres de los antioqueños, el amor por su tierra y su gente, así como una comprensión inteligente y sensible de los problemas y las fuerzas sociales que conmocionan a su país.

En sus cuentos, anécdotas y estampas, algunos desconcertantes e intensos, es posible percibir, en todo su esplendor, la estética literaria. Maestro del detalle y de la palabra, supo motivar el interés del lector por sus temas. De su lenguaje dice Kurt Levy, que es Irónico, a veces despiadado, tierno cuando estaba en forma y dueño de esa intensidad indispensable para transformar una historia ordinaria en una narrativa mental y emocionante.

Entre el costumbrismo y el modernismo

El modernismo aparece en Iberoamérica y España a finales del siglo XIX. En Colombia, se manifiesta como una reacción contra el costumbrismo, en escritores y artistas como Fernando González, León de Greiff, Ricardo Rendón y Matiz, fundadores de Los Panidas. Como escritor independiente, Carrasquilla apoya al grupo de escépticos, más nunca se une a ellos.

El efecto narrativo de Carrasquilla nos sitúa en una época, a través del lenguaje y las descripciones, como lo hicieron Balzac en Francia y Mark Twain en Estados Unidos. Unamuno reconoce, en los arcaísmos de la obra de Carrasquilla, un dialecto característico de los lugares aislados en las montañas andinas. Según Federico De Onís, el trabajo de Carrasquilla parte del costumbrismo estático del siglo XIX, pero evoluciona, ya que conoce y comparte, las tendencias del modernismo.

En su artículo Desempolvando a Carrasquilla (EquinoXio 1/17/2008) el periodista colombiano Carlos Uribe de los Ríos, observa, que su clasificación como autor costumbrista, marginó a Carrasquilla dentro de la literatura colombiana, ya que fue menospreciado por algunos escritores bogotanos de su tiempo, quienes lo consideraban provincial.

Mas que costumbrista, Carrasquilla fue modernista realista. El autor antioqueño llevó su literatura al mérito justo, más allá de los límites de su provincia. El periodista añade que, si Kurt Levy no hubiera escrito una biografía crítica sobre él, muchos menos se interesarían hoy por el escritor y su obra.

En 1934 cuando su salud y su vista comienzan a deteriorarse, el escritor se recluye en Medellín. Un año más tarde, es condecorado con la Cruz de Boyacá. Tras una cirugía ocular, dicta sus memorias. Hace Tiempos le vale el Premio Nacional de Literatura (1936).  Tiene 82 años cuando fallece en Medellín, rodeado de familiares y amigos, el 19 de diciembre de 1940, a causa de una gangrena. Es sepultado en el Cementerio Museo San Pedro de Medellín.

Algunas de sus obras: (1897) Dimitas Arias; (1898) El ánima sola; (1903) Salve, Regina; (1915) El Rifle; (1925) El Zarco. Aparte de sus Obras Completas, Edición Primer Centenario. 2 v. Medellín: Bedout. 1958. los artículos e historias de Tomás Carrasquilla están reunidos en dos colecciones: Homilías (1914) y Dominicales (1934).

Libros de Tomás Carrasquilla aquí.

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos. Es autora de Cuajada, el conde del Jasmín y la trilogía de Akum, la magia de los sueños.

 

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