Política

Y si en lugar de él, es ella… Francia en vilo

 

Por Zoé Valdés.
Fuente La Gaceta. de la Iberosfera.

Demasiados errores aderezados con delirios grandeza, un abandono inquietante del país para, ocuparse a nivel internacional, de Europa y del mundo, porque de lo que se trataba era de brillar como mundialista o globalista, en lugar de hacer el trabajo para el que fue elegido: presidente de Francia.

Cinco años de chalecos amarillos, chalecos negros, desproporción y desbordamiento social hacia la pobreza de unos y el enriquecimiento feroz de otros, de los suyos; una pandemia que fue una guerra (dicho por él mismo en seis ocasiones) en la que todos perdimos, menos ellos, los de arriba, menos él, en la cúspide.

Con su sonrisa de discípulo alterado con miedo al suspense, su peluquín napoleónico, y esa esposa correctiva como figura maternal y profesoral. Un absoluto y monumental aburrimiento.

Demasiados puntos flacos que le señala la prensa políticamente incorrecta -la única que vale- a él. El pueblo no lo soporta, los agricultores lo desprecian. Pocos le temen y muchísimos menos le respetan. El benjamín de la República llegó orondo, y es probable que se despida arrastrando los pies. Muy conversador con Vladimir Putin y bastante parco con el francés de a pie. Un auténtico desastre. Incluso si evitamos verlo como es. Pero en política la realidad cuenta, y mucho. El onirismo en política no conduce más que a la abulia. Emmanuel Macron es, más que un político, otro ilusionado soñador. Y de ilusiones ya el francés medio se cansó de vivir.

La campaña presidencial, otra calamidad. No sólo en su desbarajuste tiró al lodazal a la ‘République en Marche!’, su propio partido, además, como por arte de birlibirloque, convierte en menudeo al Partido Socialista bajo la tenebrosa presencia de la lideresa de París, Anne Hidalgo. Si François Hollande consiguió dar un puntapié a los socialistas, los de su propio partido, con su mediocre gobernanza, Emmanuel Macron los pisoteó, haciéndolos trizas, conduciéndolos hacia la aniquilación. Lo que constituye un punto a su favor, eso sí.

Por lo demás, “buchipluma ná má”, como dice la canción. Otro bueno para nada, como diría el cuento infantil.

El caso es que en lugar de ser él nuevamente, pudiera al fin ser ella: Marine Le Pen. Desde los 14 años chapotea en la política, primero de la mano de su padre, luego desasida y renunciante del legado paterno. Por antigüedad mereciera convertirse en la primera mujer Presidente; por mujer también (según las demandas de cuotas actuales). Pero sobre todo porque le pisa los talones a él, a Macron, le respira en el cuello, como ha dicho alguien…

Le Pen tiene un proyecto, guste o no. Lo sostiene, y muy pensado, y ese proyecto es Francia principalmente. Es lo que la ha acercado a los campesinos, a los de abajo, a los comunistas… Oh, cuidado, atención… Lo que ha hecho que sea vista menos peligrosa que Éric Zemmour, quien lo diría. Aunque no es menos cierto que los intelectuales siempre parecerán más perniciosos que los administradores.

Aparte la voz tan desagradable, Marine Le Pen es rápida de pensamiento, se enfrenta con carisma, defiende con firmeza sus ideas. No obstante, esos continuos acercamientos a los izquierdosos, a los castristas en el pasado, ese plan económico que no se vislumbra claro, o que se observa en la lejanía como una mancha envolvente o una asignatura sin concluir.

Faltó el debate entre ambos. Faltó, porque en el último que tuvieron hace cinco años, ella quedó mal parada, y es quizás la razón por la que él evitó repetirlo, para que nos quedáramos con aquella impresión, aquella imagen de ella perdida en el llano de sus dudas que parecieron evasivas.

Sin embargo, el puntillazo de la sobrina, la inteligentísima Marion Maréchal-Le Pen, que le vendió el cajetín a última hora y se fue con el improbable Éric Zemmour, tal vez melló ligeramente sus sentimientos, pero para nada su estrategia a nivel de urna. Su popularidad continúa alzándose y las encuestan dicen que continuará en esa ascensión hasta el minuto final. Hay que reconocer que ha llevado una campaña intachable frente a un huidizo y frágil otrora profesional de la conversación y el embeleque.

Veremos qué nos depara, como en el poema de Pierre de Ronsard: “Ce jour de Mai qui a la tête peinte…

Zoé Valdés es escritora y artista. Fundadora y Directora General de ZoePost y de Libertad de Prensa Foundation. Fundadora y Voz Delegada de Movimiento Republicano Libertario Martiano.

One Comment

  1. Si Europa esta dando un giro a la derecha moderna y sin apellidos esperemos que gane la Le Pen, porque despues de años de lucha se lo merece y luego nunca serà peor que Macron, digo y repito siempre y cuando no haya fraude electoral que tanto va de moda por los izquierdosos que cuando toman el poder no quieren dejarlo Dios los proteja Vive la France!!

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