Cultura/Educación

Unión de Reyes llora porque Charlie Watts murió

Charlie Watts, batería de The Rolling Stones

Por Félix Antonio Rojas.

La primera vez que vi un disco de los Rolling fue en la calle B, aunque ya los conocía desde el 77, creo que fue en la Navidad de 1980, subían por la cuesta el Yuri y su estampa a lo Jeff Beck con la guitarra acústica y Mayito Frankenstein como un ser mitológico vestido todo de negro, llevando en sus largas manos el Black and Blue ,el álbum de 1976. Salían de grabarlo en kct de casa del Turco, para subir después a la iglesia del padre Loredo, el cura rockero, el humilde franciscano, que ofrecía su casa parroquial, al hermano lobo, a los frikis, y a los jóvenes que éramos marginados, segregados y perseguidos en aquella época donde milagrosamente encontrábamos un espacio alternativo y de libertad, dentro de aquel infierno comunista, que llegaba irremediablemente hasta las azules y negras colinas de Lawton.

Murió tristemente Charlie Watts, ahora viaja en el éter escuchando jazz entre ángeles y hooligans fenecidos. Icono de la percusión contemporánea, el gentleman del rock and roll inglés, que creció por las calles grises de Wembley escuchando a Charlie Parker, a Jelly Roll Morton, e influenciado desde un principio por los sonidos mágicos de los pinceles de Chico Hamilton, bataca de culto del legendario Gerry Mulligan, nos dejó un legado y una obra eternos.

Se nos fue Charlie Watts, montado en la 85 o en la 23, o caminando por Porvenir abajo, frente a la casa de Regis deteniéndose un instante,  sonriendo haciendo el signo de victoria, junto a Eduardito el belga que iba disfrazado de Ronnie Wood… voló y luego se sentó en el parque de la Asunción, dando golpecitos con sus manos sobre el banco pintado de verde, feliz junto a todos los frikis que ya no están y que aún navegan sobre el río styx hacia la luz o las tinieblas… y en un martes en la noche, asombrados ante la manifestación del drummer, alguien dijo después de consumir cocimiento de campana y reconocerlo entre la multitud: “coño, pero si es el mismísimo fantasma de Charlie Watts…”

Todo nuestro agradecimiento a las miles y miles de horas de escucha de los Stones que nos ayudaban como otras bandas de rock y metal a escapar y evadirnos de aquella sociedad esquizofrénica, paranoica y enferma terminal, que nos imponían las garras de La Bestia, los cheos , los chivas y los aseres tóxicos de la pnr.

Agradecimiento eterno también para aquel friki anónimo que en la celda n.2 de la 10ma unidad de la calle Acosta, carpeó irónicamente en la pared aquello que siempre nos arrancaba una sonrisa cada vez que leíamos, esa frase magistral: “aquí estuvo Charlie Watts, pero lo soltaron ayer ”.

Félix Antonio Rojas es friki Freelancer.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*