Por Antonio Agredano/The Objective.
Una mujer llamada Bianca Censori ha decidido pasearse con un vestido transparente por la gala de los Grammy. No la critican los conservadores, que incluso hablaron de antiwokismo y libertad, sino los progresistas. Porque intuyen -o saben- que no lo hace libremente, sino obligada, casi abducida, por su pareja, Kanye West. Ahora ella, una arquitecta australiana aficionada a vestir ligero, es considerada un símbolo de la opresión patriarcal y una víctima del machismo sistémico, además de una especie de zombi sin voluntad utilizado para la promoción internacional del rapero.
Hace 21 años, el 1 de febrero de 2004, Janet Jackson actuó en el intermedio de la Super Bowl. En el dúo con Justin Timberlake, interpretaban Rock your body, el cantante, como parte del show, le arrancó una pieza de su corpiño, dejando al aire su teta derecha. Esa misma noche se hicieron más de medio millón de llamadas a la FCC, la Comisión Federal de Comunicaciones, con quejas, denuncias, insultos e indignaciones varias. La América puritana acabó con la carrera de Janet, que fue vetada en radios y televisiones. Un pezón enjoyado fue suficiente para que el trabajo y el talento de una mujer desapareciese de la tierra. Sin defensa, sin matices. Borrada del mapa. Por una teta.
En 2020, la organización del Tour de Francia, ASO, decidió reemplazar la tradicional presencia de dos azafatas en el podio por una pareja mixta, compuesta por un hombre y una mujer, en las ceremonias de entrega de trofeos y maillots. Esta medida, que buscaba promover la igualdad de género y eliminar prácticas consideradas machistas, seguía la línea de otras competiciones ciclistas, como la Vuelta a España, que en 2017 eliminó la costumbre de que las azafatas besaran a los ganadores en el podio. Fue una medida muy aplaudida por el feminismo. El País publicaba en su día galerías como la llamada 10 imágenes sexistas de azafatas en la Vuelta ciclista que no se repetirán para alertar de hechos cosificadores y denigrantes. Una parte de la España conservadora, que no entendió en su día la prohibición de minifaldas, tacones y besos en la mejilla, ha usado este capítulo para atacar a Inés Hernand…
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