Cultura/Educación

Sobre la crítica a los que quieren cambiar el Mundo

Por Carlos Manuel Estefanía.

Vives mal presumidas y ambiciosas horas,

inútil número del suelo,

atento a sus quimeras engañosas;

pues, ocupado en un mordaz desvelo,

a ti no quieres enmendarte, y osas

enmendar en el mundo tierra y cielo.

—Francisco de Quevedo

Jesús G. Maestro, nacido en Gijón en 1967, es un destacado profesor y catedrático español especializado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Su pasión por la literatura lo ha llevado a ser un reconocido teórico, crítico literario, editor y traductor. Sus obras Crítica de la razón literaria y Ensayo sobre el fracaso histórico de la democracia en el siglo XXI han dejado una huella significativa en su campo.

Maestro estudió Filología Hispánica, graduándose en 1990, y obtuvo su doctorado en 1993. Desde que comenzó a enseñar en 1994, ha sido un firme defensor de la educación pública y gratuita, compartiendo generosamente su conocimiento en línea con más de 1300 videos de acceso libre. A lo largo de su carrera, ha recibido varios reconocimientos, como el Premio Cervantes de Filosofía en 2018. Además, en 2019, fue fundamental en la fundación de la Escuela Hispánica de Estudios Literarios. En 2020, logró una cátedra de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, y desde 2021 dirige el Aula Internacional de Estudios Hispánicos en la Universidad de Vigo.

Jesús G. Maestro no solo ha contribuido con múltiples ediciones de su obra Crítica de la razón literaria, sino que también ha promovido la difusión abierta y gratuita de sus investigaciones. En 2024, publicó la tercera y definitiva edición de su ensayo sobre la democracia, traducido al inglés, lo que reafirma su reputación como un influyente crítico y teórico literario a nivel internacional.

Además, Maestro es un consagrado youtubero que, si bien no tiene inconvenientes en compartir sus saberes, no tolera fácilmente en su canal las discrepancias con sus opiniones ni permite comentarios. Nadie es perfecto.

Pese a todo lo que ha escrito sobre teoría literaria y su vocación de hacer de esta una ciencia, hay que reconocer que cuando analiza frente a la cámara una pieza, lo que predomina es la intuición y quizás algunos principios filosóficos, más que un método subjeto de ser modelado por el alumno. Esto, por otro lado, convierte sus charlas en momentos amenos y originales.

Tal es el caso del video titulado “Contra los ingenuos e infelices que quieren cambiar el mundo: un soneto preventivo de Quevedo”, publicado el 24 de mayo de 2024 en su canal de YouTube. Aquí, Maestro presenta una crítica profunda y mordaz sobre los ideales de cambio social y las ilusiones que estos pueden generar.

En esta ocasión, Maestro utiliza un soneto de Quevedo como base para desarrollar su argumentación contra la ingenuidad y la imprudencia de aquellos que desean transformar el mundo sin haber gestionado adecuadamente sus propias vidas. El poema “Contra los que quieren gobernar el mundo y viven sin gobierno” fue escrito por el español Francisco de Quevedo (1580-1645) en el siglo XVII. Refleja la crítica mordaz del poeta contra aquellos que, en su ambición desmedida, pretenden gobernar el mundo sin antes haberse gobernado a sí mismos. Se trata de un soneto clásico de 14 versos divididos en dos cuartetos y dos tercetos, con un esquema de rima ABBA ABBA CCD EED. Quevedo contrapone la actitud de “Clito”, que está “ocupado en un mordaz desvelo” y se dedica a “enmendar en el mundo tierra y cielo”. Mientras que la actitud que el poeta considera correcta es la de vivir y soportar el mundo como un “huésped”, centrándose en prepararse para la vida eterna.

Cervantes, bien consciente de esta lección, permite que su personaje, Don Quijote, sea víctima de la mala vida que le dan quienes le rodean. El Quijote se comporta como el joven que piensa gobernar el mundo cuando aún no sabe gobernarse a sí mismo.

Quevedo utiliza en el poema analizado por Maestro un lenguaje elevado y metafórico, como “enemigo del alma” para referirse al mundo. Emplea contrastes y antítesis como “naciste, no a enmendarle, / sino a vivirle” o “ser prudente, conocerle; / podrás, si fueres bueno, despreciarle”. Hay un uso recurrente de verbos en imperativo que marcan la advertencia y el consejo del poeta a “Clito”: “debes”, “has de temer”, “tolerar”. Pero estos aspectos estilísticos parecen menos relevantes para Maestro durante la valoración del texto.

En su disertación, el académico, va a lo que suele ir, a las connotaciones del contenido. Sostiene que la juventud, y el idealismo a menudo se utilizan como pretextos para justificar imprudencias y errores graves. Destaca cómo muchas personas, especialmente los jóvenes, sienten un impulso casi narcisista por cambiar el mundo sin tener la capacidad ni la experiencia para hacerlo. Este comportamiento, señala Maestro, es una manifestación de una arrogancia inmadura y una falta de autoconocimiento. Y resalta, en línea con la crítica de Quevedo, la contradicción de quienes en el presente quieren gestionar grandes asuntos públicos sin haber demostrado capacidad alguna en la gestión de sus propias vidas personales y económicas. Esta crítica se extiende a la posmodernidad y sus consecuencias, como la distorsión de la realidad y la proliferación de ilusiones engañosas.

Jesús Maestro retoma su conocida crítica al idealismo, la misma que ha empleado con anterioridad al interpretar la obra de Cervantes: El Quijote. Siguiendo esta filosofía, Maestro utiliza el soneto de Quevedo para ofrecernos una perspectiva valiosa y provocadora sobre los peligros del idealismo desenfrenado. Su análisis es agudo y muestra una profunda comprensión de la literatura y la filosofía del Siglo de Oro español. Al conectar las reflexiones de Quevedo con problemas contemporáneos, Maestro enriquece el debate sobre la responsabilidad personal y la realidad social.

Su crítica a la posmodernidad y a la tendencia de algunos jóvenes a querer cambiar el mundo sin una base sólida es pertinente y refleja preocupaciones legítimas sobre la madurez y la preparación. Maestro logra articular sus puntos con claridad y fuerza, utilizando tanto el texto literario como ejemplos históricos y actuales para apoyar sus argumentos. Sin embargo, su discurso podría beneficiarse de una visión más equilibrada que reconozca las capacidades y logros incluso de aquellos a quienes critica.

Pero hay otro problema: pocos escarmientan por cabeza ajena. Así que, al final, no tiene mucho sentido alertar a los jóvenes, que terminan, para bien o para mal, haciendo lo que les viene en ganas, más en una sociedad moderna donde nadie entiende cómo en el pasado gobernaban los consejos de ancianos. En este sentido Maestro predica en el desierto.

Aquellos de nosotros que ya hemos encanecido, como los que Quevedo habría peinado al escribir aquel poema, estamos frente a una reflexión interesante. Francisco de Quevedo escribió “Contra los que quieren gobernar el mundo y viven sin gobierno” en 1634, cuando contaba con 49 años de edad, una edad ya avanzada para la época.

En el siglo XVII, la esperanza de vida en España oscilaba entre los 30 y 40 años aproximadamente, por lo que el hecho de que Quevedo hubiera vivido tanto es realmente destacable. Además, no sólo fue un renombrado poeta, sino que también sirvió como soldado, una faceta que dejó su huella en algunas de sus obras.

En 1611, siendo joven, tuvo su primera experiencia militar al servir brevemente en Sicilia. Más adelante, en 1621, se unió al ejército español y participó en la Guerra de los Treinta Años, luchando en Flandes bajo el mando del Duque de Osuna.

Las advertencias que el poeta nos dejó, y que el Maestro retoma, sobre los peligros de querer cambiar el mundo sin antes poder cambiarnos a nosotros mismos, son sin duda valiosas. Es decir, cuando aún no hemos logrado dominar los “caballos del alma”.

Los que ya peinamos canas podemos coincidir fácilmente con las advertencias de Quevedo y Maestro sobre los peligros de la vocación de cambiar el mundo, cuando aún no sabemos ni cambiarnos a nosotros mismos. Es decir, cuando estamos lejos de poder manejar con destreza ese carro alado referido por Platón en su “Fedón o del alma”.  

Hagamos un resumen de la alegoría platónica, tan pertinente en lo que estamos abordando.  Frente al conductor, es decir el auriga, la parte racional del alma que guía el carro, tenemos un hermoso corcel que simboliza los deseos espirituales y el impulso moral. Este caballo conduce el alma hacia acciones virtuosas. Pero hay otro más, el caballo malo que, en contraste con el bueno, representa las pasiones irracionales, los deseos terrenales y los impulsos pecaminosos. El carro es difícil de controlar porque los dos caballos tiran en direcciones opuestas. Si el auriga (la razón) desea elevarse hacia el cielo (la iluminación y la verdad), debe utilizar tanto los deseos espirituales (el buen caballo) como las cosas materiales (el mal caballo). Si el carro no se guía correctamente, el alma cae de nuevo al mundo material y se encarna en un cuerpo. Si se controla adecuadamente, el alma regresa al mundo de las ideas y la verdad. El alma tiene la capacidad de elevarse hacia lo divino, y la virtud aumenta el tamaño de sus alas, mientras que lo contrario conduce a la pérdida de alas y la decadencia del alma en el mal del mundo.

Por otra parte, ¿por qué cerrar las puertas al surgimiento, no gracias, sino a pesar de los actuales sistemas educativos, de alguien que, dispuesto a cambiar el mundo, logre, por un milagro divino más que educativo, dominar y gobernar los dos caballos de los que hablaba Platón, guiándolos de manera armoniosa bajo la dirección del auriga, es decir, del intelecto?

Solo un alma que ha logrado este autocontrol, como proponía Platón, puede aspirar a gobernar de manera justa tanto a nivel individual como a nivel político y social. El hecho de que no la tengamos a la vista no significa que no pueda existir, es decir que no se pueda repetir, salvando las distancias, la conjunción mágica de un Aristóteles y un Alejandro. Cuidado con cerrarle las puertas a este retorno, sobre todo desde el prestigioso estrado de quien enseña.

Hay que reconocer que todo lo bueno que ha conseguido la humanidad ha sido gracias a la temeridad de hombres que, aunsiendo inmaduros para ello, intentaron cambiar el mundo y, si bien no lograron conseguir la estrella deseada, al menos se elevaron hasta el satélite más cercano de lo que podríamos llamar “su planeta”, es decir, su tiempo y espacio. En este sentido, la charla de Maestro también puede ser vista como excesivamente pesimista, como una descalificación general de cualquier intento de cambio social por parte de jóvenes, los únicos que, por las energías y el optimismo inusitados (quizás también poco meditado) que les asisten, pueden hacerlo en la medida de lo posible, siempre y cuando no permitan que su voluntad de cambio sea manejada por otros con fines espurios.

En conclusión, la charla de Jesús Maestro en su video “Contra los ingenuos e infelices que quieren cambiar el mundo: un soneto preventivo de Quevedo” ofrece una crítica literaria y filosófica aguda y relevante. Sin embargo, podría beneficiarse de una visión más equilibrada que reconozca las capacidades y logros de aquellos a quienes critica, es decir, de esos locos que, a fuerza de darse cabezazos con los muros de la realidad, alguna vez, no siempre, lograron agrietarlos. El propio Jesús G Maestro, a su manera y en el terreno de la teoría literaria, es un buen ejemplo de estos cabezudos.

Referencias:

[1] https://criticadelarazonliteraria.blogspot.com/2000/01/francisco-de-quevedo-contra-los-que.html

 

[1] http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/Fedon_o_del_alma-Platon.pdf

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