Por Regis Iglesias Ramírez.
Por cierto, me gusta comerme el mango frío y comprarlo en la esquina al vendedor ambulante. No me gusta pararme bajo una mata a pasar calor y que las moscas me revoloteen alrededor. La doctrina del cambio fraude es la que pone en manos del régimen su reciclaje para continuar disfrutando de sus privilegios a espaldas del pueblo y a costa del pueblo. Es la propuesta cívica que pretende participar del juego inútil de la política para no lograr ni siquiera reconocimiento como contraparte, porque al no contar con el respaldo popular, no buscar el respaldo popular o simplemente no importarle el respaldo popular, sino el espectáculo ridículo del sobreviviente movido por su interés egoísta. Es el alarde inútil del desamorado que no está dispuesto a sustentar su temeridad virtual o desde un escenario seguro, llama a la toma del poder sin una tropa que le siga a rescatar un amor hipócrita por las palmeras a quien asegura una y mil veces venerar y por las que dice estar dispuesto a entregar su vida. Es, en fin, la mentira y manipulación a los individuos y las masas ingenuas que desesperados y cándidos siguen a cualquier embarcador o farsante que, tras un pretendido patriotismo y radicalidad, se alzan desde sus rincones virtuales o los escenarios preparados por intereses de fuerzas y propósitos no alineados con el interés esencial de la lucha por el rescate de la soberanía popular con, para y por el pueblo, pretenden dictar sentencias, otorgar legitimidad o marcar pautas a aquellos que al menos lo han intentado.
Régis Iglesias Ramírez fue preso político durante ocho años de la Primavera de Cuba, miembro del Movimiento Cristiano Liberación desde joven, y actualmente su portavoz; es exiliado en Miami.
