Relato Mundial

Reflexiones sobre Suecia: Lecciones para Cuba

Por Carlos Manuel Estefanía.

Soy un cubano radicado en Suecia desde 1993. A diferencia de la inmensa mayoría de mis compatriotas establecidos en este país escandinavo, nunca he vuelto a pisar la tierra donde nací, tal vez porque la amo demasiado. Desde esta perspectiva, estoy convencido de que los cubanos dispersos por el mundo debemos aprender de los países donde residimos. Esto resulta especialmente relevante para el día en que Cuba recupere su democracia (si es que alguna vez la tuvo realmente) y podamos aportar experiencias valiosas.

Suecia, en particular, ha recorrido un largo camino desde ser un país empobrecido hasta convertirse en uno de los más prósperos y con la mejor calidad de vida. Sin embargo, no tengo una visión idealizada de este país; reconozco sus desafíos y limitaciones, como los debates acalorados sobre su sistema educativo, que incluso han sido objeto de críticas por parte de educadores suecos. Recientemente, Donald Trump citó a Suecia como un modelo a seguir en la enseñanza para Estados Unidos. Estaría de acuerdo en que el acceso universal es un aspecto positivo, pero no en la permisibilidad de la indisciplina y la falta de esfuerzo que se observa en algunas aulas.

Aun así, Suecia tiene una buena reputación, y aunque no son ciertos los rumores sobre barrios en los que imperaría la Sharía o en los que la policía se atreve a entrar, lo que es verdad es que existen otros grandes problemas sociales: altas tasas de alcoholismo y suicidio, desestructuración familiar y, entre los más graves a mi entender, los relacionados con la segregación de minorías. Esto ha desencadenado una ola de violencia pandilleril que recuerda las peores escenas del cine negro estadounidense de los años 30. Aun así, centrémonos en lo que realmente considero valioso como experiencia para la reconstrucción de Cuba.

Un Viaje Histórico: De la Pobreza a la Prosperidad

La historia económica de Suecia se remonta a la Edad Media, cuando su economía era predominantemente agrícola. La mayoría de la población vivía en el campo y se dedicaba a la agricultura y la ganadería. Durante el siglo XVII, Suecia emergió como una potencia europea, lo que trajo consigo enormes desafíos económicos y militares. La financiación de guerras a través de impuestos sentó las bases para una economía más centralizada.

En el siglo XVIII, comenzaron a surgir los primeros signos de industrialización. Las comunidades crecieron alrededor de las minas de hierro y cobre, y el comercio se expandió, especialmente en la región del Báltico. Sin embargo, a pesar de la creciente riqueza, las diferencias entre ricos y pobres se acentuaron, un fenómeno que podría resonar en la realidad cubana actual.

La Revolución Industrial

A mediados del siglo XIX, Suecia empezó a industrializarse rápidamente. La construcción de ferrocarriles facilitó el transporte y el comercio, y nuevas industrias, como la textil y la maderera, florecieron. No obstante, esta transformación también llevó a una emigración masiva de suecos, en busca de mejores oportunidades. especialmente hacia Estados Unidos, pero también a otros países como Argentina, Brasil y Cuba, esa misma isla que fuera tierra prometida para inmigrantes como hoy lo es Suecia.

Este periodo de cambio trajo consigo reformas educativas significativas, que resultaron en una fuerza laboral más capacitada. La igualdad de género comenzó a tomar forma, aunque aún había mucho por hacer para alcanzar una verdadera equidad.

La Era del Bienestar

El siglo XX marcó el auge del estado de bienestar en Suecia. Después de la Primera Guerra Mundial, la democracia sueca se fortaleció, y se implementaron reformas sociales que mejoraron las condiciones de vida. Durante la Gran Depresión, se instauró lo que se conoce como «el modelo sueco», un sistema que fomenta la cooperación entre el estado, los empleadores y los sindicatos. Este modelo ha sido fundamental en la creación de una infraestructura pública robusta y en el acceso generalizado a servicios como la educación y la salud.

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas. En la década de 1970, Suecia enfrentó crisis económicas debido a la inflación y a las crisis del petróleo, lo que llevó a un aumento de impuestos y a la deuda pública. En los años 90, una crisis financiera severa obligó al país a implementar reformas drásticas, que incluyeron la privatización y la disciplina fiscal.

La Modernidad y la Globalización

En el siglo XXI, Suecia ha sabido adaptarse a la globalización y la digitalización. Su economía se ha diversificado y ha emergido como un líder en tecnología e innovación. Sin embargo, también enfrenta desafíos como la desigualdad económica y la escasez de vivienda, problemas que son familiares  aunque en mucho pero grado para muchos cubanos.

Reflexiones y Lecciones para Cuba

Desde mi perspectiva, hay varias enseñanzas que Cuba podría extraer de la experiencia sueca:

  1. Educación Accesible sin costo político: Suecia ha logrado un acceso generalizado a la educación, lo que ha sido crucial para su éxito económico. Cuba, con su sistema educativo actual, puede beneficiarse de enfoques que fomenten la formación continua y la adaptación a las necesidades del mercado laboral, garantizando un acceso que no implique lealtad del educando al gobierno o una ideología dada.
  2. Modelo de Bienestar: La cooperación entre el estado, los empleadores y los sindicatos en Suecia ha sido clave para la estabilidad económica. Un enfoque similar en Cuba podría ayudar a estabilizar la economía y mejorar las condiciones de vida.
  3. Adaptación a Crisis: Suecia ha enfrentado diversas crisis económicas y ha aprendido a adaptarse. Cuba, por su parte, necesita desarrollar estrategias resilientes para afrontar sus propios desafíos económicos.
  4. Innovación y Tecnología: La inversión en tecnología y la innovación han sido pilares del crecimiento sueco. Cuba debe fomentar un entorno que valore y promueva la innovación cuyos resultados palpe el ciudadano de a pie, para prosperar en un mundo cada vez más globalizado.

Conclusión

La historia económica de Suecia proporciona valiosas lecciones para Cuba. Aunque no debemos idealizar este país, su evolución desde la pobreza a la prosperidad, junto con sus esfuerzos por construir una sociedad más equitativa, son ejemplos que pueden inspirar a los cubanos, una vez que tengan en sus manos sus propios destinos. Aprender de este modelo y adaptarlo a nuestra realidad podría ser fundamental en el camino hacia un futuro más democrático y próspero para nuestra patria.

Carlos M. Estefanía es un disidente cubano radicado en Suecia.

Foto del autor.

”La vida es una tragedia para los que sienten y una comedia para los que piensan”

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One Comment

  1. Juan Fernandez

    Excelente artículo

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