Medias

Radio Televisión Martí Forever

Por Abel Santiago Francis Acea/Opinión Cubana.

La política en Estados Unidos está atravesando una profunda transformación. La segunda elección del presidente Donald J. Trump ha llegado acompañada de una reestructuración del gobierno federal que, liderada por el nuevo departamento de eficiencia creado por el empresario Elon Musk —DOGE por sus siglas—, ha tenido una incidencia puntual sobre numerosos sectores históricamente financiados por el gobierno federal. Estos enfrentan hoy el rigor de auditorías exhaustivas, la evaluación de sus resultados concretos, su adherencia a las misiones originales y, consecuentemente, recortes significativos de presupuestos, despidos masivos y hasta el cese de operaciones.

Entre estos sectores se encuentra la Voz de América, fundada en 1942, emisora internacional financiada por el gobierno estadounidense y encargada de supervisar la Oficina de Transmisiones a  Cuba (OCB), que desde 1985 gestiona Radio Martí y posteriormente Televisión Martí.

Estas plataformas han sido fundamentales para proporcionar información independiente a los cubanos desde los años de la guerra fría, sorteando la censura del régimen castrista durante décadas. Sin embargo hoy, Radio Televisión Martí enfrenta su posible eliminación de la cartera federal, el cierre del contrato de su edificio y sus empleados han sido puestos en cese administrativo. Su cierre definitivo desmantelaría una de las pocas herramientas que ha desafiado frontalmente el monopolio informativo de la dictadura cubana.

Desde sus inicios, el castrismo desarrolló un sofisticado aparato propagandístico de alcance internacional. Radio Habana Cuba transmitía propaganda revolucionaria en múltiples idiomas hacia todo el continente y la agencia Prensa Latina se convirtió en el emisor principal de la narrativa castrocomunista en América. Con publicaciones como la Revista Tricontinental, promovían una visión idealizada de la revolución cubana y por supuesto, el «antimperialismo».

Este modelo de guerra informativa sería posteriormente replicado por Hugo Chávez, quien en 2005 fundó Telesur, aparato propagandístico continetal para la promoción del «Socialismo del Siglo XXI». Financiada principalmente con narcotráfico y con la participación cubana, Telesur continúa sus transmisiones y hasta el día de hoy no se encuentra bajo investigación o auditoría, y nada indica que va a detener sus operaciones.

Desde su fundación en 1985 bajo la administración Reagan, Radio Martí logró convertirse en la opción preferida para millones de cubanos que encontraban en sus ondas no solo noticias libres de censura, sino también una programación enriquecedora y diversa que contrastaba radicalmente con la monotonía ideológica de los medios oficiales. Durante décadas fué consistente en su misión de romper el cerco informativo impuesto por el régimen castrista a los cubanos, y en crear una oportunidad para evadir el control ideológico que hasta el día de hoy constituye uno de los pilares fundamentales que sostienen al régimen.

La emisora ofrecía una programación que además de comentarios políticos y servicios noticiosos, incluía entretenimiento, música, segmentos históricos y espacios culturales que conectaban con el público cubano ávido de información. A la «hora de la novela», el inconfundible jingle de «Aquí falta señores una voz, Ay una voz» que identificaba a la emisora resonaba en el paisaje sonoro de La Habana, filtrándose a través de patios y ventanas, seguido de la introducción a la radionovela «Esmeralda», que acompañó a los hogares cubanos durante años. A pesar de las interferencias técnicas, amenazas y represalias, cubanos de todas las edades sintonizaban clandestinamente la emisora que inevitablemente se convirtió en parte de la vida cotidiana.

Para los cubanos Radio Martí no solo representaba «propaganda enemiga». En más de una ocasión sus transmisiones los acompañó durante severos huracanes, ofreciendo la única fuente de información meteorológica confiable que aparecía en el dial de los radios de onda corta.

Durante el «Maleconazo» de agosto de 1994, Radio Martí también jugó un papel crucial en la difusión de las protestas. En medio del apagón informativo y la ausencia de otros medios con presencia en La Habana, la emisora se convirtió en referencia obligada para la difusión de noticias recibidas directamente desde la Oficina de Intereses en La Habana.

Durante el éxodo masivo de 1994, la emisora dedicó gran parte de su programación al monitoreo y rastreo del destino de los balseros. Las familias cubanas esperaban con ansiedad las transmisiones de los listados de balseros localizados, con la esperanza de escuchar el nombre de su hijo, padre o esposo.

Más tarde, durante la «Primavera Negra» de 2003, Martí Noticias nuevamente ofreció voz y plataforma a los reclamos y protestas de las Damas de Blanco denunciando las condiciones del presidio político de los 75 periodistas encarcelados hasta su liberación y exilio. A través de su historia, la plataforma siempre estuvo a disposición de las organizaciones opositoras que encontraron en Martí Noticias el medio para comunicarse con el exterior y amplificar su mensaje…

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