EDITO

¿Pueden los cristianos participar en manifestaciones públicas?

Padre Alberto Reyes

Por Padre Alberto Reyes Pías
Sacerdote Católico Cubano.

Apuntes sobre Doctrina Social de la Iglesia (29).

La fuerza de una auto amonestación.

En la primera carta a los Corintios San Pablo dice a sí mismo: “¡Ay de mí si no evangelizo!”.

La Iglesia comprendió desde sus inicios que la propuesta de los valores del Evangelio (amor, paz,
perdón, justicia, solidaridad, libertad…) no podía reducirse a las conciencias individuales, sino que se refería también a las instituciones públicas.

Pablo VI en la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi (nro. 34) dice que “por la relevancia pública del Evangelio y de la fe y por los efectos perversos de la injusticia, es decir, del pecado, la Iglesia no puede permanecer indiferente ante las vicisitudes sociales”. Por su parte, Juan Pablo II, en el Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión del XXX aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dice que no se debe “reducir erróneamente el hecho religioso a la esfera meramente privada”.

La manifestación pública.

Salir a las calles y manifestarse públicamente a favor de los valores del Evangelio no sólo es un derecho del cristiano sino un deber, porque el mensaje cristiano no puede orientarse hacia una salvación puramente ultraterrena, incapaz de buscar soluciones a los problemas concretos de la vida humana. Por eso, siempre que el poder reprima a la justicia, los cristianos deben encontrarse en la primera fila de los manifestantes.

En la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, en julio del 2013, el Papa Francisco dijo: “Ustedes, los jóvenes, tienen que pisar la calle… ¡Les ruego que no dejen que sean otros los protagonistas del cambio! ¡A ustedes les pertenece el futuro!

Los cristianos deben manifestarse, conjuntamente con otros, contra las posturas de odio y violencia, contra las condiciones laborales humillantes, contra la negación de un salario justo, contra la falta de libertad y de justicia social… Los cristianos necesitan aprender que, para crear conciencia política en favor de la verdad y la justicia, deben salir a las calles.

La defensa pública de los valores del Evangelio no estará nunca exenta de riesgos y de precios. El mismo papa Francisco advierte: “¡Vayan adelante! En la vida habrá siempre personas que les harán propuestas para frenar, para bloquear su camino. (…) ¡No! Vayan a contracorriente respecto a esta
civilización que nos está haciendo tanto daño”. En frase del escritor alemán Kurt Tucholsky: “Nada hay más difícil ni más exigente que estar en franca oposición a la propia época y decir con voz alta: No”.

La Doctrina Social de la Iglesia reconoce, pues, que los espacios públicos son también campo de evangelización. Las calles son de todos aquellos que defienden un mundo mejor para todos.

Preguntas para compartir.

1.- ¿Cómo crees que podrían evangelizarse en Cuba los espacios públicos? Para responder, define primero a qué espacio público te refieres y cuál sería, en ese caso, tu propuesta.

2.- Nuestros miedos suelen bloquear muchas veces nuestro actuar, pues damos por cierto lo que nuestra mente imagina. Hay una frase que dice. “Lo que te ata no es la soga sino tu idea de la soga. Los límites están puestos por tu imaginación”. ¿Qué miedos necesitamos enfrentar en Cuba para expresar en público los valores de nuestra fe? ¿Qué podemos hacer para que esos miedos no nos “secuestren”?

3 Comments

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  2. Segun mi modesta opinion los cristianos podemos y debemos participar en toda manifestacion basta que sea por una justa causa y los buenos propositos justifican los medios como defender la propia vida

  3. Gracias padre por ser tan sincero en atreverse a proponer semejante tema tan controversial hoy y aquí. Dios guíe siempre con luz sus ideas!!
    Entonces, de tantos criterios que podría expresar en relación al debate opino que lo primero es que 《 evangelizar no es más que llevar el evangelio “de paz” a los hombres, sea el país que sea 》: hablar de la vida y obra de Jesús y los detalles de su muerte para reconciliarnos con Dios. Y para ello habrá que comenzar, con dolor lo digo, viviendo sinceramente lo que se predique. Testificar con nuestra propia vida.
    Un espacio publico es aquel que no es privado de alguna persona o institución con ciertas reglas. Y allí siempre habrá alguien que precise conocer el amor de Cristo. Así que no hay excusa para los siervos: amor, ayuda, comprensión y justicia no son ilegales (aún).

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