Por Zoé Valdés/La Gaceta de la Iberosfera.
¿Por cuánto tiempo seguiremos así? Se preguntaban los cubanos a finales de los años sesenta a punto de cumplir la primera década de dominio castro-comunista. Después de sesenta y cinco años la pregunta es: ¿por cuánto tiempo aguantaremos más? Corea del Norte y Cuba son los regímenes que más tiempo llevan bajo la bota férrea y ninguneadorade almas del comunismo. Salir de debajo de su opresión no es para nada fácil.
Idénticas preguntas se hicieron y se hacen los nicaragüenses y los venezolanos, embarcados en la macabra aventura opresora por el régimen injerencista de los hermanos Castro. Y, eso que los venezolanos no eran como los cubanos, no, ellos no aguantarían tanto oprobio, pues soportaron y siguen soportando, ad infinitum. Y lo que les queda. Cojan turno y siéntense a esperar en la cola.
Los cubanos dejaron de ser seres humanos a ojos del mundo, para rebajarlos a una condición reductora muy local a nivel moral y existencial: seres cubanos.
¿Pudiera suceder en España el mismo proceso de convertir a seres humanos, a españoles, en zombis aguantones? Pues claro, es más, ya está ocurriendo.
El comunismo -decía mi madre, que se transformaba en filósofa inmediatamente, cada mes en que los dos dedos de aceite de una botella que nos tocaban por la libreta de racionamiento, nos los vendían caros y rancios- es un transcurrir hacia la nada. Y en ese discurrir hacia la no existencia contiene y conlleva a una persistencia interior, a un cúmulo de presentimientos, abortados como sentimientos, todos vengativos in extremis, aunque silenciados, ocultos debido al miedo…
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