Por Armando de Armas.
Parece Padura, “parece muy posible que todo lo ocurrido en Cuba a partir del pasado domingo 11 de julio lo hayan alentado un número mayor o menor de personas opuestas al sistema, pagadas incluso algunas de ellas, con intenciones de desestabilizar el país y provocar una situación de caos e inseguridad”.
Vamos a ver, podemos hasta coincidir el Princesa de Asturias y yo, el Príncipe de los Deplorables, es posible que fueran organizadas por la dictadura que te diseñó como el escritor disidente porque si tú eres el premiado escritor de la disidencia los reales escritores disidentes cubanos (y lo de realidad aplica tanto para lo de escritor como para lo de disidente) desaparecen de escena por el arte de la varita de quien da los premios al servicio de los servicios no ya de inteligencia sino de propaganda, del mismo modo, unas protestas mal organizadas que lógicamente terminan en fracaso previene, desaparece a las reales protestas que comoquiera habrían de ocurrir.
A ver, pensemos Padura, ya sé que ello no se te da mucho, pero a veces no queda otra, quizá ni siquiera la dictadura las haya organizado, ojo, no te asustes, y las hayan organizado los amos de esa dictadura que es, a la vez, el amo de EEUU, el tenebroso Deep State, mismo que impuso el comunismo en esa desgraciada isla desde 1933 en adelante y que ya, de cara al Foro de Davos 2030 no necesita de esa isla como exportadora de revoluciones, porque ya el mundo vivirá, según diseñan, en una revolución total con aquello que dicen de “no tendrás nada y serás muy feliz”.
Cuba pasaría así de la dura dictadura de la miseria y los fusilamientos al amanecer de 1984 de Orwell a la dulce dictadura de la abundancia material y el descerebramiento a toda hora de ‘Un mundo feliz’ de Huxley.
Pero sabes qué, Padura, los muertos son reales, la sangre es real, y los deseos de libertad son reales. Nadie, Padura, mata o se deja matar por una larga crisis económica y una puntual crisis sanitaria y una crisis de confianza y una pérdida de expectativas, como dices, nada de nada, Princesa, la gente mata o se deja matar por una idea, por algo inasible, por la libertad, Padura, por la libertad.
Sabes cuál es tú problema, tú problema es el mismo de los opinadores postmodernos en el mundo occidental, sean escritores o no, el problema de ustedes es que todo lo reducen a un problema material, mecánico y economicista, es lo que hace tan parecidos el capitalismo y el comunismo, tan parecidos que el primero puede parir al segundo, el primero para producir y el segundo para gastar y esclavizar y engordar con el negocio de la sangre en guerras que no se ganan (o se ganan para imponer al supuesto enemigo en el poder como sucedió en la Segunda Guerra Mundial, en Corea, Vietnam y, ay, Bahía de Cochinos, ese amago de guerra que consolidó en la regencia de la isla al papanatas de Fidel Castro) las bolsas de los usureros de Wall Street.
No te sientas mal si no entiendes de qué va la cosa: la mayoría de los dizque anticastristas o anticomunistas que te critican tampoco lo entienden porque, mira tú, existe un adoctrinamiento democrático como existe un adoctrinamiento comunista, ambos enemigos de la realidad y ambos producen entes masificados, uniformes, plebeyos, pervertidos, sentimentaloides y manejables.
Luego ya al final de tu artículo, ¡ay Padura porque no te callas!, dices creer que “nadie con un mínimo de sentimiento de pertenencia, con un sentido de la soberanía, con una responsabilidad cívica puede querer (ni siquiera creer) que la solución de esos problemas venga de cualquier tipo de intervención extranjera, mucho menos de carácter militar, como han llegado a pedir algunos, y que, también es cierto, representa una amenaza que no deja de ser un escenario posible”.
Pues sabes qué Padura, te vuelves a equivocar, el único modo de salir de un régimen de fuerza (todos lo son, no nos engañemos) que no quiera ceder ante el sufrimiento de su pueblo, ante la muerte y la miseria del pueblo, es mediante una fuerza mayor que se le oponga, sobre todo (para no caer en el mecanicismo materialista que tanto critico) si esa fuerza mayor esta animada por una idea trascendente, una idea de libertad, de nación, oye bien, de nación.
Luego, piensa Padura, piensa, dada la insensibilidad demostrada desde hace 62 años, no ahora sino desde hace 62 años, por la vida y el bienestar de los cubanos, dado que ese es un pueblo indefenso enfrentado ahora en las calles a una dictadura armada hasta los dientes (recuerdas aquello de armas para qué del capataz), la solución, o el comienzo de la solución de esos problemas será precisamente una intervención militar, probablemente no extranjera (¡nanas para tenerlos asustados abriendo túneles como seres sudados y obcecados, aterrillados al sol de mediodía!, aunque ahora no lo descarto dado que andan ya en la de descartar esa dictadura que crearon y mantuvieron) sino nacional, como en Rumania. Si ello pasará, Padura, pudiéramos tal vez, con un poco de suerte, liberarnos no ya de los malvados comunistas sino también de sus amos, los avaros usureros del Deep State.
Armando de Armas. Escritor cubano exiliado, autor en los géneros de periodismo investigativo, ensayo, narraciones y novelas. Entre sus libros destacan La tabla, una abarcadora novela sobre la sociedad isleña, y Los naipes en el espejo, un ensayo sobre la historia de los partidos políticos estadounidenses que augura además el triunfo electoral de Donald Trump en 2016 y un profundo cambio de época en el mundo occidental. Editor Educación/Cultura ZoePost.
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