Por Liliana Pertierra.
Han existido muchos destiempos y lugares malos para nosotras las mujeres… pero este por el que navegamos en Argentina es uno de los peores.
Nos han quitado nuestras familias. No podemos visitarlas desde hace seis meses sin importar cuánto necesitamos un abrazo.
Nos han quitado nuestros amigos, las reuniones… No podemos sentarnos a conversar con ellos cara a cara como alguna vez hicimos.
Nos han quitado el derecho a casarnos con la persona que amamos, mostrarla al mundo, compartir con nuestros parientes y con los amigos que cosechamos al andar.
Nos han quitado nuestros rostros al impedirnos ganar la calle si no hay de por medio una máscara absurda.
En Argentina, como en casi toda esta aldea llamada mundo, nos han robado nuestras vidas con el más ancestral de los temores… el de la muerte.
Ese terror impuesto, quien sabe por qué, tiene a muchas mujeres encerradas en pequeños espacios, muertas ya de miedo a la espera de un milagro… Esperando la muerte… que vendrá el día que tenga que venir, por el virus o por no vivir
Nos han quitado la posibilidad de quejarnos, de defendernos o simplemente expresar lo que nos sucede. Si escribimos en contra de los mantras que nos imponen los que nos mandan (porque es lo único que hacen) pasan de la quietud a la barbarie de difamarnos y silenciarnos en las redes o en nuestro entorno de por sí tan invivible. Todo es culpa de los otros… pero de quién que nadie nos dice.
Vamos a sobrevivir, dicen por la radio… Pero ¿a qué costo?
Liliana Pertierra es argentina, escritora, empresaria y profesora universitaria de economía y contabilidad.