Por Zoé Valdés/Martí Noticias.
Desde el primer día después de la invasión rusa a Ucrania comprendí la compleja situación del presidente Volodymyr Zelenskyy y su familia. Me precio de ser de las pocas en mi entorno, porque empecemos porque muy pocas personas conocían realmente al presidente de Ucrania ni siquiera se habían interesado en él, y porque la lectura lo hace todo, o al menos facilita las cosas con su entendimiento.
Aparte, también frecuento a varias familias de ucranianos que, desde Europa, y mucho antes de esta guerra, enfrentaban a Vladímir Putin, no sólo por su avaricia con relación a Ucrania, sino también por el peligro que ha representado el oligarca para el mundo.
Confieso que no esperaba otra actitud de Zelenskyy, es un personaje con un pasado inusual dentro de la política, eso me agradaba. Había seguido los intentos de paz desde el 2018, donde también intervinieron, además del presidente Zelenskyy, por supuesto, Vladimir Putin y, como era natural, Ángela Merkel y Emmanuel Macron. Encuentros casi vanos, banales, como recordarán, no por culpa de Zelenskyy. Putin siempre se levantaba de la mesa de negociaciones impasible, usaba su técnica de enfriamiento, y huía después de lanzar un imaginario jarro de agua gélida. Putin desde siempre quiso la guerra, el único que lo presentía era Zelenskyy.