Por Félix Antonio Rojas.
Marabu fields forever…
Mañana van a matar a Lennon, frente al Dakota, aproximadamente a las 10 y 50 pm, un loco llamado Mark Chapman, por cuestiones de egos, complejos, obsesión y psicosis, uno de esos jóvenes malcriados y con problemas de personalidad de clase media que no le dieron una buena patada en el culo para controlar su mongofierismo absurdo. El día será gris y frio.
De los Beatles a mí el que me cuadraba era George Harrison. Era el gran músico, el mago, el esotérico, el místico, el alma de los cuatros sin duda. Lennon era todo lo contrario, siempre fue atraído por la rigidez de Anton Makarenco, Yuri Gagarin, los palestinos, Emiliano Zapata, China y la sangre del Che.
Marabu fields forever…
En Cuba hasta La Bestia dio la autorización para colocar una escultura en un parque por el Vedado. Dicen que desde entonces los espejuelos de la escultura desaparecen constantemente, y es utilizado supuestamente en rituales herméticos entre la farándula de la uneac y yorubas del pcc, para invocar los espíritus de Sara Gonzáles y Atahualpa Yupanqui. En realidad, la escultura de John sentado apacible mirando al futuro glorioso de ese socialismo que tanto deseaba y por el que tanto prestó su imagen, en un banco en La Habana, fue un acto cínico y burlón de La Bestia con aquellos que durante los 60tas y los 70tas fueron encarcelados, torturados y en algunos casos asesinados, por el gran sacrilegio y blasfemia a la revolución de escuchar a escondidas las “ofensivas y ultrajantes y peligrosas” canciones de amor compuestas por los cuatro de Liverpool entre ellas, las de Lennon.
Marabu fields forever…
…la mano de Mayito Frankenstein se extendió como una sombra sobre mi esquelético hombro apretándolo fuertemente y con una voz surgida de las cavernas de la calzada del Cerro, me dijo, vámonos de aquí urgentemente que las fianas están rodeando el Camilo; en el instante que salimos por el hueco de la cerca que daba a la esquina del Malecón, comenzaron a retumbar los disparos y las ráfagas al aire disparadas por policías y los milicianos que no cesaron aquel sábado toda la noche y que aún siguen resonando, mientras Frankenstein corría tras de mi, por G p’arriba hasta que llegamos en la invisibilidad de dos brujos aghoris, como dos maratonistas suicidas del muro de Berlín a la gris y mugrienta esquina de Tejas… En 1980 después de los sucesos del Mariel y la Embajada del Perú, los frikis posiblemente eran las únicas tribus urbanas salidas del ambiente underground que se enfrentaban abiertamente al régimen y a su aparato represivo en las calles, fuimos una oposición en nuestro entorno sin saber muchos que éramos oposición. Desde entonces nos convertimos por órdenes de La Bestia en perseguidos y hostigados a todos los niveles, simplemente por escuchar música occidental, la música del enemigo del socialismo, la música de Lennon, la música del imperialismo yanqui, la música del imperio británico, la estética decadente de la juventud capitalista, teja larga, jean roto, bolas militares, camisas anchas. Centenares de frikis fueron encarcelados en esos días y durante los siguientes años de represión después de las recogidas del Coppelia y el Camilo, donde ondeó por unos minutos la bandera de los States, como símbolo de protesta y disconformidad contra la dictadura cubana, mientras sonaba en los bafles Whole Lotta Love de los Zeppelin y al mismo tiempo en New York el cuerpo sin vida de John Lennon, caía lentamente, (entre sus quimeras, de un mundo rojo carmín, con la hoz, el cielo, y el martillo de diamante, con Lucy la guerrillera y con una isla utópica donde sus habitantes eran perseguidos por escuchar una canción), sobre la mustia y astral acera de la calle 72.
Al final, John, comprendimos que no fue Judas, que no fue en Waterloo, que no fueron los kamikazes, que no fue Dave Mustaine, que no fueron los de la Apollo 11, y que no fue Mayito Frankenstein.
¨… la culpa de todo la tiene Yoko Ono¨.
Félix Antonio Rojas es friki freelance.
Jajajajajajaja morí.