Cultura/Educación

Los barcos de la infamia

Imagen Ben Burton

Por Roland J. Behar.

Para dolor de los judíos y vergüenza de los indiferentes o malintencionados de entonces, el suceso del barco St. Louis ha quedado en la historia, aunque usualmente se obvia el macabro hecho de que otros cinco barcos estuvieron envueltos en una de las maniobras de propaganda nazis más elucubradas y exitosas como preámbulo del Holocausto.

Entre mayo y junio de 1939 alrededor de 1,124 judíos llegaron al puerto de La Habana procedentes de la Alemania nazi y de Europa y se vieron impedidos de desembarcar pese a que contaban con la autorización pertinente o permiso de desembarco por el que pagaron sumas que oscilaban entre 150 y 500 dólares. Casi todos ellos habían solicitado visa para Estados Unidos y pensaban permanecer en la Isla solo temporalmente.

Ninguno de estos judíos que escapaban del nazismo se podía imaginar que incluso días antes de que el San Luis zarpara con destino a Cuba desde el puerto alemán de Hamburgo, el presidente cubano, Federico Laredo Bru, invalidaría mediante un decreto los permisos de desembarco. Todos sabían lo que les esperaba si tenían que regresar a Alemania, luego de presenciar, en noviembre de 1938, la horrible “noche de los cristales rotos.”

Los buques Caribia y Koenigstein que también partieron de Hamburgo  encontraron una situación similar de rechazo y la negativa a su desembarco tanto en Trinidad Tobago como en Barbados donde sus pasajeros judíos tenían visas expedidas de antemano debido a las campañas de odio y rechazo orquestados de antemano por los agitadores nazi locales. Este rechazo provocó un largo peregrinaje por el Caribe terminando con el feliz final de su desembarque en Venezuela.

Los pasajeros del San Luis, El Orduña, el Flanders, el Orinoco, Caribia y el Koenigstein estaban bajo la impresión de que tenían una buena oportunidad de rehacer sus vidas lejos del horror del cual huían. Desconocían que, mucho antes de que incluso partieran de Europa, el gobierno nazi se había encargado de enviar agitadores tanto a los Estados Unidos como a Cuba y, posiblemente, a Trinidad Tobago y Barbados para exacerbar el sentimiento antisemita latente y además  sembrar la duda de que entre los refugiados vendrían espías nazis infiltrados.

Se sabe que el aparato de propaganda nazi había planeado y finalmente implementado, una sórdida campaña propagandística con el fin de demostrar que los judíos no eran bienvenidos en ningún sitio y que, en definitiva, el Tercer Reich le estaba haciendo un favor a la humanidad con su plan (aún no publicado en esa fecha) de exterminar a este grupo humano inservible, con el mismo razonamiento que esgrimía para eliminar imposibilitados, gitanos y homosexuales.

Existe información de que nazis locales e importantes periódicos como El Diario de la Marina se confabularon para provocar una reacción de rechazo de la población contra los judíos que pretendían establecerse en la isla. En el caso de Cuba, se llegó hasta el punto de concebir una legislación para expulsar “extranjeros indeseables”.  Téngase en cuenta, que en 1938 se constituyó en La Habana el Partido Nazi a la par que el Partido Fascista Nacional, ambos autorizados por el Registro Especial de Asociaciones del gobierno provincial.

En América Latina, funcionaba la “Ausland Organization” que utilizaba las colectividades alemanas como base para la propaganda pro-nazi. En Cuba, la comunidad alemana era pequeña, y a los agentes nazis se les hizo difícil reclutar cubanos para sus fines.

Pero los nazis tenían a Juan Prohías, fundador del “Partido Nazi Cubano”, quien, por dinero, difundía dicha ideología a través de la radio y la prensa. Los alemanes obtuvieron una gran influencia entre los elementos antisemitas de la colectividad española, los que se prestaron a propagar información adversa a la inmigración judía. La propaganda antisemita en Cuba estaba respaldada por la Gestapo y el responsable de financiar dicha campaña era Louis Clasing, director de la compañía Hapag-Hamburg Amerika Linie en La Habana

Durante la Guerra Civil, los españoles en Cuba se dividían entre partidarios de la República y partidarios del nacionalismo. En aquella época la izquierda tendía a no ser judeofóbica.  Pese a que los nacionalistas no eran la mayoría eran los que contaban con mayores recursos económicos. Su representante más destacado era José Ignacio (Pepín) Rivero, director del Diario de la Marina, quien empleó una buena parte de sus recursos en apoyo del fascismo español y sus aliados europeos. Rivero puso su red periodística al servicio de la campaña anti judía anterior al arribo de los refugiados.

De los barcos rechazados en Cuba se sabe que se salvaron del San Luis, los 23 judíos que lograron desembarcar en la Habana (incluyendo a un hombre que se cortó las venas y se lanzó a la bahía, siendo rescatado y atendido en un hospital de la ciudad) y 288 que desembarcaron en Inglaterra. Los 590 pasajeros restantes desembarcaron en Amberes, el 17 de junio de 1939 y se asume que sólo un poco más de 200 lograron sobrevivir las persecuciones, los maltratos y los campos de concentración luego de la invasión nazi de Europa Occidental.

El   buque inglés Orduña llegó a La Habana el mismo día que el San Luis con 120 judíos austríacos, checos y alemanes. Inexplicablemente cuarenta y ocho de esos pasajeros con el “invalidado” permiso de desembarco pudieron bajar a tierra.  Los 72 restantes peregrinaron por varios puertos centroamericanos intentando salvarse.  Atravesaron el Canal de Panamá, con breves escalas en Colombia, Ecuador y Perú por la costa del Pacífico. En Perú pudieron desembarcar cuatro pasajeros y los otros 68 volvieron al Canal a bordo de otro barco inglés. En la ciudad panameña de Balboa, siete de ellos obtuvieron visas para Chile, y los otros quedaron en el Fuerte Amador hasta que, en 1940, fueron admitidos en EE.UU.

Coincidentemente, en   Mayo del 1939,  llega a la Habana el Flanders, con 104 judíos a bordo, también con visas.  Pese a ello son rechazados y enviados de vuelta a Francia, desembarcan en el puerto de Le Havre y como a otros refugiados alemanes las autoridades francesas los llevaron a campos de internamiento, cayendo más tarde en manos de los nazis, del mismo modo que, las autoridades británicas recluyeron a sus refugiados judíos en la isla de Man y en campos de confinamiento ubicados en Canadá y Australia.  Se sabe solo de un par de sobrevivientes. Entre ellos una señora que emigró de vuelta a Cuba.

Sólo unos días después de ser rechazados los pasajeros del San Luis, el Orduña y el Flanders en La Habana, el 27 de mayo de 1939, el Orinoco, barco gemelo del St. Louis, parte de Hamburgo con 200 pasajeros con destino a Cuba. Luego de enterarse de lo sucedido en La Habana el capitán del Orinoco sacó la embarcación hacia aguas francesas, donde permaneció durante días. Se dice que a pesar de que las autoridades estadounidenses no aceptaron a los refugiados, algunos diplomáticos en Londres hicieron gestiones ante el embajador alemán con el objetivo de conseguir garantías de que su gobierno no perseguiría a los refugiados del Orinoco tras su regreso a Alemania.  Los 200 refugiados regresaron a Alemania en junio de 1939 y su destino sigue siendo una incógnita.

Algunos sostienen que la razón por la cual Franklin D Roosevelt no permitió el desembarco del St Louis, el Orinoco y el Flanders en los Estados Unidos se debió a la amenaza por parte de de Joseph Kennedy, (entonces embajador en Inglaterra) de retirarle el apoyo de los demócratas sureños quienes compartían el sentimiento antisemita. Lo perecedero es que dicha actitud por parte del presidente americano envalentonó a Hitler en su impunidad en contra de los judíos. Quién sabe cuántas vidas útiles y aportes para beneficio de la humanidad se perdieron debido a estos crímenes. Nunca lo sabremos, solo podemos aprender para el futuro.

Publicado en El Nuevo Herald.

Roland J. Behar es articulista, analista político, exiliado en Miami.

 

 

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9 Comments

  1. Pingback: Los barcos de la infamia – – Zoé Valdés

  2. Me pregunto muchas veces que tiene Cuba para ser siempre la letrina de todo lo que sucede por ahi, comunistas, fascistas, nazistas, mafiosos, republicanos españoles, etarras,democratas USA, BLM, sandinistas, y lo peor de Centro y Sudamerica para decirla toda serà la maldicion de Hatuey? y con todo y eso nos envidian hasta la miseria jolines!!

  3. Juan Fernandez

    Hechos como ese no se pueden olvidar
    Gracias

  4. Leandro Morales

    Ustedes no pegan pie con bola. A ver si entienden que los espadones del estado israeli desconfian mas del servilismo sionista de la derecha que de esa supuesta judeofobia de la izquierda. Consideren, primero, que para los bolcheviques antisemitismo y contrarrevolucion eran terminos equivalentes. No podia ser de otra manera si casi el 90% de la cupula mandente y la militancia revolucionaria que derroco al zarismo era judia (al respecto lean, mis caracoles, a nada mas y nada menos que a Solzhenitsyn. ) Tanto es asi que el regimen blchevique puede entenderse como el primer intento de fundacion de un estado sionista de judios para judios en Rusia. Segundo: el estado israeli fue obra de comunistas. Tercero: Stalin fue el primero en reconocer la fundacion del estado Israeli. Me remonte hacia atras o hacia adelante en el tiempo los ejemplos de los vinculos entre comunistas y sionistas son interminables..Sin ir mas lejos, ahi esta el monumento en Tel Avi al ejercito rojo, el mas criminal de los ejercitos que la humanidad haya padecido. Razon por la cual el estado israeli ve en las glorificaciones (religiosas y politicas) de la derecha nada mas y nada menos que el tipico comportamiento servir del vencido y el traidor. Claro, el anticomunismo histerico es un escotoma en la mente de los cubanos. De ahi que ese anticomunismo histerico tenga como unica solucion al avance del despotismo popular de la izquerda, otro despotismo, no menos parasitario y beligerante: el despotismo policial con apoyo electoral del que tan repugnantemente los cubanos hiciero gala en los medios y en las calles en las pasadas elecciones.

    • Zoe Valdes

      Gracias por ser tan perfecto y decirlo de manera tan sabia, amén las faltas de ortografía.

      • Leandro Morales

        El contexto y la urgencia explican las faltas, no orto, sino tipograficas. Ademas, no se poner tildes cuando escribo en estas pizarras. Claro, la macula imperdonable de ese «serv ir» me la llevare a la tumba.

  5. Excelente articulo. Gracias por compartir.

  6. Leandro Morales

    El contexto y la urgencia explican las faltas, no orto, sino tipograficas. Ademas, no se poner tildes cuando escribo en estas pizarras. Claro, la macula imperdonable de ese «serv ir» me la llevare a la tumba.

  7. Enrique castillo

    gracias … exelente articulo… aclara muchas dudas, falsedades, medias verdades que se han dicho desde ese tiempo… gravisimo error de USA , Cuba , y muchos otros que costo tantas vidas de personas inocentes, valiosas , que hubiesen aportado mucho con su trabajo , inteligencia, cultura,, honestidad,, bondad ,, como han hecho siempre los judios en todo Lugar conde han llegado.. gracias..

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