Cultura/Educación

LGI. Vajk Farkas: «Nuestro lema es ‘Dios, patria y familia’ porque representa lo que ha hecho grande a Occidente»

Por Agustín Benito/La Gaceta de la Iberosfera.

El director de la delegación en Madrid del ‘think tank’ Centro de Derechos Fundamentales, Vajk Farkas, atiende a LA GACETA días después de la cumbre de Patriotas por Europa, un encuentro que reafirmó la alianza del grupo europeo en defensa de la soberanía nacional y las fronteras fuertes frente al ‘establishment’ de Bruselas.

¿Qué es el Centro de Derechos Fundamentales?

Somos un ‘think tank’ conservador a lo clásico, entre el mundo político y académico, y la sociedad civil. En Hungría somos uno de los más grandes, trabajan 60 personas. Entre otras, tenemos tres líneas de acción importantes. La primera es el tema de los derechos fundamentales, el derecho público y europeo. Preparamos investigaciones y publicaciones. Después, abordamos temas de la política actual, de análisis político, y por último está la acción exterior. Tenemos muchos amigos en Europa, pero también somos muy activos de cara a los Estados Unidos. Nosotros organizamos la única Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Europa, que origina de EEUU. La de este año será la cuarta edición, los días 29-30 de mayo. Es la mayor reunión de las fuerzas patriotas y conservadoras en el viejo continente. Vienen personalidades de EE.UU. y también del mundo hispano. La fundación de nuestro centro en Madrid respondió a la necesidad de fortalecer los vínculos también con los conservadores de la Iberosfera.

El lema del ‘think tank’ es ‘Dios, Patria y Familia

Sí, nosotros somos un centro conservador, no tenemos nada que esconder. Esas tres palabras representan quizás los tres conceptos más importantes que han hecho grande a todo Occidente.

¿A qué atribuyen ustedes la obsesión de la izquierda y sus medios por la cancelación y la censura?

A que no tienen muchos argumentos viables ante el sentido común que la derecha hoy representa. En esta batalla cultural vamos bastante bien. En Estados Unidos la “revolución del sentido común” ganó de manera arrolladora. Trump no solamente ganó los electores, también ganó el voto popular y ambas cámaras. Al mismo tiempo eso significó un no rotundo de los estadounidenses a la ideología woke, a todo lo que la progresía internacional globalista quiere representar. Todo lo que ayer los medios querían hacer ver como herejía, hoy ya es el mainstream, lo que ayer era progre, hoy ya parece anticuado, pero todavía muchos no se han dado cuenta. Y tampoco se puede olvidar que queda una larga lucha contra lo woke.

¿Qué supone para Europa y para Occidente el regreso de Trump?

Fue una victoria histórica. No suele ocurrir que un presidente que sale de la Casa Blanca luego vuelva a ella. De hecho, Viktor Orbán también había logrado volver al gobierno después de estar en la oposición. Se nota que Trump está mucho más preparado para la presidencia que en 2016. Está tomando muchas decisiones que están cambiando no solamente a los Estados Unidos, sino también al mundo. La UE tendrá que replantearse muchas cosas, por ejemplo, el tema de la Defensa. Teniendo en cuenta la guerra que tenemos al lado de nosotros, Europa tiene que prestar más atención a su propia seguridad y tiene que ser capaz de defenderse a sí misma. Cuando uno lee la prensa progre, se suele criticar a Hungría por no ser un buen aliado. Las cifras dicen lo contrario. Si uno mira cuáles son los países que cumplen sus deberes con la OTAN de gastar el 2% del PIB — en desarrollar su ejército — entre los pocos está Hungría. España está en la cola.

¿Pondrá fin a la guerra de Ucrania?

Vamos por partes: todos los socios coinciden en que hay que condenar la invasión rusa. Hungría lo ha hecho varias veces. Luego… ¿hay que ayudar a Ucrania y a los ucranianos? Sí, en eso también hay un acuerdo total. De hecho, la mayor parte de los refugiados de Ucrania han pasado por Hungría. Hemos movilizado el mayor proyecto humanitario de nuestra historia para apoyarles. En la tercera cuestión sí hay debate. ¿Con qué hay que ayudarles, hasta qué punto hay que ayudar a Ucrania, y cuál es el objetivo del occidente? Hungría ha tenido una posición muy clara desde el primer momento: el objetivo debe ser llegar a un acuerdo de paz cuanto antes. Para esto debemos tener líneas de comunicación entre ambas partes, de no ser así no se va a poder resolver el asunto. En nuestro caso, no se puede olvidar que en Ucrania vive una minoría húngara que está luchando y también está muriendo en la guerra. Decían que esto es una posición pro-Putin. Pues a ellos quiero decir que es la posición de la Casa Blanca. Llevamos ya dos años sin cambios relevantes en el frente. Esta guerra no se puede ganar en el frente. Occidente ya ha facilitado mucho armamento y hay países que consideran que, si se facilitara más, perjudicarían a sus propias capacidades de defensa. Los paquetes de sanciones económicas aparentemente no han doblegado a la economía rusa, mientras una generación de ucranianos ha desaparecido por caer en el frente de guerra o por salir del país. Occidente pensaba que lo que había que alcanzar con esta guerra es ganarle a Putin. Un objetivo legítimo, también diría simpático, pero es que es a costa de la sangre de los ucranianos, y la realidad del frente no avala el delirio de los líderes europeos. Es una gran noticia que Trump haya hablado con Putin y Zelensky, es un gran paso hacia la paz. Viktor Orbán advirtió con tiempo a sus socios europeos que esto iba a pasar. No le hicieron caso, y ahora están sorprendidos de que Europa está fuera de juego, y no es culpa de Trump, es culpa de los líderes europeos.

¿Es Viktor Orbán proPutin? ¿Y proChina?

Orbán es proHungría, defiende el interés nacional de Hungría. Gran parte de la energía de Hungría proviene de Rusia, pero esto no es por decisión nuestra, esto viene de la época comunista. Los gasoductos, porque nosotros no tenemos salida al mar, no se pueden cambiar de un día para otro. Mientras tanto, por ejemplo, desde que estalló la guerra de Ucrania, Rusia se ha convertido en el segundo proveedor de gas licuado de España. Y eso viene por mar. Es una decisión que se puede cambiar. Entonces en base a esto, igual España es mucho más proPutin que Hungría. Respecto a China, si miramos a Alemania, su primer socio comercial fuera de la UE es China. Entonces también se puede decir que Alemania es más proChina que nosotros. La política exterior húngara se basa en la “conectividad”. Hablamos con todos. Hay negocios y hay aliados. Respecto a los últimos, no es por casualidad que Trump, después de las elecciones y antes de su inauguración, solo ha recibido a tres mandatarios: Meloni, Milei y Orbán. Orbán fue el político al que Trump más veces mencionó durante la campaña electoral como ejemplo. Mencionar el nombre de Orbán puede ser una garantía de ganar elecciones. Las acusaciones de que Orbán es proPutin o proChina responden o al desconocimiento de la política internacional o a la propaganda progre que – como ya vemos ahora, en el caso de Político – ha sido financiado por los demócratas mediante USAID y la red de Soros. Pero la propaganda progre de ayer cuadra menos con este mundo cambiado. Fíjense en el gran discurso del vicepresidente Vance en Múnich. Habló sobre democracia, libertad de expresión y valores de Europa. Se notaba en las caras que estaban escandalizadas…

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