Por Karina Mariani/La Gaceta de la Iberosfera.
En su nuevo libro El secuestro de Occidente, Alejo Schapire realiza un análisis profundo de la distopía woke y de la forma en que emergió con violencia en occidente luego del pogromo del 7 de octubre de 2023 en Israel. Schapire alerta sobre este fenómeno que amenaza la democracia liberal y con ella nuestro sistema de valores.
En esta entrevista presenta su nuevo libro, El secuestro de Occidente, editado por El Zorzal, que acaba de publicarse esta semana. El autor describe la tendencia como esta religión sin Dios, nacida en las universidades, que termina utilizando estrategias estalinistas para imponerse.
Cuando uno escribe un libro, la pregunta que se suele hacer es: ¿qué te inspiró? En tu caso, ¿fue el atentado del 7 de octubre o ya venías pensando en este libro?
Creo que las premisas de El secuestro de Occidente están en La traición progresista, mi libro anterior, donde ya asomaba una lectura del mundo a través de un prisma ideológico que iba dibujando los contornos de una nueva mentalidad que había permeado todas las instituciones y sistemas de gobierno en Occidente. El 7 de octubre lo revela. Con este, que es el peor pogromo vivido por los judíos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, se activa una ola de antisemitismo terrible en las grandes democracias occidentales casi al mismo tiempo que se produce. Antes de que Israel disparara el primer tiro, ya había todo un conglomerado de gente que interviene en el debate público, desde Black Lives Matter, festejando a los terroristas en parapente, hasta publicaciones de izquierda que celebran «la revolución». Pero muy pronto veremos que esto está mucho más extendido, especialmente en las grandes universidades elitistas de Estados Unidos y Europa, donde el acoso a los judíos y las consignas de apoyo a organizaciones terroristas, consideradas como tales por la Unión Europea o Estados Unidos, no se sabían explicar. Entonces, lo que trato de hacer en este libro es explicar de dónde viene eso; es decir, por qué el estallido de antisemitismo que se vio a partir del 7 de octubre en realidad no nace por generación espontánea, ni aparece de la nada, sino que se revela, mostrando lo que ya estaba ahí.
Cuando escribiste tu libro anterior, ¿tenías ya una dimensión de esto? ¿Cuánto te reveló el 7 de octubre?
Apenas ocurrió, en las primeras horas, cuando empecé a ver las reacciones de la izquierda radical en el gobierno de España, de movimientos identitarios racialistas como Black Lives Matter y otros grupos de la galaxia woke, ya vi una confirmación de lo que vendría después. Lo que sí me sorprendió, porque ya conocía cómo funcionaba esto en las universidades europeas, donde, entre comillas, la causa palestina es un clásico de la estudiantina, fue verlo en Estados Unidos y en tal magnitud en los campus universitarios. Ver banderas de Hezbolá, vinchas de Hamás, eso sí era una novedad. Ahora bien, esto ocurría en un marco nuevo: el de esta ideología identitaria que divide el mundo en oprimidos y opresores, blancos y no blancos, y que coloca a Israel dentro del bando de los blancos opresores, haga lo que haga, porque es un determinismo. Es decir, eres inocente o culpable más allá de lo que hagas, en función de tu color de piel o tu orientación sexual…
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