Sociedad

Las diferentes facetas del trauma

Por Lucimey Lima Pérez.

Frecuentemente hablamos de traumas con diferentes concepciones, y no lo veto, ocurren eventos traumáticos menores que conservan su relevancia. Pero existen hechos de vida que son de mayor envergadura y que ameritan atención oportuna. Algunos acontecimientos tienen su centro en el seno familiar, otros provienen del ambiente o de la sociedad.

El trauma psicológico consiste en la respuesta que una persona expresa ante una situación estresante. Qué es una situación estresante: un evento de peligro a la integridad que desencadena múltiples reacciones en el individuo, luego el estrés es la respuesta al ambiente estresante. Sin embargo, no todas las personas desarrollan trauma ante las amenazas externas, ni en la magnitud ni en la duración del mismo. Algunas personas, a pesar del impacto recibido, pueden superar la amenaza y convertirla en una experiencia de vida. La “American Psychological Association” señala que el trauma es la reacción ante un hecho que puede ocasionar perjuicio físico o mental. “Centers for Disease Control and Prevention” (2012) incluye los traumas en la gama de condiciones no fisiológicas. Una constelación de síntomas pueden surgir, tales como confusión, negación, rabia, irritabilidad, miedo, ansiedad, culpa, tristeza, desesperanza. Además, una amplia gama de síntomas físicos se manifiestan: insomnio, pesadillas, fatiga, palpitaciones, agitación, dolores musculares. En términos concretos, el trauma puede ser agudo, crónico o complejo. De acuerdo con las clasificaciones vigentes: el agudo ocurre un mes después del evento amenazante; el crónico permanece por más de un mes; y el complejo es si se presentan varias situaciones deletéreas simultáneas.

Cuando el evento traumático implica una amenaza de muerte, un sentimiento de falta de seguridad se enlaza con los pensamientos y las emociones de los afectados y modifica las conductas. Es una sensación de pérdida, luego es un duelo terrible que aqueja al sujeto amenazado hasta el agotamiento. Algunos ejemplos de envergadura son los asaltos a mano armada, el abuso sexual, las catástrofes naturales, las guerras, las migraciones forzosas, la pérdida de la salud, la bancarrota, las epidemias/pandemias, el ataque psicológico constante, entre tantos otros que seguramente muchos podemos señalar.

Ante desequilibrios mentales de esta categoría, lo ideal es acudir a consulta para ayuda profesional. Sin embargo, podemos citar algunas estrategias a seguir:

1. Hacer ejercicios físicos de acuerdo a la preferencia de cada cual y que incluyan relajación muscular.

2. Tratar de tener una vida social relativamente dinámica, sin necesidad de repetir la historia del trauma. Esto incluye muchas actividades a discreción de la persona afectada.

3. Trabajar en la interacción de pensamientos, sentimientos y acciones después del trauma. Esto puede realizarse a manera de diario de la cotidianidad.

4. Prestar atención a la salud física, mediante dieta adecuada, sueño reparador, sin recurrir al consumo de alcohol o de drogas ilícitas.

Esto es un somero comentario sobre las facetas del trauma, hay variedad de aspectos específicos que podemos abordar. La recuperación toma tiempo y mucho más cuando se hace crónico.

Viñeta clínica: A las 4 am de un día laboral y escolar, un convoy de 40 policías enmascarados llega a una casa donde viven la madre y dos hijos, uno adolescente y otro infante. El terror que desencadenó la violencia de la entrada y los golpes a puertas y ventanas conmovió a los tres, los chicos fueron a refugiarse en la habitación de la madre. Se trataba de una “equivocación” por parte de la policía. Los tres estuvieron fuera de sí por dos semanas, imposible continuar, la vida paralizada y el miedo a flor de piel. A las tres semanas consulta la madre sola y a la siguiente semana asisten los tres. La clínica es florida y típica. La sesión altamente conmovedora, había un antes y un después. La historia, la empatía, el llanto, los recuerdos, el insomnio, el miedo, la inseguridad, las pesadillas. Sin embargo, el núcleo familiar, a pesar de la separación de los padres, ha sido funcional y armonioso. Estos basamentos permitieron que al final de la sesión, luego de intervenciones para el caso, se sintiera una relajación en ¨el aquí y el ahora¨. Tres aproximaciones a modo de tarea fueron sugeridas y aceptadas: i) práctica de respiración abdominal 3 a 4 veces al día, la cual se mostró y se efectuó durante la sesión; ii) realizar actividad física, según cada cual, uno nadar, otro saltos en cama elástica y la madre caminar diariamente con la mascota de la casa, un perrito querido por los tres. El primer paso es decisivo, ellos lo han dado, pero la continuidad como parte del aprendizaje ante el trauma, se traducirá en la recuperación.

Lucimey Lima Pérez es Psiquiatra, Psicoterapeuta, Máster y PhD en Neuroquímica.

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