Cultura/Educación

La Torre de la Libertad  -Símbolo del destierro cubano-

Freedom Tower Miami

Por Manuel C. Díaz.

Cuando llegué a Miami en 1979, mi hermano Ricardo, designado por la familia para guiarme en mis primeros pasos, me llevó a pasear por la ciudad. Pero no fue un recorrido turístico; fue, con toda intención, didáctico.

“Vamos a ir hasta la Pequeña Habana”, me dijo. “Quiero enseñarte algo”.

Yo no conocía la ciudad, pero hoy sé que tomó el Palmetto, se bajó en la Calle Ocho y condujo hasta la Avenida 17, dobló a la izquierda y me pasó frente a una vieja casa revestida de estuco blanco.

No necesitó decírmelo: era donde él había vivido agregado con otros refugiados políticos en 1962, justo después de haber escapado de Cuba en una lancha.

Mientras me explicaba como había sido su vida en aquellos primeros tiempos como exiliado, enfiló el auto hacia la calle Flagler y condujo hasta Biscayne para que viera el edificio donde durante muchos años, desde 1962 hasta 1974, había funcionado el Cuban Assistance Center, al que los cubanos habían bautizado como el “Refugio” y que hoy se le conoce como Freedom Tower o Torre de la Libertad.

“Aquí recibimos la ayuda que nos permitió comenzar una nueva vida”, me dijo. Y me habló de lo difícil que habían sido aquellos primeros años. Pero de la Torre de la Libertad. en sí, no me dijo mucho. Quizás no conocía los detalles; o no quiso abrumarme en mi primer día de exiliado reciente.

Pero después lo supe: construido en 1925 en un estilo mediterráneo que recordaba a la Torre de la Giralda de Sevilla, ese hoy histórico edificio albergó las oficinas del Miami News durante 30 años. Permaneció cerrado hasta que el gobierno de Estados Unidos lo utilizó para proporcionar servicios a los exiliados cubanos que huían del régimen de Fidel Castro.

Por allí pasaron, en busca de ayuda para comenzar, muchos padres de familias que pudieron así reconstruir sus vidas. No tenían nada en ese momento, pero supieron aprovechar la oportunidad y criaron a sus hijos para que fueran hombres de bien. Por allí pasaron, siendo niños en compañía de sus padres, quienes triunfarían en distintas profesiones: maestros, médicos, comerciantes, bancarios, constructores, deportistas, militares y políticos. En fin, la materia con la que se forjan las sociedades libres.

Y eso fue lo que mi hermano me llevó a conocer en aquella mi primera salida como exiliado reciente. Me llevó a ver la Torre de la Libertad, símbolo del destierro cubano.

 

Manuel C. Díaz es escritor y crítico literario.

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