EDITO

La noble intransigencia de José Martí

Por Carlos Ripoll.

En plegar y moldear está el arte político. Sólo en las ideas esenciales de dignidad y libertad se debe ser espinudo, como un erizo, y recto, como un pino.
José Martí

Peregrinó por el mundo con una lira, una pluma y una espada», dijo, de Martí, Enrique José Varona. «Cantó, habló, escribió, combatió; dejó por todas partes chispas de su numen, rasgos de su fantasía, pedazos de su corazón; pero en cualquier ruta, por todos los senderos, su vista estaba siempre fija en la estrella solitaria… Aquí está la nota profunda de su alma, y esto constituye la unidad perfecta de su vida. Martí poeta, escritor, orador, catedrático, periodista, agitador, conspirador, estadista y soldado no fue, en el fondo y siempre, sino Martí patriota. Para ver y abarcar desde un punto central la existencia accidentada de este grande hombre, nada es tan adecuado como considerar su labor política…»

Para Martí «el arte político» estaba en «plegar y moldear», pero, como parte de su definición, también advertía que era necesario, «en las ideas esenciales de dignidad y libertad», ser «espinudo, como un erizo, y recto, como un pino». Hay así en él dos prácticas que parecen opuestas, aunque en verdad son complementarias en todo político honrado: por el ejercicio natural de una se llega al acuerdo y al ajuste; en la otra la rigidez impide todo pliegue o desvío. El Martí político ofrece ejemplos maestros de ese «arte» de avenencias y arreglos. Sin embargo, en lo que tenía que ver con la «dignidad y libertad» fue siempre intransigente y obstinado, fiel a su apotegma, «espinudo, como un erizo, y recto, como un pino».

«Esas gentes de letras de espíritu tranquilo y pacífico no son llamadas a la rebelión. Como saben tanto, siempre confían el mandato de todas las cosas humanas a las ideas, y no suponen necesaria la fuerza bruta en ningún caso». Máximo Gómez.

La intransigencia de Martí se manifestó ante el esfuerzo de España por mantener a Cuba como colonia y ante el peligro de su anexión a los Estados Unidos. El Martí apóstol de la libertad y el Martí antiimperialista han sido bien estudiados, no así el que luchó contra la otra amenaza mayor que tuvo su gestión revolucionaria: la del grupo de cubanos que, al amparo de una tímida oposición a España, defendieron su presencia en la isla y combatieron los trabajos para librarla de su dominio. Ese aspecto de la actividad política de Martí es en las páginas que siguen motivo preferente de revisión y estudio, de su intransigencia ante lo que eran sus «ideas esenciales de dignidad y libertad», entendida la intransigencia, con su valor etimológico, como negativa a todo trato o transacción (de la misma raíz latina) cuyo debate o término resultaba vil o deshonroso para su patria o para su persona…

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Obra de Carlos Manuel Galindo.

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