Por Roberto Pedreiturria.
Como bien es sabido, las huelgas de hambre son métodos de protesta, destinados a llamar la atención de la sociedad sobre alguna situación en particular, que puede ser de naturaleza emocional, política, social o económica. Antes de lanzarme a escribir sobre este tema, investigué un poco, y ahora estoy medianamente convencido de que se trata de una manera de protestar indudablemente moderna. Si existe alguna referencia en particular que desmienta este argumento, reconociendo que no cuento con una información precisa que avale dicho criterio, el que escribe, lo agradecerá profundamente. En cualquier caso, la contemporaneidad de este tipo de protesta, parece refugiarse en el concepto humanista del valor de la vida, siempre de acuerdo a los cánones filosóficos que se pusieron de moda durante la ilustración tardía.
Para Nietzsche, el hombre da un sentido a la vida, a través de los valores que el mismo crea y con este pensamiento moderno, la vida adquiere un valor máximo y es invaluable, puesto que la vida es una manifestación de nuestro comportamiento natural. Por lo tanto, para Nietzsche y para prácticamente la mayoría de los filósofos de esta época, la que aún sentencia la nuestra, el suicidio es la renuncia a los propios valores.
Supongo que la razón por la que el suicidio es penado por casi todas las religiones, tiene algo que ver con esa renuncia a los valores, siempre teniendo en cuenta que el ateísmo es un fenómeno más bien posterior a la segunda década del siglo XX. Por ejemplo, la muerte en combate en una acción temeraria causada por un enemigo, siempre fue considerada un acto heroico que debería ser recompensado en la otra vida. En cambio, el suicidio en sí mismo, sin la mediación de un enemigo, se consideraba una rendición y un sacrilegio que jamás sería perdonado por los dioses. Usted estará pensando que los sacrificios humanos a ciertos dioses, que fueron practicados por tantas culturas, deberían haber sido considerados también, como una forma de herejía, pero no era exactamente así. Los sacrificios eran entregas directas a los dioses, como plegarias humanas que ellos deberían interpretar y también responder. Diríase que no hay pecado, cuando se trata de establecer una comunicación entre lo terrenal y lo divino.
Las religiones juzgan el suicidio desde una perspectiva relativamente diferente. Para estas, la vida está entrelazada a la espiritualidad y la transcendencia del alma. Desde esa visión contemplativa, el suicidio es considerado un atentado contra lo más valioso que «Dios» nos ha entregado de buena «Fe»; con la aspiración de que nosotros la cuidemos y hagamos un buen uso de ella. Otro ejemplo interesante, bien podría ser ese terrorista musulmán que presiona el botón y que a su vez genera una explosión que acaba con su vida. Sin embargo, esta acción aniquiladora de uno mismo, no se considera un suicidio, porque «el Mártir» compartirá su muerte con al menos uno de sus enemigos.
Si analizamos esto desde una perspectiva coránica podríamos afirmar, en un primer lugar, que la muerte por suicidio está rotundamente prohibida, como muestran las dos siguientes suras; que son consecutivas.
Sura 4-29 “Y no os matáis vosotros mismos. En verdad Dios ha sido misericordioso con vosotros”.
Sura 4-30 “Y a quien obre así, violando la ley y oprimiendo, le arrojaremos al fuego”.
En cambio, antes de llegar a leer esto, ya existe una aclaración.
Sura 3-169 “No penséis, acerca de aquellos que fueron sacrificados luchando en el Camino de Alá, que están muertos. ¡No!, ellos están vivos, y encuentran su sustento con su Señor”.
Y claro, «sacrificio», o «suicidio», dentro del Corán, puede ser algo permisible, siempre que con dicha acción se le cause bajas a los enemigos del islam.
Quizás la excepción de la regla sea el haraquiri japonés, cuando el samurái después de haber caído en la deshonra, de acuerdo a un código de conducta muy particular, considera que debe cercenarse los intestinos. Esta manera de suicidarse es considerada uno de los rituales de muerte más dolorosos que existen, pero, aun así, se considera un acto de valor que reivindica la dignidad de aquel que se sacrifica. Otro ejemplo que podríamos juzgar en este análisis, es el caso de los kamikazes que fueron tan famosos en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la psicología de este suicida está mucho más cercana a la del suicida terrorista musulmán, y no tiene nada que ver con la elegante y sanguinaria ética del samurái.
En la modernidad, las huelgas de hambre han tenido, como ya habíamos dicho desde un inicio, la intención de llamar la atención de unos observadores. Estos últimos, sensibilizados, suelen poner presión, amplificando la intensidad de la propia demanda, para que estas sean atendidas. Sin embargo, existen problemas que, en la inocencia de muchos de estos activistas, dispuestos a morir en una huelga de hambre, suelen ser pasados por alto.
En sociedades que disfrutan de una mediana o total libertad de prensa, es posible sensibilizar a la gente, e incluso movilizarla y lograr así una mayor amplificación de esta señal. Ese no es el caso de Cuba y me consta que muy pocas personas terminan enterándose de lo que sucede, y cuando lo logran, tampoco conocen cuáles son en realidad estas demandas. Si usted es cubano, no necesitará que yo le explique que todo se maneja bajo el criterio de: «los que protestan son unos mercenarios pagados que carecen de cualquier dignidad». Aun en el caso de que el mensaje llegue a sus conciudadanos, la represión es tan elevada, que estos deciden ignorar lo que está sucediendo a solo unas manzanas de sus casas. «Ese no es mi problema, pues a mí el imperialismo no me paga nada y yo también necesito de esos estipendios».
A continuación, les presento un gráfico, esperando que me disculpen mis pocas cualidades de dibujante, donde intento mostrarle estos tres pasos fundamentales.
En el caso de que el paso (1) esté destinado a llamar la atención de la comunidad internacional, sucede que Cuba no suele ocupar demasiado espacio en las portadas de las revistas y de los periódicos extranjeros. Salvo ciertos casos trascendentales, difíciles de disimular e incluso cuando se trata de ensalzar al régimen, no solemos leer noticias de Cuba. No debemos obviar la innegable realidad de que la mayor parte de los medios de información son de izquierda, incluyendo las redes sociales, y que a estos no tendría por qué apetecerles empañarse a sí mismos.
En vista de lo anterior, valdría la pena hacerse la siguiente pregunta: ¿De qué vale malgastar energías en una protesta que podría costarle la vida a un disidente, si con ello no logra el efecto esperado? Cualquiera que sea su respuesta, creo que ahora estamos en condiciones de reconfigurar esa pregunta: ¿En el caso de Cuba, valdría la pena perder la vida sin infligirle ni una baja al enemigo?
Se me ocurre una escena, digna del caricaturista Luant Mac-beath, en donde unos romanos sitiados por una tribu bárbara, amenazan desde su empalizada con un suicidio colectivo. Yo veo a esos bárbaros, muertos de la risa, gritando: «adelante, vamos, a que no se atreven».
Roberto Pedreiturria es Bioquímico cubano, doctor en Ciencias y Filosofía. Escritor. Residente en Alemania. Autor de Parlamento 350.
Walfrido Hau es un pintor cubano.
He sido siempre contraria a las huelgas de hambre simplemente porque nadie tiene el derecho de quitarse la vida ademas es un acto de egoismo porque no piensan en el dolor o tragedia humana que dejaran con este acto a los familiares en el caso de Cuba que son hechos manipulados en su mayoria por la DSE (exceptuando algunos casos) es aun peor porque descaradamente cuando la dictadura ha logrado el efecto ha ganado y el huelguista seguira con su ego superlativo luego de que Cuba no necesita muertos Cuba necesita personas serias, inteligentes y competentes que puedan poner la dictadura en la cuerda y otro aspecto siempre refieriendome al caso social estos huelguistas que piden solo sus derechos y no el de todos, estos huelguistas que son personajes promiscuos y marginales no me representan como no representan la mayoria de los nuestros, nadie se ha preguntado porque no llegan hasta las ultimas consecuencias? ahi esta la respuesta , muy buen articulo bien documentado que condivido en parte
Pingback: La inutilidad de una huelga de hambre en Cuba – – Zoé Valdés
Entendí perfectamente lo que quiere decir de este señor. Yo le conozco de cuando escribía en el País. El lo que está diciendo que si vas a matarte que te lleves por delante a por lo menos a un hijo de puta. Hay que tener la cara la dura viviendo afuera para decirle a otros que haga lo que no ha hecho uno. Voy aser honesto, a mi me gusta como este escribe, porque de verdad que la clava. Recuerdo el articulo El villano que murió feliz (Fidel), yo creo que se llamaba así, que estaba muy bueno. El problema que yo veo aquí es que hay gente que se pierde de la realidad cuando se meten mucho tiempo fuera. Que sabe un cubano de nada de eso? Por que nadie va allí a explicarle como es que se lucha y todo eso. Esa gente está improvisando señor Pedreiturria. Hay que tenerlos bien puestos para meterse en la huelga incluso para que no sirva para nada. No critiquen tan fácil. Yo no se si ese de la huelga es otro descarado y no lo se, pero ya pasar hambre y protestar tiene su cosa.
A ver, residuo de lumbrera. ¿Tú estas diciendo que si no uno no vive en Cuba no puede dar una opinión sobre las cosas que pasan allí? Otro que quiere callar a los demás. ¿Tu eres el Gallego de New Jersey o de remángate el blume en el caserío de los Arabos de Matanzas. Están las Ciberclarias que ya no saben lo que van a decir. ¡Coñó! Y mira mi inteligenton, yo estuve preso allí y te digo que les importa tres cojones que te mueras en una huelga de hambre. Eso le es mas cómodo porque así todo queda como que te moriste porque te dio la gana. Oye Gallego, si te vas a morir, llévate a tres o cuatro por delante, no coman más mierda que eso de las huelgas ya está más que probado.
Amén.
Me impresiona su memoria. El artículo al cual usted se refiere, fue publicado en Enero del 2017 y fue eliminado una semana después por una carta de protesta de la embajada cubana en Madrid, en la que se apelaba al “delito de odio” y a que “insultaba los sentimientos de millones de cubanos”. Eso no lo puede encontrar en los buscadores solo en un ejemplar físico de aquel día. ¡Pero qué memoria! Espero que entienda que para mí es muy gratificante que en su centro de operaciones aun se me recuerde. Y sí, adivinó, lo que quice decir fue: Drones, Drones, Drones, Drones y más Drones, sobre le Comité Central, por supuesto.
Hago oídos sordos a tus insinuaciones, porque yo sé que ustedes ven agentes de Castro por todas partes. Por mucho que tú le des la vuelta, está clarísimo que lo que tú quieres es que la oposición cubana se convierta en Terrorista. Eso nos quitaría crédito internacionalmente y entonces nadie nos apoyaría. No me gusta la violencia, porque la violencia trae mas violencia y ya está bien de que uno comiendo jamón aquí le pida los de allá que se levanten en armas o que vuelen el Comité Central que ademas, que es un edificio muy bonito que no tiene culpa de nada. Yo entiendo tu lógica, pero no estoy de acuerdo. Y caro que tengo buena memoria y sé quienes son muchos de bosque escriben ahí, porque a mi si me gusta leer. Imagínate que yo tengo hasta dos libros de Zoe. Y para que sepas, aquí en la Joline Avenue, tu preguntas por el Gallego y todo el mundo sabe donde yo vivo.
Huelgas de hambre en Cuba. Por favor no me insulten, tal vez dos o tres, lo demás es farsa y descaro, la actual oposición pacifista a los Castro en Cuba es pergeñada, inventada, creada por la Seguridad del Estado castrista.
Ese invento en Cuba debe haber surgido por la Iglesia Católica y su costumbre de hacer ayunos religiosos para purificarse.
Los curas jesuitas que son los que dirigen encubiertamente en Cuba se dieron cuenta que pueden hacer este truco que no hace el menor daño a su propia tiranía, que es representada públicamente por los Castro y sus pandilleros.
Y claro quien define todo los que se hace en Cuba es la CIA a quien los curas jesuitas se subordinan, Fidel Castro fue siempre un doble agente encubierto, primero de los jesuitas y después de la CIA.
Lo interesante es que pudiéndose inmolar por el fuego como lo hicieron los bonzos budistas de Viet Nam que doblegaron la voluntad de la CIA, ninguno hace eso, porque es muy fácil esconderse diciendo que se está en huelga de hambre y en realidad se dan tremendos atracones de comida.
Ellos, los descarados farsantes, podrían inmolarse si fueran verdaderos suicidas movidos por una ideología patria mediante el Hara Kiri, el ahorcamiento y el fuego.
Para estos simuladores y farsantes, morir por la patria no es una opción.
Estos tipejos como el Otero Alcántara, el Coquito Fariñas y otros de su hedionda estirpe, no pueden hacer huelgas de hambre porque son todos comelones, que en el lenguaje carcelario quiere decir que están dispuestos a dar el trasero por la comida.
Estos supuestos opositores son una fauna desvergonzada de mentirosos farsantes, dirigidos todos por la Seguridad del Estado que responde a su vez y se subordina al globalismo-socialista que nos destruye.
Es solo una cuestión de sentido común. Si vas a ofrecer tu vida tienes dos opciones. Perderla en vano sin lograr alcanzar ningún objetivo ya que al enemigo le importa tres pingas que tú te mueras. Así consiguen ellos eliminar un opositor sin poder ser culpados por ello.
Sin embargo si ya estás decidido a ofrecer tu vida lo más sensato sería eliminar el mayor número de esbirros posible. Esta solución además de causarle bajas al régimen crea una atmósfera de terror entre esos esbirros que a partir de entonces ya no estarán reprimiendo disidentes sin riesgo personal. Esto acelerará el proceso de desmoronamiento moral de las fuerzas represivas de la dictadura.
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