Por Gloria Chávez Vásquez.
Hay una puerta de escape y por esa puerta hay que desembocar, hay que irse.
Juan Rulfo
“La razón, _dijo Víctor Hugo, _es la inteligencia haciendo ejercicio, mientras que la imaginación es la inteligencia en su máxima expresión.” La imaginación está arraigada en la realidad, nos hace notar el escritor español, Manuel Vicent, mientras que la fantasía es una especie de juego ilógico o cerebral, la imaginación es un producto de la inteligencia, alimentado por los sentidos.
En las culturas orientales se cree que cuando concebimos imágenes a través de la imaginación y la emoción, el espíritu es uno con el universo. Desde el punto de vista metafísico, la imaginación es un portal de percepción que permite acceder a los mundos más sutiles y sirve como un eje integrador entre el cuerpo y el espíritu. Es un conducto por donde se accede a los mundos espirituales y a las realidades invisibles. Una interfase entre el cuerpo y el espíritu, entre el mundo de la inteligencia pura y las realidades sensibles.
“Esa profunda convicción emocional de la presencia de un poder de razonamiento superior, que se revela en el universo incomprensible, forma mi idea de Dios” declaraba el físico judío-alemán Albert Einstein. Y añadía: “Nunca hice uno de mis descubrimientos a través del proceso del pensamiento racional”. El prestigioso genio de las matemáticas dejó por sentado, de este modo, que el verdadero signo de inteligencia no es el conocimiento, sino la imaginación. Que el conocimiento es limitado, pero la imaginación, lo abarca todo.
La Imaginación Creadora
El filósofo francés, Henry Corbin, nos habla de la Imaginación como elemento mágico y mediador entre el pensamiento y el ser, en su libro, La Imaginación creadora: “Imaginación [es] la producción mágica de una imagen, el tipo mismo de la acción mágica, incluso de toda acción como tal, pero especialmente de toda acción creadora”.
Es un secreto a voces: En el universo, hay un núcleo del que obtenemos conocimiento, fuerza, inspiración y que coincide con el llamado registro akásico del que hablan los teósofos y lamas y en el que se concentra la sabiduría eterna. El inventor serbio, Nikola Tesla, por ejemplo, creía que su cerebro era meramente el receptor de esas ideas universales.
En Imágenes y símbolos, el filósofo rumano, Mircea Eliade observa, que tener imaginación es ver el mundo en su totalidad; porque la misión y el poder de las imágenes es hacer ver todo cuanto permanece refractario al concepto. De aquí procede el que la desgracia y la ruina del hombre que carece de imaginación sea el hallarse cortado de la realidad profunda de la vida y de su propia alma.
James Hillman, creador de la Psicología imaginal, escribe: “En el principio fue la imagen. Primero la imaginación luego la percepción; primero la fantasía luego la realidad. El hombre es primordialmente un hacedor de imágenes y nuestra sustancia psíquica consiste en imágenes; el nuestro, es un ser que imagina [que] existe en la imaginación”. Terence McKenna, místico y botanista estadounidense, estaba consciente de que lo que llamamos imaginación es de hecho una biblioteca universal de lo que es real. Para él, es evidente que la imaginación es principio y fuente de todo el universo, porque el Ser divino es también principio y origen de todas las cosas. La más perfecta epifanía solo puede tener lugar en un receptáculo que sea a su vez origen y principio. Ese sustrato es la Imaginación.
La imaginación como proceso
El escritor británico Ken Robinson explicaba que la imaginación es el proceso de traer a la mente cosas que no están presentes en nuestros sentidos. La imaginación nos llevó de las cavernas a las ciudades, de la hoguera a la cocina y de la superstición a la ciencia.
Para el militar surafricano, Piet Joubert, la imaginación es el ojo del alma. Y citaba a Confucio cuando decía que la imaginación nos da alas, pero sin conocimiento, no tenemos pies. Mientras que, para el dramaturgo irlandés, George Bernard Shaw, la imaginación es el comienzo de la creación. Imaginas lo que deseas, haces lo que imaginas y, por fin, creas lo que quieres”. Es como si la imaginación se separase de la conciencia y empezara a moverse libremente por un espacio tridimensional, nos dice el novelista japonés, Haruki Murakami.
El sacerdote John O Donohue, además de poeta y filósofo, de origen irlandés, establece la gran diferencia entre imaginación e inteligencia: La imaginación es la gran amiga de lo desconocido. Invoca y libera constantemente el poder de la posibilidad; es generosa y desprendida. Al tiempo que la inteligencia calcula y se aferra a lo que sea. Es una gran amiga de la posibilidad. Despierta y viva, la imaginación no se cierra ni se estanca, sino que permanece abierta y te incita a nuevos umbrales de potencialidad y creatividad. David Hume, filósofo e historiador escocés, afirma que Nada es más libre que la imaginación humana.
Carmen Martín Gaite, la escritora española, nos ofrece una gran comparación cuando concibe a las letras y los dibujos como “hermanos de padre y madre: el padre el lápiz afilado y la madre la imaginación”.
¿Dónde está la imaginación?
Se dice que el actual sistema educativo atrofia el pensamiento creativo en los niños, es decir el pensamiento divergente y el pensamiento lateral, ya que la educación los obliga a estudiar materias como matemáticas, física y química para lo que requiere de pensamientos convergentes. Las personas no son 100% convergente o divergente, tenemos una mezcla de ambos tipos de pensamientos, pero predomina uno más que el otro, dependiendo de la genética, las creencias, experiencias y educación.
El Pensamiento lateral utiliza el hemisferio derecho para generar ideas relacionadas o no con el objetivo que se busca, para así encontrar la mejor solución al problema. El Pensamiento Convergente activa el hemisferio izquierdo donde la mente trabaja de forma lógica, rápida, segura, prudente, conservadora y rigurosa. El cerebro recorre los mismos caminos ya aprendidos, no se sale de su zona de confort. El Pensamiento divergente es el usado para la creatividad, a partir de un dato se proponen múltiples respuestas. Es la activación del hemisferio derecho donde la mente trabaja, fuera de su zona de confort, se esfuerza en buscar relaciones con el problema planteado haciendo uso de la imaginación, la fantasía, sin análisis de las ideas.
Como bien lo formula el orador y educador estadounidense Stephen Covey, “La imaginación creativa es una de las cuatro dotes humanas, que, junto con la autoconciencia, la conciencia y la voluntad independiente, nos dan el poder de elegir, responder y cambiar”. Jorge Luis Borges planteaba que la imaginación está hecha de convenciones de la memoria. “Si yo no tuviera memoria no podría imaginar”.
La degradación de la imaginación
Vivimos en una civilización científica y materialista, que extiende su control, incluso a las imágenes. En Cuerpo espiritual, tierra espiritual, H. Corbin nos explica: “Es común hablar hoy en día de la civilización de la imagen. Pero uno se pregunta si este lugar común no encierra un radical malentendido, un craso error. Porque en vez de que la imagen sea elevada al nivel de un mundo que fuera apropiado para ella, en vez de aparecer investida con una función simbólica, llevando a un sentido interno, hay sobre todo una reducción de la imagen a un nivel de mera percepción sensorial y por lo tanto una definitiva degradación de la imagen”.
Y añade Corbin, que “el mundo de la imaginación es esencialmente el Intermundo y la articulación entre lo inteligible y lo sensible, donde la Imaginación activa es el portal de conocimiento mediador entre el intelecto y los sentidos. El mundus imaginalis no tiene nada que ver con lo que la moda actual denomina la “civilización de la imagen”.
Para concluir, sería interesante reflexionar en la propuesta irónica del sociólogo francés Jean Baudrillard que cuestiona la existencia de la imaginación en aquellos individuos que ambicionan el poder para controlar a los demás, así como para desbaratar los fundamentos de una cultura que aprecia el poder espiritual y creativo de la imaginación. Una cosa es el poder de la imaginación, que es la creatividad misma y otra la imaginación en el poder, que la torna cruel y destructiva.
¿Quién habló de la imaginación al poder? ¡Nunca hubo imaginación en el poder!
Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos.
Imagen Pixabay.