Por Carlos Manuel Estefanía Aulet.
Las relaciones entre Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea, Ucrania y Rusia han atravesado un proceso de complejidad y tensión en los últimos meses. El apoyo del Reino Unido, su neocolonia canadiense y varios estados de la UE a la guerra en Ucrania implica involucrar a sus pueblos en un conflicto que no les pertenece, alimentado por el miedo a una agresión rusa. No es eso lo que quiere para su país el actual gobierno de Estados Unidos. Este es el punto crucial de la actual confrontación geopolítica, intensificada con el despido de la administración Biden.
La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros han reiterado su «apoyo inquebrantable» a Ucrania frente a la agresión rusa. Desde la invasión en 2022, la UE ha movilizado más de 75.000 millones de euros en asistencia, que incluye ayuda militar y humanitaria. Se ha convocado una cumbre extraordinaria en Bruselas para el 6 de marzo de 2025, con el objetivo de discutir cómo fortalecer el apoyo a Kiev. Además, el 16 de diciembre de 2024, la UE adoptó el 15º paquete de sanciones contra Rusia, que incluye restricciones a más de 1.000 individuos y entidades.
Mientras Europa refuerza su postura de defensa, EE.UU. ha iniciado conversaciones diplomáticas con Rusia. Se han realizado reuniones en Riad y Estambul para discutir la normalización de relaciones. Trump ha propuesto un acuerdo bilateral con Ucrania que garantizaría su seguridad a cambio de una participación conjunta en recursos, aunque este enfoque ha sido recibido con escepticismo por parte de los líderes europeos.
Lo Único Bueno del Tropiezo en la Oficina Oval
El reciente desencuentro entre Zelensky y Trump en la Oficina Oval no solo fue una muestra de desavenencias entre los dos líderes, sino una oportunidad perdida para buscar la paz que el pueblo ucraniano clama. La interacción dejó entrever la provocadora naturaleza del vicepresidente JD Vance, quien ha demostrado ser un experto en soltar verdades en los peores momentos. La BBC ha subrayado cómo en este enfrentamiento quien lideró el ataque a Zelensky fue Vance[i], lo que evidenció una vez más la postura combativa, quizas demasiado, que hace del vicepresidente el principal vocero de la visión trumpista en el ámbito internacional.
Lo que comenzó como una reunión cordial se tornó tenso cuando Vance elogió la estrategia diplomática de Donald Trump respecto a la guerra. Zelensky, visiblemente escéptico, cuestionó: «¿De qué tipo de diplomacia, JD, estás hablando?» Vance, en respuesta, acusó a Zelensky de haber apoyado implícitamente a los demócratas en las elecciones de 2024, lo que provocó reacciones divididas en Washington. Pero más allá de la vergonzosa escena, hubo algo positivo para el mundo: las intenciones del presidente Trump de alcanzar lo antes posible la paz. Una paz de la que, por carambola, se empezó a hablar en Europa, aunque con una estrategia equivocada para alcanzarla: la de la guerra. Ocurre que el sonado pacifismo en Europa, tan agitado en otros tiempos como bandera de izquierda, parece un eco lejano de épocas pasadas. Los movimientos por la paz que florecieron durante la Guerra Fría han desaparecido. En cambio, la retórica actual se alinea más con la confrontación militar, sobre todo por parte de esos partidos socialdemócratas y liberales cuyas internacionales siempre han actuado al servicio del imperio británico, mancomunidad administrada por una castas de políticos que parecen ser los más rusófobos de esta confrontación.
Un Vicepresidente con Agenda Propia
En este sentido, vale destacar el modo en que el estilo confrontativo de Vance sirve de manera indirecta a los británicos, ya dando la alarma sobre lo que se puede esperar de la nueva administración norteamericana, ya boicoteando las relaciones de EE. UU. con Ucrania. Una suerte de extremismo verbal que bien podría aprender del modo ladino en que se contuvo Fidel Castro hasta declarar el carácter “socialista” (en realidad prosoviético) de su revolución. Vance no se limita a Ucrania; ha expuesto, quizás con premura, la proyección en cuanto a valores que tendrá la revolución nacional libertaria que desde arriba se desarrolla en los Estados Unidos. En la Conferencia de Seguridad de Múnich, lanzó un ataque directo contra los líderes europeos, acusándolos de censurar la libertad de expresión, algo en lo que tiene toda la razón del mundo pero que no era el momento de decir. Sus palabras causaron sorpresa y malestar, marcando un contraste con la postura tradicional de los vicepresidentes estadounidenses en foros internacionales. Además, Vance ha extendido su retórica a otros “aliados” de Estados Unidos, como el primer ministro británico, Keir Starmer, sugiriendo que las regulaciones del Reino Unido afectan a las empresas tecnológicas estadounidenses. Esto ha generado un aumento en las tensiones transatlánticas.
El protagonismo de Vance ha despertado especulaciones sobre sus intenciones políticas. ¿Está actuando para posicionarse como el heredero del trumpismo en 2028? Aunque Trump ha evitado confirmar si lo ve como sucesor, el vicepresidente parece decidido a construir su imagen como un líder combativo. Según encuestas, un 40% de los votantes republicanos lo ve como un candidato viable para la presidencia en 2028. Se atribuye a Lenin la expresión de que, detrás de todo extremista, hay un oportunista; si esto fuera verdad, este sería uno de los pocos aciertos que podrían atribuirse al dictador soviético, y de paso un presagio de la sorpresa que puede llevarse el pueblo norteamericano si alguna vez Trump (Dios no lo quiera) es sustituido por su aliado y antaño enemigo. Recordemos lo que escribió Vance en 2016: “Oscilo entre pensar que Trump es un estúpido cínico como Nixon, que no sería tan malo (e incluso podría resultar útil), o que es el Hitler de Estados Unidos”[ii]. El convertirlo en su mano derecha por parte de Donald Trump es una trampa, seguramente inducida por el mismo sistema que el presidente norteamericano quiere reformar.
Cambio de última hora en la Postura de EE.UU.
La decisión de Trump de congelar la ayuda militar a Ucrania ha generado inquietud en Europa. Esta decisión ha llevado a los líderes europeos a aumentar su propia capacidad de defensa. Además, EE.UU. ha mostrado disposición a negociar con Rusia, incluyendo conversaciones sobre la eliminación de algunas sanciones.
Respuesta de la Uinión Europea y del Reino Unido
Durante la reciente visita de Zelensky al Reino Unido, se evidenció más que nunca el continuo apoyo británico al Régimen de Ucrania. Desde su recepción en Downing Street hasta los anuncios de ayuda financiera, el primer ministro Keir Starmer reafirmó el compromiso del Reino Unido de estar al lado de Ucrania «durante el tiempo que sea necesario». Se anunció un nuevo préstamo de 2,6 mil millones de libras esterlinas para la defensa ucraniana y un incremento significativo en el envío de armamento pesado, incluyendo tanques Challenger 2 y misiles Storm Shadow. Incluso se habló de enviar una suerte de cuerpo de paz británico a la zona, algo que solo serviría para extender la guerra a la misma Inglaterra. Parece que le ha llegado la hora de deshacerse de jóvenes sobrantes por la vía militar como ha hecho en tantas otras ocasiones.
Ante la incertidumbre sobre el papel de Estados Unidos, Europa ha acelerado su financiación en defensa. Francia propuso una tregua de un mes en los ataques aéreos. Starmer afirmó que «Europa debe hacer el grueso del trabajo» para lograr la paz, lo que refuerza la percepción de que el continente debe asumir un papel más activo en la resolución del conflicto. Sin embargo, esta declaración contrasta con las acciones del Reino Unido, que continúan apostando por el envío de armas.
La UE ha ampliado significativamente las sanciones contra Rusia, incluyendo medidas dirigidas a más de 1.500 individuos y entidades clave. Hasta la fecha, las sanciones han afectado a más de 300 empresas rusas y han congelado activos por un valor estimado de 200.000 millones de euros.
A pesar de las tensiones, la UE continúa proporcionando apoyo humanitario y militar a Ucrania. En 2024, se destinaron más de 10.000 millones de euros en ayuda humanitaria y material militar. También se mantiene el compromiso de ayudar a los refugiados, con más de 8 millones de desplazados en Ucrania y otros 4 millones buscando asilo en países europeos.
El 4 de marzo de 2025, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó en Bruselas el Plan ReArm Europe, una estrategia para fortalecer la defensa europea en un contexto de creciente inestabilidad. En su discurso, subrayó la urgencia de que Europa asuma mayor responsabilidad en su propia seguridad y actúe con rapidez y determinación. Para ello, propuso un plan basado en cinco pilares clave: liberar financiación pública mediante la flexibilización del Pacto de Estabilidad, permitiendo un aumento del gasto en defensa de hasta 650.000 millones de euros en cuatro años; crear un nuevo instrumento de préstamos por 150.000 millones de euros para fomentar la cooperación en áreas estratégicas como defensa aérea, artillería y ciberseguridad; destinar más recursos del presupuesto de la UE para incentivar a los Estados miembros a reforzar sus capacidades militares; movilizar capital privado a través del Banco Europeo de Inversiones; y fortalecer la colaboración con la OTAN para consolidar un frente común en materia de seguridad. Von der Leyen concluyó su mensaje con un llamado a la unidad y la acción conjunta, destacando que el plan podría movilizar hasta 800.000 millones de euros para garantizar, segun ella, una Europa más segura y resiliente en el actual escenario global[iii]. Tengamos cuidado no sea esta la cerilla que enciende la mecha de una guerra en todo el viejo mundo.
Mientras suenan los tambores de guerra en occidente en el oriente los combates son intensos, sobre todo en la región de Donbás, especialmente en Avdiivka y Bakhmut. Las fuerzas rusas continúan presionando en el este, intentando avanzar y consolidar posiciones. Las fuerzas ucranianas resisten, pero enfrentan dificultades significativas debido a la escasez de municiones y equipamiento.
Para resumir
La situación en Ucrania sigue siendo fluida y compleja, marcada por un alto grado de incertidumbre. La UE ha decidido reforzar su autonomía en seguridad, mientras que EE.UU. busca un enfoque más pragmático hacia Rusia. El discurso de von der Leyen y el plan ReArm Europe marcan un punto de inflexión en la política de defensa europea. Sin embargo, la creciente inversión en armamento y la falta de iniciativas de paz sugieren que la confrontación militar sigue siendo la opción preferida, en contraste con la postura más conciliadora de la Casa Blanca. La paz, como ha enfatizado Trump, debe ser una prioridad, aunque el camino hacia ella requiera un cambio de paradigma en la estrategia europea y estadounidense. En resumen, Estados Unidos tiene un as en la manga: la garantía que necesitaría Rusia para dejar de guerrear en Ucrania y, con ello, dejar de que los medios europeos asusten a sus lectores: la de asegurar que Ucrania nunca entrará en la OTAN, una carta que se puede echar a perder si, siguiendo sus intereses nacionales, el gobierno norteamericano se retira de la organización militar.
Carlos M. Estefanía Aulet es disidente cubano radicado en Suecia.
Referencias:
[i] Por qué el vicepresidente JD Vance lideró los ataques contra Zelensky en la Casa Blanca – BBC News Mundo
[ii] J.D. Vance: de crítico de Trump a su número dos en la Casa Blanca
[iii] Declaración de prensa de la presidenta von der Leyen sobre el paquete de defensa
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