Por Lucimey Lima Pérez.
Los ritmos circadianos (cambios diarios en múltiples funciones fisiológicas) tienen una alta repercusión en el estado de ánimo y en la conducta. Un estudio de más de veinte años señaló que jóvenes universitarios que iban a dormir alrededor de las 11 pm, a las 7 am tenían un contaje de células blancas, leucocitos, en su circulación en el rango normal. Otro grupo, los llamados noctámbulos, presentaron disminuciones en el número de estas células defensoras. Fue contundente para la época y llamó la atención a algunos porque, aunque pareciera trivial, las consecuencias no serían muy buenas. Lo mínimo gripes repetidas y malestares crecientes.
Luego han existido muchos trabajos que relacionan las situaciones estresantes agudas con disminución de la respuesta inmunológica y susceptibilidad a infecciones. Sin embargo, cuando se enfrentan estresores a largo plazo, el organismo reacciona de otra manera, se ataca a sí mismo, no bajan las defensas, pero aumentan las autoagresiones biológicas. Las repercusiones incluyen cáncer, enfermedades autoinmunes de variadas índoles y gran deterioro.
El eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenales funciona adecuadamente en condiciones de equilibrio en conjunto con varios otros sistemas, como es el serotonérgico. Esto es, el cerebro pensante manda señales al sistema hormonal central, como la hipófisis y a la periferia. Si existe equilibrio entre las funciones cognitivas, afectivas y conductuales, la gran plasticidad individual, que nos hace fuertes ante nuestras debilidades, es la vencedora. Pero no siempre sucede, por tanto, estar alerta y dispuestos al cambio es el centro del bienestar.
En un trabajo realizado en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, golpeado en estos insólitos tiempos, estudiamos la relación entre cortisol (hormona producida por las suprarrenales, y con negativo papel central en la depresión), también los niveles de proliferación linfocitaria antes y después del tratamiento con un antidepresivo. Hubo diferencias estadísticamente significativas entre controles y tratados. Los linfocitos se calmaron ante los enfoques psico- y farmacológicos.
Transmito enfáticamente los hechos y realidades. Sugiero con fuerza, que el tratamiento es realmente necesario. Por un buen vivir en un mundo convulsionado…
Lucimey Lima Pérez. Psiquiatra, Psicoterapeuta, Neurocientífico. Investigador Titular Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Clínico en Salud Mental, Circular Head, Smithton, Tasmania, Australia.
Gracias por sus consejos para una buena salud mental.