Sociedad

Homosexualidad y feminismo: explota globo del Sínodo

Por Dámaso Barraza.

Si has estado en Roma entre el 31 de marzo y el 4 de abril, y has pasado por el Vaticano, seguramente habrás sentido las vibraciones del hervidero de la esperada Asamblea Sinodal nacional italiana. Esta asamblea, concebida como un momento crucial para definir el futuro de la Iglesia en el país, ha concluido su última sesión sin lograr un acuerdo sobre el documento final de propuestas. El periódico Avvenire, órgano oficial de la Conferencia de Obispos Italianos[1], ha reseñado los vientos que han soplado dentro del Vaticano. La necesidad de más tiempo para «formular propuestas concretas capaces de cambiar el rostro de la Iglesia» ha llevado a los delegados a postergar la votación del texto hasta el próximo 25 de octubre, según se desprende de las declaraciones y decisiones tomadas durante y después del encuentro. Este aplazamiento, lejos de ser una mera formalidad, revela las complejidades y la profundidad del debate interno, así como la firme intención de la jerarquía eclesiástica de incorporar genuinamente el sentir del «pueblo de Dios».

Sin embargo, tras esta lectura optimista subyace un reconocimiento implícito de las tensiones y la diversidad de opiniones que han impedido alcanzar un consenso en los plazos iniciales. La contundente votación (835 votos a favor de 854) para remitir el borrador de las proposiciones – titulado significativamente «Perché la gioia sia piena» – a la presidencia del Comité nacional del Cammino sinodale para su reelaboración, evidencia que el texto original no satisfizo las expectativas de una amplia mayoría.

El vicepresidente de la Conferencia de Obispos Italiana, Erio Castellucci, fue aún más explícito al señalar que el texto propuesto «de hecho se ha mostrado inadecuado». La ingente cantidad de enmiendas presentadas por los 28 grupos de trabajo durante la asamblea requirió, en su opinión, «una reconsideración global del texto y no solo la modificación de ciertas partes». Esta admisión de insuficiencia, lejos de ser un revés, se presenta como un ejercicio de humildad y escucha, donde la jerarquía reconoce la necesidad de un diálogo profundo con las bases.

Todo esto significa que el impulso reformador impreso por el Papa Francisco a la Iglesia universal parece encontrar un obstáculo inesperado y significativo precisamente en el corazón de Italia[2]. La Asamblea Sinodal nacional, llamada a sancionar con un voto los contenidos de las Proposiciones fruto de un recorrido trienal de escucha y reflexión, se ha encallado frente a divergencias profundas sobre los temas más sensibles y urgentes que atraviesan la comunidad eclesial contemporánea. Las Proposiciones, que deberían haber representado una síntesis del «sentir» del pueblo de Dios surgido del sínodo iniciado en 2021, se han topado con la dura realidad de una Iglesia aún profundamente dividida. Los nudos cruciales, como admite el propio Castellucci, residen en el «acompañamiento de las personas en situaciones afectivas particulares» – un eufemismo que oculta las añejas cuestiones ligadas a la acogida de las personas LGBTQ+, de los divorciados vueltos a casar y de las nuevas formas familiares – y en la «responsabilidad eclesial y pastoral de las mujeres», un tema que desde hace tiempo anima debates encendidos sobre la paridad de género y el papel femenino dentro de las instituciones eclesiásticas.

Dámaso Barraza es opositor cubano exiliado en Suecia.

Notas

[1] Guerrieri, A. (2025, April 3). Serve più tempo per dare forza al cambiamento: il Sinodo italiano continua. Avvenire.it. https://www.avvenire.it/chiesa/pagine/assemblea-sinodale-e-cei-rinviate

[2] Spuntoni, N. (2025, April 3). Scontro su gay e donne, salta la votazione al Sinodo della Cei: cosa è successo. il Giornale. https://www.ilgiornale.it/news/vaticano/testo-inadeguato-salta-votazione-allassemblea-sinodale-2460993.html

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